miércoles, 27 de julio de 2016

15. You Won't See Me

1966

Por fin habíamos llegado al apartamento. Por alguna extraña razón Daniel tomaba la cintura de Audrey... aunque bueno, no era tan extraña la razón. Después de sufrir un ataque de asco, fui al baño para lavar mis dientes y mirar ante el espejo el espantoso maquillaje corrido bajo mis ojos.

Suspiré tratando de no sentir lástima por mí, aunque sonara muy deprimente. Luego me dirigí a mi cuarto sin ánimo, pensaba en tocar mi cama y dormir hasta soñar con Alain Delon.

—¿Dormirás? — preguntó Daniel mientras abría la puerta.
—Sí, creo que ya es hora. ¿Y Audrey?
—Está en el baño, cepillando sus dientes — me acerqué a él y suspiré —¿Sucede algo? — se recargó en el marco de la puerta mientras me veía.
—Pues...
—Vamos, no inventes algo rápido, sé directa como siempre.
—Me asusta que me conozcas tan bien — bajé la mirada —Pues... la verdad es que... la pasé mal hoy.
—¿Y eso?
—No sé, no me sentí muy cómoda las últimas horas en el pub.
—¿Se puede saber por qué?

Logré pensar dos veces antes de hablar. No quería delatar nada... así que decidí mentir rápido, algo que se me daba bien... solo a veces.

—No me hagas caso, estoy loca.
—Acepto que estás loca, pero es imposible que no te haga caso, y lo sabes.
—Es que... no tengo mucha confianza con los chicos todavía, y quise estar con ustedes — mentí — Por otra parte, me alegra que te estés entendiendo bien con Audrey.
—Y a mí, pero creo que tu amigo la miraba de más.
—¿McCartney?
—El mismo.
—También noté eso.
—Fue incómodo, al menos para mí... ¿y para ti?
lo miré sorprendida —Para mí no. Debes saber que Paul es un Don Juan, así que protege a tu chica — bromeé sin más.
—O a mi hermana pequeña — tomó mi mano.
sonreí —Por mí no te preocupes Daniel, que no corro peligro estando cerca de él.
—No culpo a nadie entonces... aunque sí noté cómo George te miraba.
—No bromees conmigo.
—En serio Sue, a pesar de la oscuridad pude notarlo.
hundí los hombros y lo abracé —Estás delirando, mejor descansa... nos vemos en unas horas.
—Descansa linda.
—Y oye... — me separé —... nada de meterse en el cuarto de la chica, eh.
—No no, ahora quiero comenzar bien.
—¿Por primera vez en tu vida?
rió —Tonta.
—Sueña conmigo.
—No gracias, no quiero tener pesadillas esta noche.

Reímos, me despedí de Audrey con la mano para después cerrar la puerta... en ese momento, hasta yo pude notar el cambio radical de mi semblante.

Me desmaquillé, cambié mi ropa, y tomé mi diario para por fin tumbarme en mi cama.


...


Abril.

"... Pero gracias a esta noche, pude darme cuenta de algo y llegar a una conclusión: Miles es una nueva opción en mi vida.

Posdata: 
¿Paul McCartney el Beatle tierno?... qué apodo tan más estúpidamente falso"


...


—Buenos días, bello durmiente.
—¡AAAAH! — el chico revolvió las sábanas —¡Eppy, qué carajo!
—Te doy diez minutos, o mejor quince... te ves algo mal.
—¿Quién te dejó pasar?
—Te espero en el auto — caminó hacia la puerta —¡Quince minutos!

Después de que el mánager saliera, Paul se dispuso a golpear su frente tratando de sentirse mejor. Ayer había tomado un poco de más, y ahora mismo lo lamentaba. Luego de que tomara su toalla, fue rápidamente a la ducha.

Pasando un poco más de los quince minutos, Brian tocaba el claxon desesperado afuera de Cavendish. Calmando su paciencia, llegaron en poco tiempo a Abbey Road.

—Hasta que llegas Brian.
—Paul tiene una rutina de belleza, al parecer, muy tardada.
—Joder McCartney, eres más mujer que Mimi.
—Sí disculpen, pero pudieron avisarme con tiempo — remarcó las últimas palabras.
—Te llamé ayer por la noche pero como siempre: "el señor McCartney no se encuentra... ¿gusta dejarle algún recado?".
—Pudiste haber dicho que hoy había junta.
—¡Pude pero no lo hice!
—¿Y cómo supiste tú? — miró a George —Si ayer estabas conmigo.
—Una palabra: Pattie.
—Uyyy perdón porque Jane no está conmigo siempre. En fin, ¿grabamos de una vez?


...


Toqué la puerta dos veces para luego frotar mis manos debido al frío.

—¡Susanne, hola!
—Hola señora McCartney.
—Dime Angie por favor — sonrió —Llegas a tiempo, pasa pasa... al parecer te estás congelando.
se hizo a un lado para que pasara —Un poco sí, gracias... ¡Hola Ruth!
—¡Holaaa! — contestó con su voz aguda pero alegre, era una niña muy risueña.
—Buenas tardes Susanne.
—Qué tal señor McCartney — ladeé el labio por mi saludo tan repentino, pero es que a veces odiaba tanta cortesía.
sonrió —Qué bueno que llegas, así podemos salir con minutos extra.
—Pues bueno, las dejamos.
—Está bien.
—Paul llegará en una hora.
—... Bu-bueno... entonces, yo le espero.

Después de despedirse de Ruth, salieron vestidos de unos abrigos muy gruesos dejándome sola con la pequeña que al momento me pidió que jugara con ella.


...


La estrategia de Brian era juntarnos los fines de semana en los estudios para que lleváramos el nuevo disco como el grupo que éramos ya que últimamente nos encontrábamos un poco separados.

—Suena bien, me agrada...
—Gracias Bri.
—¿Qué hora es? — pregunté a Ringo susurrando.
—Las... 06:38pm.
—Oh... — me levanté, provocando que todos me observaran —Debo irme.
—Está bien, es todo por hoy entonces — dijo Brian.
—Yo puedo seguir trabajando si quieres...
—No George, el caso es que estén todos.
—Aunque cada quien esté en su mundo... — agregó John —Prometo trabajar más seguido, pero igual debo irme... muero de hambre.

Todos nos levantamos y comenzamos a ponernos nuestros abrigos.

George se acercó a mí —¿Amaneciste bien?
—No del todo, ahora mismo estoy lidiando con una jaqueca.
—No eres el único.
—Ayer estuvo divertido.
—Un poco... noté a nuestra invitada algo incómoda.
—¿A Susanne?
—Ella.
—Ah... puede ser.
—No te agrada, ¿cierto?
—No no, ¿por qué dices eso?
—Se vio lo contrario.
—Juro que no recuerdo con claridad todo, solo algunas cosas, ¿pero hice algo mal?
—Pues... en algunas cosas.
me quedé pensando —Joder, ¿en serio?... ¿quedé tan mal tanto como para disculparme?
—Seguro, si quieres dejar tu identidad en alto.
—Carajo... ¡Carajo, Susanne!
—¿Susanne?
—¿Hoy es sábado verdad?
—Sí.
—Debo ir a Liverpool. ¡Maldita sea, se me había olvidado!
—¿Está ella allá?
—Sí... averiguaré qué hice mal entonces. Nos vemos después...

Arreglé el cuello de mi abrigo rápidamente y despidiéndome de todos, corrí hacia la salida.


...


Miré el reloj, ya había pasado más de una hora desde que los padres de Ruth se marcharon. Ahora me encontraba viendo caricaturas con Ruth, ella sentada en la alfombra y yo en el sofá... era entretenido de alguna forma, y no había nada más que hacer.

Pensaba aparte en cómo me comportaría ante Paul cuando se encontrara aquí, quizá solo lo saludaba y me retiraba sin más... puesto que ya había llegado; algo sí tenía claro, quería comportarme con educación, y por más que quisiera olvidar lo sucedido la noche anterior, no podría.

Entonces, el timbre sonó. Ruth ni siquiera despegó la mirada del televisor, y yo suspiré tratando de componer mi respiración, pero me fue inútil. Me levanté y caminé hacia la puerta, aclaré mi voz para poder abrir por último.

—Hola Susanne.
—Hola.
—No preguntaste quién era... — pasó y cerré la puerta —Eso puede ser peligroso.
—Miré tu auto desde la ventana — mentí.
—Ya veo... — se colocó frente al televisor —Hola princesa.
—...
—¿Ruth estás ahí?
—Hola Paul — dijo, por fin poniéndole atención... aunque no por mucho tiempo.
—Bueno, hice mi intento — caminó hasta el sofá mientras se quitaba su abrigo —¿Sucede algo Susanne?
—No... nada.
—Toma asiento entonces — palmeó el lugar de al lado.
—¿Sabes? — miré el reloj —Debo irme.
—¿Tan rápido? — asentí —¿Por qué?
—No conseguiré tren.
—Ah ya... y te urge llegar a Londres porque tienes una cita.
—¿De qué hablas?
—De tu chico universitario.

Bufé y caminé hasta la cocina, tratando de matar el tiempo ahí miré un pequeño recado pegado en el refrigerador que no había notado antes:

"-Nada de dulces después de las 7:00pm para Ruth.
-Hay té en la estufa, solo hay que calentarlo.
-Si se te ofrece comer algo, puedes prepararlo sin problema"

Acerqué unos fósforos que vi hasta la estufa y me enfoqué en calentar el té sin despegar la mirada de la tetera.

—Con dos de azúcar por favor.

Volteé, era él de nuevo... ahora jalando una silla para poder sentarse.

—¿Algo más?
—Uhm no, así está bien.
—Por si no lo recuerdas, soy niñera de Ruth.
—Pensé que podrías ser educada y me servirías a mí también.
—Lo soy... solo a veces.
—Espero que esta vez sea una de esas veces.

Suspiré mientras secaba dos tazas del lavaplatos, coloqué una para Paul y otra me quedé sosteniéndola.

—¿No te sentarás?
—Aquí estoy bien...
—¿Y Ruth?
—Ya cenó.

Saqué la tetera antes del ruido insoportable por el cual es conocida. Serví en las dos tazas sin decir nada, y coloqué exactamente dos de azúcar a su té.

—Oh gracias, qué amable... — asentí —Oye... ¿te pasa algo?
—No.
—Bien... bien bien, iré al grano: ¿estás enojada conmigo?
—... No... — musité.

Me sentí muy patética en ese momento. ¿Realmente estaba enojada con él?, me pregunté... pues no tenía razón para estar enojada, y menos con él.

—No — repetí, decidida.
—¿Así es como eres?
—A veces.
—Ya veo... — bajó la mirada.

Decidí relajarme, y miré a Paul.

—Lo siento, ni siquiera yo me entiendo... — tomé asiento, por fin —No sé qué me sucede.
—No te preocupes. La verdad es que sí, seguramente no estás enojada pero sí disgustada... — me miró —Sé que ayer me dejé llevar por las bebidas realmente, y recuerdo haber hecho comentarios estúpidos... espero que, sepas que no soy un tipo que se toma la libertad tan fácil. Solo quiero pedirte una disculpa.
sonreí —La acepto, pero quizá no era necesario. Los dos comenzamos a llevarnos de esa manera, supongo que fue la confianza.
—Me agrada saber que me tienes confianza.
—No no... no es la confianza de contarte mi vida entera eh.
—Ah claro — rió —Pero supongo que ya somos amigos.
—Solo si tú me consideras una amiga.
—Claro que sí Gretchen.
—Ah, y oye... dime Susanne.
—Claro que sí Gretchen — repitió, tomando un sorbo de su té —Haz aceptado ser mi amiga, lo siento.
—Me lo he ganado.
—Así es... Gretchen.

Reí con él.


...




Después de acostar a Ruth, regresé al living con McCartney que en ese mismo instante se encontraba hablando por teléfono... una plática que me desconcertó por completo. Comencé a recoger los juguetes, simulando que no prestaba atención.

—... Claro cariño... Muy bien, ha quedado agotada... Sí claro... Te amo, nos vemos en la mañana.

Escuché que colgaba el teléfono.

—Lo siento.
—¿Qué? — pregunté sin mirarlo.
—Ah... es que estaba hablando.
—¿Y por eso lo sientes? Creo que se te da mucho eso de disculparte.
—No eres la única que no se autocomprende.
reí —Alguien de la farándula que no se comprende, qué novedad — dije sarcástica.
—Supongo que somos los menos incomprendidos.
—Lo sé, y es extraño.
—No, no lo es. Somos personas normales, con una vida normal.
—Disculpa, pero bañarse en millones no es ser una persona normal.
—... Touché.

Me levanté, sacudí un poco mi pantalón y lo miré.

—Mucha plática por hoy, pero es hora de irme.
—Mejor quédate, no hemos platicado lo suficiente.
—Uhm, no — reí.
—No es broma.
—Paul... yo... no...
—Hubiera llegado tarde de nuevo.
—Llegaste tarde.
—Pues más tarde.
—No lo hagas a propósito, no sabes la necesidad que tengo de ver doctor who con mi compañero de apartamento.
—Puedes verlo conmigo.
—No, no es igual.
—¿Qué tiene de especial verlo con tu compañero de cuarto? Uhm, déjame pensar... creo que ya sé.
—Espera no no no, no pienses mal... no es eso.
—¿Segura?
—Muy segura.
—Si tú lo dices Gretchen — encendió la televisión —Te propongo algo: si tú te quedas, yo te llevo mañana mismo a Londres.
—Con eso no gano absolutamente nada.
—Yo sé pero anda, piénsalo dos segundos... ¿ya?
—¡Paul! — cubrí mi boca.
—Sigue gritando, así despertarás a Ruth y seguro no podrás irte.
—Ah... dame una razón por la que debería quedarme.
—Te seré sincero: me da terror estar aquí solo. Es que... no sé, te contaría pero no quisiera asustarte.
—Puedo lidiar con ello.
—Bien, aquí asustan sí. En la segunda guerra mundial un chico se suicidó porque pensó que lo llevarían, justo en el cuarto de huéspedes — señaló el pasillo con su índice.
—Oh, ya veo... pero, ¿por qué no mejor tratas de inventar otra historia? Y que esta vez sea más creíble.
—Ah... no me crees. ¿Por qué crees que es el cuarto de huéspedes?, nadie quiere tomarlo... piensa un poco Gretchen.
entrecerré los ojos —Quisiera creerte.
—Como quieras...
—¿Por qué tu padre decidió estar aquí entonces?
—Es agradable la ubicación, aparte que cuenta con un gran jardín y la casa en sí tenía buen precio.
—Uhm... — comencé a buscar algo en mi bolso —¿Sabes? Qué bueno que eres Beatle porque si fueras contador de historias, morirías de hambre — saqué mi cepillo de dientes.
rió —¿Te quedarás?
—Me convenciste, y no sé por qué — comencé a caminar —Ah, y cuando regrese quisiera un lugar en el sofá... ya casi comienza la serie.


...


Después de que terminara el capítulo, comenzó una secuencia de terror de Alfred Hitchcock, que quedaba muy bien con la noche. Al terminar, escuché que Susanne bostezó.

—No me digas que ya tienes sueño.
—Un poco — musitó —Son las 12:42am.
—Ve a dormir... al cuarto de huéspedes.
—Ajá, bien — se levantó —Bien bien... voy para el cuarto de huéspedes. Nos vemos... — se quedó parada unos segundos.
—Adiós.
—Sí, adiós — seguía inmóvil.
—¿Sucede algo?
—¿Eh?, no... no nada.
—Bueno, que descanses.
—Igualmente. Y... ¿qué harás tú?
hundí los hombros —Ver televisión.
suspiró —Está bien. Y... ¿solo eso?
—Susanne, adivino: tienes miedo.
—¿Qué es miedo?
—Ajá, es eso.
—Es que... esto es tu culpa.
—¿Quieres que te acompañe?
—... Vamos.

Nos dirigimos al cuarto, encendí la lámpara y cerré las cortinas mientras ella destendía la cama y bajaba el cierre de sus botas.

—¿Cierro?
—No te preocupes, yo cierro.
me recargué en el marco de la puerta —Ten una bonita noche.
—Paul.
—¿Dime?
—Creo que... comienzo a creerte.
—Aaaah ¿lo ves?, pero no te preocupes porque era mentira.
relajó su expresión —¿Ah si?
—Sí.
—... Ya lo sabía, pero quiero que sepas algo: te detesto McCartney.
—Uuuy, supongo que eso está mal... bueno, entonces no era mentira.
—Ajá sí claro.
—¿Tienes miedo?
—¡No! — grité en un susurro —Ya, nos vemos...
—Si tienes miedo, estaré en la habitación de al lado... — señalé.
—¿Y qué hago?, ¿llamarte?
—Puedes... no sé... dormir ahí.
—¿Contigo? — rió irónica —No gracias.

Cerró la puerta en mi cara, provocando que sonriera por alguna razón no coherente.





...



Hola, después de un siglo.

Si alguien lee esto (y gracias Karen por comentar ~), pienso en adelantar un poco aunque blogger esté completamente desierto y en fin...

De cualquier manera, he tenido tiempo y de la nada me llegó poca inspiración así que aproveche al máximo;
así que, que siga la Susanne historia hasta el momento.

Que estén bien,
besos.

<3 <3


...

5 comentarios:

  1. Hola, Soy Maru. Pensarás que no es muy común que aparezca mis comentarios en tus entradas pero ahora que me he metido a blogger para ver quién de las escritoras de los Beatles se ha animado a escribir sepa de que tú fuiste Salma. Me gustó, la trama se desarrolla muy bien al tener ratos de convivencia con el Paul, me gusta. Es una buena explicación porque pienso que Susanne terminará amando el trabajo de cuidar a la pequeña Ruth, y por buenos motivos...
    Me dio gusto pasarme por aquí con un nuevo capitulo. Que no se te agote la inspiración, me encantan tus diálogos. Besos.

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  2. ¡Salma! Aunque tarde, ya estoy por acá. Me pone tan feliz poder leerte, tus historias siempre me han encantado. Tu forma de narrar es muy sutil y elegante... Seguro ya te lo han dicho.

    Bueno, al capítulo. Me encantó, y como dicen arriba, me gustan mucho esos ratos de convivencia con Paul. Susanne es una chica explosiva, I feel it, jajaja. Me da que a Paul y a George les va a provocar más de un dolor de jaqueca, jaja. ¡Oh! ¿Y ya te dije que me encanta Daniel? Ídoloooooo.

    Bueno Sal, no sé si tengo mucho más que decir. La próxima vez que publiques espero leer pronto, no dos meses después. Siempre vengo con retardo XD. Es muy lindo volver a Blogger aunque sea un rato.

    Nada, que me pongo sentimental. ¡Un abrazo y hablamos! <3

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  3. Hola, socia. Hace cinco semanas me aparece que subiste un nuevo avance de la historia de Susanne, sí que ya tardé en leerlo pero sabrás que me pones muy de buenas cada que termino de leerte. No recuerdo que hayan estado tan tomados la noche anterior pero Paul siempre un caballero se disculpó :3 Oye... no sé si de igual manera pienses lo mismo pero Paul no se moriría de hambre si fuera un escritor de novelas y más si creara historias de terror :D. Qué risa lo que creyó Susanne de Paul acerca del cuarto de huéspedes...de pronto le entro el miedo :"D
    En fin, Paul sí que le busca como convencer a la Gretchen de que se quede, y más le va encontrar cuando los dos se animen a lo que tú ya sabes 7u7 si es que no voy tan rápido para que la escena llegue XD
    Creo que me entiendes no, Salama jajaja

    Me encanta, simple quiero un chico con la actitud de Paul.


    Muchos besos mi querida socia!! Y cuidate mucho <3
    Recuerda que eres MUY CREATIVA para buscarle a los diálogos un buen sabor de boca, Salma eres INCREÍBLE ESCRITORA (y claro mejor que el propio Paul inventando sus historias de terror)
    Dale de mi parte un beso de buenas noches a George (que...¿sí miraba mucho a Sue según Daniel? eso me queda la duda, así que escribe!!)
    Besos y buenas noches también para tí, socia mía.
    P.D: He subido capítulo por si las moscas quieras echarle un ojo :)

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    1. Ay, leo mi comentario y veo que no escribí bien al principio Salma, una disculpa por mi error extrañamente estúpido, es que se me fue una "a"

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    2. Ay, leo mi comentario y veo que no escribí bien al principio Salma, una disculpa por mi error extrañamente estúpido, es que se me fue una "a"

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