domingo, 20 de diciembre de 2015

11. I'm Happy Just to Dance with You

2013

—¿Cómo te fue?
—Muy bien, el aire de escocés me hacía falta.
—Ya veo, luces mejor.
—¿Lo ves? Lo necesitaba, y si no fuera porque ensayaré con Ringo para aquella presentación, seguro me quedo otras semanas.
—Está bien, todo sea para que estés bien. ¿No olvidas algo?
—No... nada. Es mejor irnos de una vez, no quiero dejar esperando al tío Ringo.

Cerré la puerta de la vieja cabaña, dejando los escritos de Susanne encerrados por un largo tiempo...


1966


—Every time you kiss me i’m still not certain that you love me...

Danny, desde su habitación, repasó su rostro con sus manos un par de veces. Era todo, estaba cansado de la voz chillona de Susanne, y de esa jodida canción en voz de Elvis que es asquerosamente romántica.

—Suspicion... torments my heart! Suspicion... keeps us apart! Suspicion... why... ¡¿QUÉ?!

Volteó donde se encontraba el tocadiscos aún sosteniendo la escoba en su mano. Pensaba que el disco había tenido una falla o algo así, pero no... solo era Daniel, un Daniel harto con sonrisa maliciosa.

—Cállate cariño.
—¿Qué? ¿Por qué? — soltó la escoba y caminó hacia él —¿Por qué lo hiciste?
tomó sus hombros —Por favor.
lo miró sorprendida, cambiando su gesto lentamente hasta aparentar que las lágrimas se apoderarían de ella —Pe... pe... pero es Presley.
—Presley o mi abuela, no me importa. Esa canción me desespera, y junto con tus gritos son una bomba mortal.

Lo volvió a mirar normalmente, como acostumbraba Susanne. Trataba de adivinar qué le sucedía a su amigo amargado. No lo había visto desde la noche anterior que lo dejó por ir con Lennon y Harrison, por lo tanto, no sabía qué había sido de él.

—¿La mujerzuela de ayer, no? — colocó una mano en su cadera —¿Carine?
—Carrie.
—Ah... como sea.
—Nah — mentía. Sabía cuando Daniel estaba mintiendo, y también sabía que no reconocería que una mujer lo trae mal —Nunca me han gustado las canciones románticas, es todo.
—Ajá, si. Bueno, estoy limpiando... — recogió la escoba —Y necesito canciones románticas o no románticas — y siguió barriendo.
—Ni siquiera sabes barrer, mírate — la chica lo ignoró —Tienes la escoba al revés.
—Ya sabía... — volteó la escoba.
—¿A qué se debe tanta felicidad, eh?
—¿Feliz, yo?
—Sí, tú. Estás haciendo algo que seguro jamás habías hecho en tu vida de princesa, y luego estás cantando canciones de amor... ¿Quién carajo se apoderó de mi Susanne?
bufó —Siempre canto, lo sabes.
—Pero no tan felizmente.
—Depende a quién escuche.
su amigo frunció el ceño, también sabía cuando Susanne mentía —Ah... —musitó sin estar convencido —Dime, ¿qué hiciste ayer cuando me dejaste solo y desamparado?

La chica siguió "barriendo" sin tomarle la palabra.

Danny quitó la escoba de sus manos para llamar su atención al instante —¿Eh?
—Fui con unos amigos.
—Amigos — tomó aire —¿George Harrison es tu amigo?
—Eso creo — le quitó la escoba y se dispuso a simular que barría, sólo para bajar la mirada y que no viera sus mejillas color carmín.
—Susanne, ¿qué te traes en manos?
—Una escoba, duuuuh — dejó de barrer para señalarla.
—No tonta. Me refiero a que, ¿cómo es que te frecuentas tanto con ellos?
—Casualidad... o destino — hundió los hombros —Yo qué sé.
sonrió de la nada —Claro Susanne Belle Gretchen, eres una genio.
—¿Ah si?
—Sí, ya veo lo que tramas — la chica frunció el ceño y musitó un "¿eh?" —No te hagas la que no sabes.
—Pues... no es que me esté haciendo "la que no sé" como dices... realmente no sé.
—Te estás acercando a ellos para tener empleo como dijiste, tu empleo soñado... ¿lo recuerdas?
—¿Ser la actriz acuchillada o picada por pájaros en una película de Hitchcock?
—Aparte.
pasó saliva y desvió la mirada, comenzaba a recordar —... Sí, me estoy acercando a ellos por eso.
—No te preocupes, comprendo que con esos Beatles será más fácil que las puertas estén abiertas para ti y bueno, al final podrás despegarte de esa poesía hecha "rock" para centrarte en lo grande — asintió sin decir nada —Jamás pensé que lo hicieras.
—¡Sorpresa! — levantó sus manos sin ánimo.
—Eres una atrevida — sonrió y guiñó un ojo —Puedes poner tu asquerosa música, me has alegrado el día de por sí.

La chica le devolvió la sonrisa y miró a Danny dirigirse a su cuarto de nuevo, ahora más feliz de lo que estaba cuando había llegado a quitar la aguja del tocadiscos. En cuanto desapareció, la sonrisa de su rostro hizo lo mismo.

Pensaba en ese plan absurdo, que por cierto, lo había olvidado por completo. Tal vez todo ese espectáculo de salir con los mismos Beatles la estaba distrayendo.

Sabía que necesitaba el empleo pero, vamos... no de esa manera. Aunque bueno, pensándolo bien no era tan absurdo, pero sí el hecho de colgarse de la fama de ellos, o de "utilizarlos". Y el hecho de que ahora eran amigos... y el hecho de que... le estaban simpatizando más de lo normal.


... días después...


—¿Asia?
—Sí, Asia... Tokio para ser exactos.
—Vamos George — John comenzó a darle pequeños golpes con su codo —Para ser la última gira, suena bien.
—Por mí no hay problema — afirmó Paul mientras dibujaba garabatos en una pequeña hoja recargada a su pierna.
—Ni por mí. Siempre he querido comer la comida de allá, estando allá.

Todos miraron a Ringo con cara de "¿qué?".

—Sólo... decía... — se hundió en el sofá.
—Pues Ringo, por fin harás tu sueño realidad.
—Sólo falta que George esté de acuerdo.

Ahora miraban a George como si la vida de todos dependiera de él... y es que así era.

—Bien... Vamos a Asia — todos gritaron y aplaudieron.
—Perfecto chicos, entonces arreglaré todo y en poco tiempo ya tendrán las fechas para prepararse.
—¿Es necesario comer comida asiática en Asia? — fulminó a Ringo con la mirada.
—Sí, así como comer papas a la francesa en Francia.
—O también hamburguesas en Hamburgo...
—¡Ya entendí! — George gruñó. No le agradaba del todo esa idea de salir del continente, al menos no de nuevo.
—Bien — John sonrió —Como todo ya está resulto... Los dejo chicos, debo ir con Cyn a una cena en un par de horas.
—¿Será cierto?
John miró a Eppy con ojos de asesino —Sí viejo, es cierto... esta vez lo es.
—Yo debo ir con Mo también — Ringo se reincorporó y soltó un suspiro —Nos vemos.

John esperó a Ringo para que pudieran irse juntos, cerraron la puerta y al instante, Brian miró a los chicos.

—¿Sucede algo Bri? — dijo Paul sin observarlo, al parecer había sentido su mirada.
—¿Ustedes no tienen planes?
—Uhm...
—Ehm... no que yo recuerde.
—¿Por qué preguntas?
—Atenderé a alguien en unos minutos, no es necesario que estén aquí.
—Uy, ¿ya tienes a alguien... especial? — Paul sonrió con gesto pervertido.
—No Paul.
—Pues ya que nos estás corriendo... — George se levantó de su lugar y luego, se estiró un poco —... ¿Quieres ir por un trago o algo?
—Claro lo que sea, todo con tal de no incomodar a la visita del jefe — el otro chico le guiñó un ojo a Brian e imitando a George, se colocó su abrigo.
—Entonces, nos vemos después.
—Nos vemos mañana.
—¡¿Mañana?!
—Sí.
—Eppy, es sábado.
—Yo no puedo.
—Mañana, he dicho.
bufaron —Ya qué.
—Si no vengo mañana... no es mi culpa.

Sin decir más, Paul caminó hacia la salida y abrió la puerta desanimado. Al instante en el que la abrió por completo, cambió su expresión al ver a una chica castaña con falda cuadriculada y labios rojos cruzada de piernas en el sofá próximo. La chica levantó la mirada por el ruido de la puerta.

—Listo, puede pasar.
—... Gracias.

Él sabía quién era ella claro, pudo reconocerla al instante... estaba algo distinta a lo de aquella noche.

—... Hey... — sonrió y la vio acercarse —Yo a ti te conozco.
—Qué gusto verte de nuevo, Lennon.
cambió su expresión —Eh...
—Es broma — rió.
volvió a sonreír —¿Qué haces por aquí?
cerrando un poco el ojo derecho, señaló a Brian —Me ha citado... — susurró.
—Oh... groovy...
—Paul — la voz de Brian interrumpió —¿Puedes dejarla pasar?

George asomó la cabeza por un pequeño espacio, mirando a la misma Susanne Gretchen.


...





Hacían ya cinco minutos desde que los chicos decidieron quedarse un pequeño momento más con alguna excusa.

—Bueno, ¿ya ha quedado todo claro?
—Sí... eso creemos — George miró a Paul asintiendo.

Susanne se encontraba en el sofá al lado de las dos sillas frente al escritorio de Brian, donde se encontraban los chicos sentados. Mantenía sus delicadas manos sobre su regazo y movía un poco la pierna derecha mientras observaba a todos lados como niña pequeña; de vez en cuando George y Paul la miraban de reojo siendo disimulados.

—... ¿Entonces mañana?
—Sí, por milésima vez: mañana — suspiró —¿Ya pueden irse?
—Brian, mañana debo ir a Liverpool.
—¿Aún no resuelves eso?
—Al parecer no.
—Paul, necesitan una niñera urgentemente. Con todo esto que vendrá, no tendrás ni siquiera tiempo para respirar.

Susanne miró hacia el escritorio indiscretamente, poniendo atención.

—¿Pero cómo sabré que no será una fanática que solo se aproveche de eso?
—Puedes contratar a una abuelita, ellas son fanáticas del charlestón, no de ustedes.
—Eh... — musitó Susanne y calló en cuanto obtuvo la atención de George y Paul.
—¿Iba a decir algo srita. Gretchen? — Brian preguntó.
miró a Paul encarnar una ceja y a George profundizar su mirada en ella —Eh... sí... bueno, disculpen que me meta en la conversación...
—No te preocupes Susy — dijo George para tranquilizarla, y ella sonrió.
—Bueno, yo no tengo nada que hacer ahora y, escuché que necesitan de una niñera o... ¿estoy bien?
—Estás bien, Gretchen — ahora habló Paul, remarcando su apellido... ella bajó la mirada.
—Pues... yo podría.
—¿En serio?
—Por supuesto.
—¿Tienes experiencia?
—He cuidado a unos cuantos... — mintió, algo nerviosa.
—Y no es nuestra fan — agregó George mirando a Paul y a Susy a la vez.
—¿Ah no srita. Gretchen?
—Rubber Soul es bueno, solo puedo decir eso.
—Perfecto — rió Eppy —Entonces... ¿Paul?

Paul la observó por último por unos segundos, y sonrió delicadamente... él tenía la última palabra.


...


—¡¿QUE HAS HECHO QUÉ?!
—Es solo por poco rato hasta su próximo concierto.
—Sue... — no dejaba de caminar de un lado a otro por toda la sala —Sue...
—Oh por favor, no es tan malo.
—Estás enganchada.
—¿Enganchada a qué?
—A esos beatles.
—¿Y no eso queríamos? — me justifiqué —Además, necesito dinero urgentemente.
paró —Te he dicho que por la comida, los servicios y mucho menos por el departamento te preocupes.
—No es éso, es un vestido que acabo de ver en la tienda rosa de Carnaby...
—¡Sue! — la interrumpió, callaron y tomó aire —Sue querida, ¿cuándo comienzas?
—Mañana mismo.
—¡¿EH?!
—Groovy, ¿no?

Cayó al sofá a mi lado y lo vi cerrar los ojos... por el gran silencio, se siguió escuchando la música de Chuck Berry que se reproducía en el tocadiscos.

—... Apóyame mejor ¿si?, estoy muy nerviosa... es mi primer trabajo.
—...
—Mira, ve el lado bueno: podremos comprar un buen whisky y no alcohol barato — reímos —Disculpa la decepción.
me miró —Te disculpo solo si bailas conmigo esta noche.

Sonreí y ofrecí mi mano.




...




¡Hola, chicas!

En serio que me ha asombrado cómo es que han llegado nuevas lectoras, y todo es gracias a Karen Arias {ahre, socia} y su bella recomendación... ¡muchísimas gracias! Ella ha hecho la portada en su fic, y le ha quedado re groovy ~ mil gracias Karen <3

Y bueno, he decidido retomar más seguido esta fic ya que me he quedado en el 2013, por eso le daré un... ¿salto? no sé cómo llamarlo, ya pronto leerán. Gracias y bienvenidas, si tienen fics, estaría cool que me lo dejaran para leer igual.

Espero que estén de lo mejor, las adoro mucho.

Besos.

<3 <3




domingo, 8 de noviembre de 2015

10. I'm Happy Just to Dance with You

1966

—Deja de tronarte los dedos... puedo escucharlo a pesar del ruido.
gruñí levemente —¿Te pasa algo?
—No nada... — tomó un sorbo de su vodka — ... sólo que tengo que estar contigo porque ni siquiera ha llegado Carrie.
—¿Carrie?
asintió —La razón por la cual estoy aquí.
—¿En serio? Uy, yo que pensaba que era por mí.
—Ja-ja-já — rió sarcástico — Vamos Sue, al menos bailemos.
—¿Bailar? ¿Yo? ... ¿contigo? — reí —Ni aunque fueras el último hombre en el mundo.
—Qué pesada eh — cruzó su pierna y desvió la mirada hacia el lugar —Uh... mira a esa rubia...

"¿Dónde estará Lennon?" pensé mientras volteaba a ver a otros lados que no fuera donde se encontraba esa rubia por la que ahora se derretía Danny.

—Hey — lo miré —¿Que nunca te han dicho que eres un mal educado? Límpiate, se te está cayendo la baba — aventé una servilleta hacia su regazo.
—Ni que fueras mi novia — la tomó y dejó en la mesa de nuevo.
—Pero soy una mujer.
—Ay Sue... para mí eres como un hombre.
golpeé su hombro mientras reía —Cállate.
—No es cierto amor, mis ojos son únicamente para ti — acarició mi mejilla y se acercó a mí lentamente hasta que me hice a un lado.
—Qué asco.
suspiró —Definitivamente eres una mujer... o te gustan las mujeres. Bueno, ese Paul McCartney tiene pinta de vieja así que...
—¿Qué tiene que ver Paul McCartney?
—No te hagas la inmutada mujer, sabes que hay algo ahí. Mis amigos me dijeron aquella noche de la fiesta que te fuiste con él.
—Platicamos un poco y ya, nada del otro mundo.
—Eso quiero creer.
—Danny, en primera: Paul McCartney ni me va, ni me viene... en pocas palabras: no me interesa. Y en segunda: te besaré si no te callas.
—Me callo... — encarnó una ceja y me observó algo coqueto —... ¿o mejor no...?
reí —Idiota.

Y gracias a aquella escena, comencé a recordar la primera y última vez que Danny y yo nos besamos.


***


Noviembre, 1965.

—Susanne Gretchen, déjame decirte que tus labios me encantan.

Esa noche Danny me invitó a su departamento y debido a la economía se dedicó a comprar alcohol barato... mucho MUCHO alcohol barato.

No sabía qué intenciones tenía conmigo ya que nos habíamos conocido un par de semanas atrás... pero esa noche nos conocimos mejor, tanto que supimos con el tiempo que lo mejor era ser amigos.

Y con conocernos mejor no me refiero a repasar la cama... sino que estábamos taaaaan ebrios que los secretos que cada uno tenía dentro, fueron revelados.

reí y lo vi sonreír —Sue, ¿tienes novio?
—Eh... estoy recordando... — chasqueé los dedos —Thomas.
—¿Thomas?
—Sí, Thomas.
—Pues ese Thomas es un maldito afortunado.
—¿Por qué lo dices?
—Porque puede besarte cuantas veces quiera.

Comenzó a enfocar la mirada en mis labios, la típica mirada que te dice "ya bésame", y fue acercándose lentamente...

—No siempre — musité.
—Pobre chico, lo haces sufrir tanto como a mí.

En cuanto terminó de hablar, hice el resto. Me acerqué más a él hasta juntar nuestros labios y en menos de dos minutos, nos separamos.

—Gracias — me guiñó un ojo.

Entonces por ninguna razón comenzamos a reír como si no hubiera mañana... como unos buenos ebrios.


***


Un escalofrío pasó por todo mi cuerpo al recordar esa pequeña parte de mi oscuro pasado. En eso miré a Danny recordando cómo besaba, y me odié por hacerlo...

Veamos... es que no besaba tan mal... a decir verdad, nada mal pero...

—Sé que soy hermoso pero, no te me quedes mirando —interrumpió mis pensamientos.
—... ¿Te molesta? — calé mi cigarro.
—Si no fueras Susanne, no — reí —¿Por qué quisiste acompañarme? ¿No te sentías muy mal?
—Bueno, quería ver con qué mujer te revuelcas esta noche.
rió —Qué tonta eres.
—Mira quién habla, "don inteligencia".
—Más inteligente que tú, sí.
—... ¿Sabes Danny? — musitó un "¿hm?" —... Pienso ayudarte con el departamento, déjame pagar la renta.
—¿Renta? Ese departamento es mío, ¿olvidas que soy rico?
—También olvidaba que eras un soberbio.
comenzó a reír —Bien, no soy rico.
—Pero sí un soberbio.
—Bien... — quitó el cigarro de mis labios y comenzó a fumarlo como si fuera suyo.
—Si claro, tómalo.
—Gracias primor, te lo compensaré.
—Hola señorita...

Danny y yo observamos al hombre que había hablado. Se encontraba justo enfrente de mí, tenía la vista baja, y llevaba un sombrero. "¿Un sombrero en un pub? Qué original" pensé.

—... ¿Le gustaría bailar?
—No gracias — el hombre alzó la mirada y por debajo de su sombrero guiñó un ojo, así que comencé a reír.
—Oh vamos... — tomó mi mano — Por favor.
—¿Acaso eres sordo? Te ha dicho que no — contestó Danny, un poco molesto.
—Tranquilo señorito, su chica ha cambiado de opinión — me levanté del asiento —Así que se la robaré unos minutos.
—¿Susanne? — Danny me miró.
—Está bien... — sonreí mientras me alejaba con John —¡Nos vemos después!


...




—Joder Susy, tu novio casi me agarra a golpes.
—¿Mi novio? — reí —Jamás.
—O lo que sea ese tipo que quería besarte.
—Así nos llevamos... nunca lo besaría — "no de nuevo", pensé —¿Ya me habías visto?
—Sí, pero quería ver qué hacías con tu novio.

Los dos subíamos las escaleras, yo por delante de John gracias a toda la gente que se encontraba en el atascado lugar. Por lo que veo, los segundos pisos... o hasta terceros, eran más exclusivos.

—¿Y tu amigo?
—Por ahí — señaló con los ojos. Al parecer, habíamos llegado.

Era difícil no reconocerlo aunque estuviera a kilómetros. Miré a George de perfil que a su vez miraba a otro lugar calando su cigarro lentamente. Sonreí al verlo, y en eso... terminamos por acercarnos a la mesa con sofás muy coloridos.

—Susanne — sonrió —Qué sorpresa.
sonreí de vuelta —Hola.
—Vamos, toma asiento.
—Gracias... — me senté al lado de él.
—La chica inteligente no sabía quién era yo, y su "amigo"... — hizo comillas con los dedos mientras tomaba lugar frente a nosotros —... se puso celoso.
George comenzó a reír —Su amigo ah.
—Es mi amigo, sólo que John no lo cree.
—Los amigos de ahora, que por cierto viven juntos — me señaló —Son más que amigos. Tú sabes... esos amigos que, te benefician de vez en cuando.
encarné una ceja —Ya quisieras.
—Yo no, él.
negué con la cabeza —Lo dudo.
—Yo no lo dudaría... pero en fin, ¿qué tal va todo Susanne? — siguió hablando John —¿Eh?
—Muy bien.
—¿Qué tal Londres?
—Frío, pero groovy.
—¿Qué tal tu cita con Ringo y John? — preguntó George.
—¿Mi cita con Ringo y John? — pensativa, coloqué un dedo entre mis labios —¡Ahh ya!
—¡¿Cómo es que no lo recuerdas?! — preguntó John.
—Disculpa... — miré a George —Digamos que, excelente.
John sacó un papelito de su bolsillo y lo besó —Excelente...
—¿Qué es?
—Tu número.
—Por lo que veo, lo guardas muy bien.
—Pienso enmarcarlo. Verás, en dos días me he dado cuenta de sus usos, como dárselo a Brian por ejemplo, y que Paul lo robara.
—¿Paul...?
—Larga historia que sigue siendo confusa, pero ya me contestarás eso.
—Lo que no comprendo es por qué se lo diste a Brian — George comenzó a hablar mientras miraba a John —¿Será que ya no tiene esos tratos y piensa salir con chicas?
—¿Tratos? — seguí preguntando, algo desorientada.
—Oh, nada querida... es algo complicado.
—Brian es nuestro mánager, y él es... digamos que es... ¿cómo se dice cuando te gustan las personas del mismo sexo? — George contestó mi pregunta.
—¿Homosexual? — asintieron —¿De verdad?
—Así es.
—Y luego está Paul... — seguían con la historia.
—¿Paul también es homosexual? — pregunté y escuché la risa de George.
John solo sonrió divertido —Paul es adorable, ¿no crees?
—Ajá, tan adorable como tú.


...


Susanne y yo mirábamos al pobre de John sufriendo por una rubia. Era difícil no reírse de su situación con las chicas.

—Joder... hay tantas bellezas esta noche — dijo sin dejar de verla —Oh, no te ofendas Susy — la miró —También lo digo por ti.
—No me ofendí — tomó un sorbo de la bebida que el mesero había dejado hace unos segundos —Pero gracias por tratar de arreglarlo.
—Oh vamos — rió —Si eres... eres como una... hmm... Brigitte Bardot no porque eres castaña... como una... Elsa Martinelli.
—Gracias, tú eres como un Marlon Brando en tiempos de hambre.
—Qué linda — sonrió irónico y reí. Entonces John volvió a mirar a aquella rubia.
—Ya ve...
—¿Qué?
—Puedes irte.
—Esperaba que lo dijeras — se levantó del sofá —Eh... Susanne...
—Adelante...
—Los amo chicos, los amo — sonrió como maniático —Permiso.

Y entonces terminó por irse de la mesa, dejándome solo con Susanne.

—Y... ¿te ha ido bien entonces? — dije mientras jugaba con un encendedor que se encontraba en la mesa.
—Sí, muy bien — suspiró —¿Y a ti?
—Digamos que, igual — sonreí.
—¿Sabes esa historia de la que platicaba John?
—Un poco. Sucede que John le dio tu número a Brian, razón que sigo sin conocer... entonces, John vio esa pequeña nota con tu número en casa de Paul y se la llevó para que el pobre se quedara con ganas de hablarte. Piensa que McCartney se la robó a Brian.
—Qué... curioso.
—¿Oh sí?
—Sí... digo, no sé cuáles fueron sus intenciones pero pienso que fue... ¿halagador?
—¿Halagador, ah? Bueno... si tú lo dices — encendí un cigarrillo, le ofrecí uno a Susanne que aceptó agradable —¿Has salido con Paul?
—No, ni siquiera sé si sigue vivo.
reí —Lo está, y consiguió tu número... y es halagador.
caló lentamente su cigarro y evaporó el humo no sin antes formar una sonrisa —Ajá.
—Vamos, platícame qué opinas sobre él.
—¿Qué tiene que ver Paul en todo esto?
—Pues... es curiosidad.
—Oh por favor, deja a Paul.
—¿Por qué? Me interesa saber.
—¿Qué caso tiene?... Estoy contigo, mejor platícame sobre ti.
—¿Sobre mí? — asintió —Verás, he estado grabando... y todas esas cosas rutinarias de un Beatle, nada bueno para platicar. ¿Pero tú? Tú tienes un nuevo novio.
—Hey, aclaro: no es mi novio.
—Está bien Susanne.
—Créeme.
—Te creo... ¿Paul será tu novio entonces?
vi su gesto, se había sorprendido un poco —No.
—¿Te agrada...?
—Estas parecen pláticas de college cuando tenía 16 años. Pero ya que insistes tanto, te diré que no lo conozco como para sacar una conclusión, acepto que es muy simpático sí... pero yo... yo tengo otros asuntos.
—¿Eres una chica ocupada?
me guiñó un ojo y alzó la copa de whisky que John había dejado para tomar un sorbo —Vaya, esto sabe bien.
—John llega a ser muy tonto, pero tiene buen gusto.
—Hmm, ya veo... — volvió a tomar un sorbo.
—Tranquila con eso, no te llevaré cargando.

Reímos... y entonces la observé. No como cualquier persona, sino como Susanne. Miré los pequeños agujeros que se formaban en sus mejillas cuando sonreía... y cómo cubría su boca cada vez que reía.

—... Puedo controlarme.
—De igual manera, ya no queda más.
—Groovy — dejó la copa en la mesa —No soy muy fan del alcohol.
—¿Ah no?
—No, no... es solo para pasar el rato. Suelo ser algo diferente con unas cuantas copas de más, y prefiero no hacer el ridículo.
—Me he retractado porque ¿sabes?, eso sería épico... ¡Eh mesero! — levanté la mano.
—Shhh... no... — musitó.
—¡Otra botella de whisky!
—George, te la acabarás tú solo.
—¿Me ayudarías a hacer el ridículo?
rió —No... no creo.
—¡Oh, vamos! ¿Cuándo me volverás a ver?
—Quizá mañana, no hace falta que hagamos el ridículo.
—Bueno... entonces puedes bailar conmigo.
—¿Bailar? Hmmm, pues...
encarné una ceja —Qué difícil eh.
—Bien, bien... bailemos — sonreí.

Y con música de The Kinks, siguió la noche.




...


Abril.

"George... Harrison...

¿Quién carajo dijo que era "el Beatle serio"?"


...







¡Hola, después de un siglo más un milenio! 
Okay, seré breve: cero inspiración, escuela y la depresión.

Bueno, no depresión en sí sino que, me he dado cuenta que {a pesar de que sigo a pocas chicas} por culpa de otros deberes, no pueden subir pronto y pues, de cualquier manera, igual me siento sola en esto del bloggah. Quien sabe quién rayos vaya a leer éste capítulo pero, tenía muchas ganas de subir desde hace ya unas semanas y pues, aquí estoy. 

Mil gracias si alguien lee (???) y, de cualquier manera, ya me he quitado las ganas jjsdssjsjs.

Cuídense mucho,
espero que estén de lo mejor.

Besos.

<3 <3




...


domingo, 31 de mayo de 2015

9. I Don't Want to Spoil the Party

1966

¿Alguien le podría decir al jodido sol que se calme un poco? Por favor, nunca se ve el sol en Londres, y cuando se ve... no tengo ganas de verlo. Al no poder con la intensidad de la luz, tuve que despertar. Fruncí el ceño sin abrir los ojos, y coloqué una mano en mi cabeza; estaba que explotaba.

—Pide un deseo princesa, hay sol en Londres — era la voz de Danny.
—Daniel, ¿puedes bajar la maldita voz? — tallé mis ojos con mis puños para poder abrirlos.
—Wow, presiento que despertaste más agresiva que de costumbre.
—Por favor... — suavicé la voz y bostecé.
—Espera... — comenzó a reír —... ¿estás cruda? — soltó una carcajada —Oh cariño, es que eres tan santa que no sabes cómo beber.
—Disculpa por no ser una ebria como tú.
—¿Quién tiene dolor de cabeza ahora?
—No tengo dolor de cabeza — levantó una ceja irónico, sabía que mentía... —Ok, ok. Es diferente, tú estás acostumbrado al alcohol.
—Conmigo ya te acostumbrarás, no te preocupes por ello.

Se escuchaban cubiertos, platos y sarténes chocar, algo que para mí, era un gran estruendo.

—¿Qué rayos haces? — me reincorporé y miré hacia atrás. Lo único que separaba el living de la cocina era una barra para desayunar.
—Creo que estoy pintando, no estoy muy seguro.
reviré los ojos —¿Sabes cocinar?
—Por supuesto. Te sorprenderían las cosas que sé y puedo hacer — por fin me observó, guiñándome un ojo —... Sue querida, luces... bueno... siempre luces mal pero ahora, en este mismo instante... ¿cómo decirlo sin sonar tan duro?
—Dilo, sin rodeos.
pasó una mano por su nuca —Luces mucho peor.
—Y además me siento del carajo... así que con tu permiso, tomaré una ducha.

Me levanté del sofá y tambaleándome un poco por la poca visión que tenía, caminé hasta el baño.

—¡Cuidado con la...! — escuché el gritó de Danny, más fuerte que de costumbre —... pared.

Demasiado tarde, había chocado por si fuera poco. Entonces, escuché la dulce y chocante melodía de su risa.


...




—Paulie... cariño... — sentí unas manos mover mi espalda —Hey, despierta.

Abrí los ojos lentamente y miré el rostro de Jane con una sonrisa reluciente frente a mí.

—Jane, llegaste — tomé asiento en mi almohada.
—Sí... lamento no llegar ayer pero, mi vuelo se atrasó.
—No te preocupes. ¿Cómo estás?
tomó mi mano —Muy bien, ¿y tú? Parece que la pasaste bien.
—John vino en la noche.
—Sí, lo sospeché.
—¿Por qué?
—Hmm, ¿sabes qué hora es?
negué —¿Qué hora es?
—Es mediodía.
—¡¿Qué?! — sobresalté y aparté las sábanas de mi cuerpo para reincorporarme de una buena vez —No puede ser... no puede ser — comencé a caminar de un lado a otro —¿Me dará tiempo de ducharme?
—Paulie...
—Debo ir a Abbey Road...
—Cariño escucha: Brian te está esperando abajo.
la miré —¿De verdad?


...


Bajé las escaleras con un cuidado intenso. Lo último que quería era caerme frente a Brian y demostrar que me costaba estar en mis cinco sentidos todavía. Aun tenía los ojos irritados, una fuerte jaqueca, y la ropa arrugada de ayer.

—Buenas noches, Paul.

Terminé de bajar y caminé al living.

—Hola Eppy, llegaste.
—Sí, eso creo. En fin... tienes una entrevista en una hora.
—¿Qué?
—En Abbey Road. Así que arréglate y vayámonos de una vez.
—Oh no... — cerré los ojos y coloqué una mano en mi frente.
—¿Te sucede algo?
—Desperté con dolor de cabeza, es todo.

Al abrir los ojos y terminar de despertar por completo, navegué la vista por el living. Vi copas vacías y, por si fuera poco, una bolsita abierta de aquella "hierba de la felicidad". Estaba claro, Brian sabía lo que sucedió ayer... seguro Jane lo supo antes.

—¿Qué tal la pasaste ayer, Paul? Digo, ¿estuviste muy ocupado?
—Por favor, deja de martirizarme. Ya sabes lo que hice... — no dejaba de mirar la hierba, así que la tomé para ocultarla aunque fuera demasiado tarde.
—¿Sabes? No es difícil ser sincero — se reincorporó y lanzó un suspiro—Bien, tienes treinta minutos. Te espero en el auto.


...


—Gafas oscuras, groovy.

Sonreí irónica y me senté al lado de él. Tomó un plato con hot-cakes y me lo ofreció.

—Gracias — lo tomé, partí un panqueque y comencé a comer —Oye, saldré en un rato...
—¿Ah si? — asentí —¿Y adónde irás?... si se puede saber.
—No tengo la menor idea, pero buscaré empleo.
soltó una carcajada —¿Un empleo, ah? Vaya, ¿cambiaste mientras te duchabas?
—Gracias por el apoyo Daniel — lo señalé con el cubierto —Eres un gran amigo.
—El mejor, y es por eso que te lo digo. Ahora, si lo que tú dices es cierto... debo comentarte que no es nada fácil.
—Y menos con tu vibra pesimista.
—Realista — seguía comiendo —No creo que nadie te tome en serio.
—¿Eh? — sobresalté y lo miré —¿A qué te refieres?
—Si yo te veo llegar con esas gafas oscuras y con aspecto de moribunda, el único empleo que te daría sería limpiar los retretes. Por si no te has dado cuenta, estás cruda.
—Joder, tienes razón — me quité las gafas —Pero si limpio los retretes, de cualquier manera recibo dinero, ¿o me equivoco?
—Pues... con los pocos peniques que te den puedes comprar una bolsa de frituras en todo el mes. Wow, suena estupendo.
bufé —Supongo que me quedaré aquí, pero sólo por hoy.
—Mejor piensa en qué trabajarás porque ni siquiera podrías ser bailarina en un burdel.
—¿Quién dice que no?
—Querida, bailas como si te estuvieran dando electrochoques.
reí —¡Qué gracioso eres, Daniel payaso Henderson! — golpeé su hombro como si la broma hubiera sido graciosa, sólo que le sumé fuerza.
—¡Auch, Sue!... es broma linda — acarició mi mejilla regordeta gracias a los pedazos de hot-cake que seguía masticando.
—Tú bailas como si tuvieras polvo pica pica en el trasero — musité.
—¿Qué?
—Que te adoro — sonreí.


...


Brian y yo íbamos de regreso a Cavendish después de una larga entrevista. En el transcurso, Eppy me preguntó cómo es que Susanne había conocido a cada Beatle, y datos sobre ella.

—Verás... tengo fotografías que me tomó en la fiesta de George, mientras conversábamos.
—¿Y por qué tanto interés?
—¿Por qué lo dices?
—También George me platicó de ella, y de hecho, John me dio su número hace unos días.

"Con que... John..." pensé.

—... Y me dijo que debía llamarle.
—¿De verdad?
—Sí, pero perdí su número.
—Yo lo tengo.
—Vaya... — carraspeó un poco —¿Y ella cómo es...?
—Ya te dije.
—No físicamente.
—¿Físicamente? — asintió —Pues es... muy linda.
—¿De verdad?
asentí —Sí, lo es.
—Ya veo... ¿y sólo eso?
—Bueno — miré hacia la ventanilla —¿Qué más quieres que te diga?
—Por algo el interés.
—Brian, es por su trabajo. Susanne para nosotros es como... como una hermana menor.
—¿Entonces cuántos años tiene? ¿15... 16?
—No... no, para nada.
—Tú sabes que eso no importa. Y después de todo, también sabes que está Derek ayudando con todo esto de la fotografía.
—Es una propuesta.
—Está bien, en cuanto lleguemos me das el número y me muestras esas fotografías.

Llegando a cavendish, caminé hacia donde se encontraba el famoso porta retrato, lo tomé y se lo di a Brian.




—No está mal... es diferente a lo de siempre.
—Lo ves, te lo dije.
—También dijiste que me ibas a dar su número.
—Eh... — busqué por la mesita recordando que ahí había dejado el papelito —... Eh... no está.
—¿No está?
—No, y aquí lo dejé. Quizá lo tiró la señora que ayuda en casa pensando que era basura, o quizá Jane.

Pero si hubiera sido Jane, hubiera preguntado hasta el más mínimo detalle, entonces pensé en la noche anterior, y rápidamente vino a mi mente John.

—John... — musité.
—¿John?
—John vino ayer, y seguro lo tomó.
—¿Por qué lo tomaría?
—Es John, ¿por qué no lo tomaría?


...


—¿Holaaa?
—¿Tomaste un papel que estaba cerca del porta retrato que tenía la fotografía que me tomó Susanne?
—¿Qué?... más despacio, por favor.
—¡¿Lo tomaste o no?!
—Número equivocado, pit pit piiit.
—¡John!
reí —Fumamos con él, ¿recuerdas?
—No... la verdad es que no recuerdo casi nada.
—Para la próxima, no te pases. Un día de estos te llegará la terrible sobredosis.
—Cállate John.
—¿Por qué te preocupa tanto el número de Susanne?

George me observó.

—Se lo iba a dar a Brian.
—¿Para?
—Para que le hablara.
—¿Lo ves? Te hice el favor.
—Idiota, tú sabías que ese era mi plan...
—Bueno, yo conseguí su número antes que tú. ¿Querías quedar como el bueno robando el número para dárselo... o le ibas a hablar?
—No es tu asunto.
—Vamos McCartney, no seas infantil. Tú despreocúpate, yo me aseguraré de que esté cerca de nosotros.
—¿Te interesa o algo?
—¿Quién? ¿Susanne?
—¿Y de quién más estamos hablando?
—"No es tu asunto" — reí de nuevo y escuché el suspiro del chico, supe que lo estaba irritando.
—John...
—Tengo cosas que hacer cariño, ¿hablamos luego?
—¡John escucha!
—Salúdame a Ruth.

Colgué y suspiré.

—¿Susanne Gretchen? — asentí —¿Qué sucedió con ella?
—Larga historia Georgie, te la cuento en el camino. Ahora, quiero salir de esta cárcel.


...


Manejaba al lado de John. Estábamos en busca de algún pub privado donde pasar el rato. Nadie decía absolutamente nada, y debía aceptar que ese tema de Susanne me intrigaba un poco.

—Qué frío —dije para dejar el silencio atrás.
—Sí, se me ha congelado todo, no es broma — metió la mano a sus bolsillos y escuchamos un papel arrugarse, entonces lo sacó —Con que aquí está...
—¿Qué es?
—Mira...
—No puedo mirar ahora. ¿Qué es?
—Es el número de Susanne Gretchen.
—Oh, su número. ¿Ya me contarás que sucedió?
—Pues verás: Ringo y yo nos encontramos con ella hace tiempo, entonces... vamos, tenía que pedirle algo dato de ella para vernos de nuevo.
—¿Y qué tiene que ver Paul?
—Que, él también tenía su número.
—¿Sabes cómo lo consiguió?
—El idiota no quiere soltar la sopa, pero seguro se lo quitó a Brian porque, yo se lo di al abuelo. Por suerte, está de nuevo en mis manos.
—¿Y por qué se lo diste a Brian?
—Tengo mis planes... bueno, robé el plan de McCartney.
—¿Susanne está en ellos?
—Eh... sí, pero no como lo imaginas.
—Entonces tú y Susanne salieron.
—Algo así, con Ringo.
—Qué raro, Rich nunca me dijo nada...
—No tenía porqué mi estimado George, estás peor que un policía. ¿Pero al final qué importa todo ésto? Tenemos el número de Susy.
—Sigo sin comprender por qué Paul tenía el número de Susanne, quizá ella se lo dio aquella noche que lo vio por primera vez.
—No, él me dijo que sólo habían platicado... y me sorprende de Paulie. De cualquier manera ese chico tiene a sus pies a todas, y lo peor es que ni siquiera comparte — rió —Ya es hora de quitarle alguna chica.

Me quedé atónito. No tenía idea de que Paul fuera a tomarse todo ese asunto de Susanne en serio... ni Paul, ni John. Y es que, vamos... la chica claro que es simpática.

—¿Y si la llamamos?
—¿Y qué le dirás?
—Que le invito un trago, no sé. Es divertida, se pasa un buen rato con ella.
—¿Divertida? ... ¿No crees que es algo tímida?
—No creo que hables de la misma Susanne.
—Hablo de ella, de Susanne Gretchen.
—Quizá tú provocas que sea tímida.
—Quizá tenemos que conocerla mejor.
—También.
—Entonces... pararé en una cabina telefónica y tú le hablas.


...


—¡Susanneeee! — gritó Danny —¡Sueeee!
—¿Qué sucedeee?
—Te hablaaan...
—¿Quiéeeen?
—¡Ven rápido, tonta!

Corrí hasta el living.

—¿Quién es? — susurré.
—No me quisieron decir — me ofreció el teléfono y lo tomé.
—Bueno — sacudí la mano indicando que se fuera —Vamos, desaparece...
—¿Qué?
—Vete... no seas entrometido.
—¿Qué tal si te amenazan?
—¡Danny!

Bufó por último. Al verlo desaparecer, preparé mi voz y pegué el teléfono a mi oído.

—... ¿Hola?
—Hola Susy.
—¿Quién habla?
—Elvis Presley versión Londres.
—No es porque te creas el Presley inglés pero... — reí —¿Eres John Lennon, no?
—El mismo.
—¿Qué sucede?
—¿Recuerdas la charla de ayer?
—¿Charla de ayer? ... ¿Ya habíamos hablado?
rió —No — seguía riendo como le estuvieran haciendo cosquillas —Creo que te estoy confundiendo con otra Susanne, ya sabes... uno que tiene muchas mujeres.
—Hombres... — musité —Y bien, ¿pasa algo?
—Quería saber cómo estabas.
—Pues, descontando una fuerte jaqueca desde que amanecí, estoy bien gracias. ¿Tú cómo estás?
suspiró —Igual, pero algo aburrido. ¿Harás algo hoy?
—No lo sé...
—Salgamos.
—No, no creo. Voy a... salir con... Danny — mentí.
—¿Y no prefieres salir conmigo? — reí sin decir nada —Oh vamos, lo que ese chico quiere es coger con alguien esta noche y si tú estás ahí y es verdad eso de que es tu amigo, le vas a correr a todas las chicas... o quizá pide un trío.
—Qué directo.
rió —Entonces, ¿qué dices?
—Hmm...
—¿De verdad tienes que pensarlo cuando John Lennon te dice que salgas con él? — reí pensando en lo soberbio que llegaba a ser, y escuché su risa igual —... Vamos Susy, no seas agua fiestas.
—Escucha John Lennon...
—Soy todo oídos.
hice una pausa para pensar un poco —Bien. Nos vemos en Whitby... será cuestión de que me busques... — bajé la voz y miré al pasillo para asegurarme de que Danny no escuchara —... después tú me llamas, voy contigo y dejo a Danny en completa libertad.
—Uyyy... me encanta la idea. Vaya, sí que piensas Susy.
—Por supuesto Lennon — seguí susurrando.
—¿Cómo irás vestida?
—Ni siquiera yo sé.
—Sí que piensas... — repitió, sarcástico —En cuanto vea a una mujer mod, me acerco.
—Ja-ja-já. Bien, te veo allá en menos de dos horas.
—Perfecto.
miré de nuevo al pasillo —Tengo que apresurarme, chau.
—¡Susy!
—¿Dime?
—Debo decirte por último que nos acompañará un gran amigo.
—¿Qué? ¿Quién?

Colgaron.


...








¡Por Lennon! Siento demasiado subir después de 2 meses, pero juro que de todo se me ha juntado: escuela, cosas de la vida, y flojera. Pero bueno, creo que este capítulo está un poco largo, aunque no justifica mis hechos, así que de nuevo: lo siento demasiado :-( 

Prometo estar más seguido por acá y terminar de una buena vez la otra fic, que ya estoy escribiendo pero necesito mucha inspiración para que no sea un capítulo común saben, porque es el FINAL *llora en silencio* 

Pero bueno, regresando a la Susanne y sus aventuras, vi que en el pasado me pusieron anécdotas o que les había ocurrido eso de tiempos de ebriedad, yo sólo les quería preguntar: ¿cuál fue su momento más embarazoso cuando no estaban en sus 5 sentidos? 

El mío fue que, cuando salgo no soy de las que toma, pues me retaron a tomarme como shots unas copas de vino dulce a la 1:00am, entonces yo dije: QUIEREN VER BETCHES, ¿CUÁNTO APUESTAN? (antes ya había tomado un poco) y al final lo hice, entonces mi papá iba a pasar por mí en una hora y estaba algo happy... por lo tanto entré a una tienda y pedí chicles y agua mineral, luego mi amigo me dijo: Salma Salma, ¿estás bien? Y yo: seeeh, en eso crucé la calle sin ver antes y por poco me atropellan jaaa, y sólo reí. Otra fue que lloré de la nada y preguntaba: ¿POR QUÉ LENNON YA NO ESTÁ AQUÍ?, fue embarazoso.

Por eso y sólo por eso, no tomen amiguitas. Juro no ser una ebria, de verdad, yo soy la amiga que ayuda a sus amigos que se caen de ebrios :-(

En fin, terminando de chismear con ustedes... espero que estén de lo mejor, y disculpen. Cuídense muchísimo, las adoro.

<3 <3

PD: ¡Vic Jarrones, feliz cumpleaños un día antes! Espero que la pases muy groovy ~




sábado, 28 de marzo de 2015

8. I Don't Want to Spoil the Party

1966

Jugaba con el lapicero pasándolo entre mis dedos. No podía dejar de mover las piernas mientras miraba el sudoku que tenía frente a mí pensando en los números que debía poner.

—... Esto es inútil, ni siquiera puedo pasar del segundo cuadro — dije sin despegar la vista del papel.
—Tal vez tú eres el inútil.

Lo observé en el otro sofá de la oficina de Brian, el que estaba exactamente en la esquina... el más alejado. Se encontraba leyendo "The Daily Telegraph" mientras fumaba un cigarrillo.

—Escucha esto: "¿The Beatles iniciarían su última gira?" — comenzó a reír —¿Cuál será la próxima principal?... ¿John Lennon se casa por 12345 vez? — lanzó un bufido —¿Cómo se pueden adelantar a todo?, malditos perros.

Reí un poco sin dejar a John reír solo por aquel chiste completamente pésimo. Aunque tenía razón, ¿cómo es que podrían saber qué sucede?... Los paparazzis están hasta en el té matutino.

—Buenos días chicos.
—Buenas noches — musité.
—¡Hasta que se te ocurre llegar, querido Eppy! Me estaba agriando de tanto esperar... otra más, y te despido.
—John, cállate — miré a Brian que al parecer ignoró el comentario de John. Bri por su parte, acomodaba rápidamente algunas hojas que llevaba en una carpeta —... ¿Y bien?
paró de hacer lo que hacía, colocó las dos manos en su escritorio dirigiendo su mirada hacia nosotros y suspiró —La prensa supo de la última gira.
—Ya sabemos.
—Y nuestra impresión fue la misma.
—¿Entonces?
—¿Entonces qué? Debemos afrontarlo y claro, hacer esa última gira — apagó su cigarrillo en el cenicero —Aclarar la duda y decir que tienen razón, que no habrá más Beatles en vivo por un largo tiempo...

Brian me miró para que hablara, pensaba que diría algo contrario siempre viendo el lado bueno pero... esta vez era diferente. Sí, en efecto, ya no habrían más giras agotadoras.

—Por primera vez, John tiene razón — tomé la hoja del sudoku, la arrugué y aventé hacia el bote de basura, dando justo en el blanco.
—Está bien. En todo caso, me encargaré de la prensa para que tengan una entrevista lo más pronto posible.
—Yo estoy ocupado hoy, mañana... y pasado mañana.
—Podrían salir George y Ringo, no hay problema.
—Ellos también estarán ocupados, de hecho... voy con George mañana a... algo. Y Ringo, el pequeño gran Ringo tiene una boda.
—¿Paul? — me miró.
—Eh... tengo que... cuidar a Ruth.
—¿Ruth? ¿Tu hermana?
—Sí. Verás, Jim y Angela van los sábados a meditar un poco y llegan hasta el domingo, o bueno... eso me comentaron pero como mencionaron que no tenían niñera, no lo harían... y como el buen hijo que soy, me ofrecí. Sólo son dos meses.
—¿Es tan difícil conseguir una niñera? Por favor, es Jim McCartney... MCCARTNEY, padre del mismo Paul McCartney.
—¿Será que Paulie ha desarrollado un gusto por cambiar pañales? — John rió y bufé.
—Sabes que ante todo, prefiero que tengan privacidad — miré a Eppy —Así que, estoy ocupado también.
—¿Por qué ponen tantos obstáculos? — se dejó caer en su silla —No me importa lo que hagan, conseguiré una entrevista privada para que se publique en todos lados... he dicho.
—Pero Eppy, yo necesito cuidar a Julian.
—Esa ni siquiera tú te la crees — reí irónico.
—He cambiado...
—Sí John, por supuesto que cambiaste — encarnó una ceja —¿Que no tienen cosas que hacer? Vamos, vamos... fuera de aquí.

Brian, gracias al estrés que los Beatles le hacen pasar, comenzó a ordenar todo el papeleo que tenía en su escritorio... que al parecer estaba hecho un desastre. John salió no sin antes decir un: "adiosito cariñitos" y robarse el periódico que leía.

Yo decidí quedarme un rato más para conversar aquella idea que tenía John acerca de la portada del próximo álbum. Quizá hubiera durado unos diez minutos más si no fuera por ver un pedazo de papel caer lentamente del escritorio, y que Brian no lo notara.

—Se te cayó... — tomé la nota del suelo y la miré:

"Susanne Gretchen:
020-684-276" 

Después de sorprenderme, sólo por simple curiosidad, arrugué el pequeño pedazo de papel y lo sostuve con el puño cerrado.

—¿Qué fue? — dijo sin voltear a verme, ni a mí... ni a la nota.
—Ah... nada. En fin, debo irme.
—Que te vaya bien — aun sonaba frustrado —Si consigo la exclusiva, mañana por la mañana iré a cavendish.
—Está bien — me reincorporé y metí las manos a los bolsillos de mi abrigo sólo para guardar la nota —Nos vemos, y trata de tranquilizarte un poco.
—Imposible, pero gracias por el consejo.


...


Nadie podía creer el tono en el que Susanne escuchaba música, antes eran The Hollies, ahora son The Zombies. Recargada en sus codos, acostada boca abajo en la cómoda cama, hojeaba la Vogue más reciente, sin dejar pasar por su mente qué hacer ahora que sólo le quedan Danny y falsas esperanzas de empleo.

¿Qué haría si no quería depender de sus padres? Seguro conseguir un trabajo y ganar dinero para ayudar con el departamento, aunque supiera que a Danny no le preocupaba en lo más mínimo porque, claro... viene de buena familia y aparte ganaba muy bien para esa vida que lleva. Es por eso que cada viernes o sábado salía, sin que le importara tener o no un empleo; eso de trabajar, era más bien por gusto.

Y a todo esto: ¿en qué trabajaría Susanne? Tal vez sería secuestradora de perros o de pájaros, quizá sería cocinera en una casa hogar... o perdidamente, la que destapa las alcantarillas en toda la ciudad de Westminster. Lo que fuera estaba bien para ella... sólo por el momento.

Pasó una hoja de la revista, y entonces apareció Jean Shrimpton con esa belleza única e incomparable. "¿Cómo es que Danny puede decir que nos parecemos? Shrimp es sinónimo de elegancia" pensó lanzando un bufido, y siguió hojeando.

Y su mente volvió a irse... ahora hacia esos Beatles.


***


Estadio Shea, NY.
Septiembre, 1965.




Después de tomar la última fotografía, bajé mi cámara y percibí un olor algo... peculiar.

—Audrey... — toqué su hombro —Audrey, aquí huele a mal...
—¡¿Qué?! — se acercó a mí.
—¡Que aquí huele mal!
—¡No te escucho!
—¡Que eres una tarada buena para nada!
—¡Lo siento, no te escucho! — la chica seguía bailando disfrutando de la música como -quizá- el medio millón de chicas que se encontraba ahí.

The Beatles ahora tocaban "I'm Down" como habían dicho a gritos para que pudieran escuchar, aunque era algo sumamente imposible. Las pobres chicas no podían con su alma... ni con su vejiga. Que The Beatles provoquen tanta emoción como para hacerse del baño mientras bailas, es... es asquerosamente curioso.

Tal vez por el chico que a pesar de gritar tanto, su voz no se desafinaba, creo que se llama Paul McCarthy o algo así. Luego, la manera en la que el baterista mueve la cabeza de un lado al otro y no le importa absolutamente nada, y por último están los otros dos chicos que tocaban felices y emocionados mientras jugaban en el escenario.

Debía reconocer que eran muy buenos, pero es la banda que más está de moda... la banda que las chicas mimadas escuchan, las chicas que se guían por el momento. O simplemente, las que gustan de ellos. La banda pop comercial, algo no tan interesante.


***


—¡Susanne! — Danny abrió la puerta.
—Gracias por tocar.
—Toqué como 1-2-3 veces mujer, ¿podrías bajarle?
bajé el volumen del tocadiscos sin despegar la vista de Danny —¿Contento?
sonrió —Totalmente — se acercó a mí y tomó asiento en la cama mientras miraba la fotografía de aquella revista de moda —¿Estás leyendo algo de Hemingway? — comenzó a burlarse.
—¿Hemingway es editor de Vogue? Porque entonces sí... idiota...
—Uy, tranquila. Sólo quería burlarme de lo culta que eres.
—No soy fanática de Hemingway — cerré la revista —Además, ¿tú lees?
hundió los hombros —Eso no importa... pero bueno, antes que comiences a jugarme, sólo te quería preguntar si tienes planes para esta noche.
—Hmm, ver Doctor Who y... ver Doctor Who.
—Deja de ser tan tarada — musitó —Hay que salir.
—¿De nuevo?
—Claro.
—No creo.
—Por favor, es viernes... y mañana tengo una cita.
dice un "oh" con la boca y me burlé un poco —¿De verdad alguien disfruta de tus encantos?
—Que te cuenten qué tal soy en la cama... o puedes descubrirlo — me guiñó un ojo.
encarné una ceja —¿Y yo soy la que no debe ser tan tarada?
—Bien bien. ¿Qué dices entonces?
—No tengo dinero Danny, estoy en ceros.
—Sue, no te preocupes por eso.

Suspiré y miré su gesto tierno que claro, lo hacía a propósito para que aceptara la propuesta.

—Pues... bien... vamos.
puso una gran sonrisa —Ahora te veo preciosa, me voy a bañar — se reincorporó y comenzó a caminar hacia la puerta.
—Gracias a dios.
—A Jerry Lee Lewis, por favor.
—¿Qué tal Keith Richards?
—¡Amén! — gritó y por fin, salió de ahí.


...


Era de noche cuando llegué por fin a Cavendish. Martha me recibió dando vueltas alrededor de mis piernas y moviendo la cola de un lado a otro. Después de pasearme por toda la casa para ver si Jane había regresado -que no había rastro de ella-, el teléfono comenzó a sonar.

—¿Hola?
—Paulie.
—¿Qué sucede John?
—¿Conversaste con Eppy?
—Algo así, fue difícil... ves que el pobre está muy asfixiado por todo el trabajo.
—¿Casi cuatro años y no se acostumbra a ser mánager de The Beatles? — suspiró —... En fin, iré a cavendish, no tengo nada que hacer.
—¿No que eras hombre ocupado?
rió —¿Te la creíste? — siguió riendo algo irónico —Llegaré en 20 o un poco más.
—Pe...
—Hasta luego, mon chéri.

Colgó.


...


—Hey, no es necesario que toques el timbre tantas veces.
—¿Qué tal si mi suegra me viene persiguiendo?

Y sin abrir paso, John entró.

—¿Tienes el número de Klaus?
—Creo que sí, en la agenda... — señalé el living, tendió su abrigo en mi brazo y caminó hacia allá.
—Necesito hablarle. ¿Qué hora será en Hamburgo?
—Ni siquiera sé qué hora es aquí.

Acomodé el abrigo de John en el perchero de la entrada, y miré mi abrigo al lado de éste. Había olvidado que llevaba el número de Susanne, así que metí la mano en el bolsillo y fui directamente a la mesita del pasillo para dejar la nota -aun arrugada- ahí.

—Oye, ¿sigue sin servir el baño de abajo?
volteé rápidamente para ver a John, que se encontraba prácticamente en mis hombros —Eh... no... ya funciona...
—¿Qué escondes? — me observó encarnando una ceja —Oh ya... podemos fumar un porro juntos, lo sabes.
—Por supuesto — pobre John, pensaba que ocultaba drogas.
—¿Y bien? — sonrió —¿La sacarás o...?
—Sí pero, no está aquí. Subiré por ella.
—Mientras yo voy al baño a hacer mis necesidades.

Asentí y subí las escaleras rápidamente. Al regresar con la hierba, miré a John sosteniendo el porta retrato con la fotografía que Susanne me había tomado.

Sí, le había conseguido un porta retrato, y sí... tenía que ponerla en la mesita del pasillo, justo en medio.

—¿Es la que tomó Susy, no?
—Sí.
—Vaya, te hizo ver bien.
asentí —... ¿Fuiste al baño? — comenzaba a sonar nervioso.
—Claro — no dejaba de ver la fotografía —Ella es buena eh...
—Lo sé, lo sé.
—Sí, lo sabes — dejó el porta retrato en su lugar, observé el papelito que sobresalía con temor que lo tomara, entonces enfocó su mirada en mí —¿Qué pasó?
—Aquí está — sacudí una pequeña bolsita.
—Perfecto.


...




—¿Otro más McCartney?
—No hay papel para prepararlo...

Los pobres chicos estaban más perdidos que nunca. Con los ojos irritados, y unas carcajadas que seguro se escuchaban kilómetros a la redonda.

—Sí, sí hay... vi uno por ahí... — señaló John la mesita de el pasillo que se veía a lo lejos. Entonces se levantó como pudo, tambaleándose un poco y caminando hasta allá.

Regresó con el papel arrugado, así que lo extendió y para su sorpresa, era el número de Susanne.

—¿Cómo es que tienes el número de Susy? Recuerdo que se lo di a Brian — aun estaba un poco consciente al parecer.
—Lo tomé — McCartney no. Ese chico ya estaba perdido, tanto que no pudo ocultar nada.
comenzaron a reír mientras John se acercaba de nuevo al sofá —Hay que hablarle.
—¿Qué?

John ignoró su pregunta y se dispuso a tomar el teléfono.


...


—¡¿Qué?!
—¡Que te calles!
—Yo también te quiero.
—¿De aquí a dónde?
—De aquí hasta esta esquina que cruzaremos, ¿y tú? — seguíamos gritando.
—De aquí donde estoy parado, hasta donde estás tú.
—¿Tan poco?
—Es que no eres Sophia Loren.
—Y tú no eres James Dean, pero aun así te quiero.
—¿De verdad?
—Sí, ¿y tú?
—Igual, te quiero demasiado que duele.

Comenzamos a reír como un par de idiotas caminando sin destino alguno. Bueno, aparte de no ser unas personas coherentes todos los días, debíamos aceptar que nos pasamos un poco de alcohol esa noche.

Llegando al departamento, escuchamos el teléfono. Danny se dejó caer en el sofá sin importarle la llamada, así que contesté.

—¿Siiii?
—¿Está Susy?
—¿Susy? — reí —Ah sí... ella habla.
—Susy querida, adivina quién soy.
—Hmmm, ¿abuela?
rió junto con otra persona —¿Te has drogado?
—Sólo una vez.
—Me refiero a que... ¿estás drogada?
—Eh... no que recuerde. ¿Y tú?
—Sí, nosotros sí. Dice McCartney que...

Miré a Danny que musitó un "¿quién es?" y hundí los hombros.

—¿Quién es McCartney?
—Paul...

Ah, Paul McCartney...

... ¡Paul McCartney! En cuanto reaccioné, abrí por completo mis ojos mientras sentía cómo mi corazón comenzaba a palpitar rápidamente, pero no sabía si era por él... o por el efecto del alcohol que, después de escuchar su nombre, se evaporó un poco.

—¿Quieres hablarle?
—Ponlo.
—¿Hola...? — después de escuchar su voz algo somnolienta, respiré y traté de comportarme por vía telefónica.
—Hola.
—Susanne...
comencé a reír como una idiota —¿Cómo... estás?
—Sentado, pero creo que estoy volando — comenzó a reír igual —¿Y tú?
—Me pasa lo mismo.
—Oye, quiero decirte que... ¿qué?, ah sí... que eres agradable.
—Igual tú.
—Oh, gracias. ¿Cuándo fumaremos de nuevo?
—No lo sé, tal vez cuando el destino lo diga... — bostecé.
—¿Por qué siempre te aburro?
—¿Aburrirme?... qué mentira, puedes seguir hablando.
—¿Será que tienes sueño?
—Para nada — mentí.
—¿Será que no estamos dormidos?
"¿eh?" pensé e imaginé al chico profundamente drogado —Puede ser.
—Creo que... — comenzó a reír.

De pronto, se escuchó un golpe en la bocina del teléfono.

—¡Paulie! — gritó John seguido de unas risas. "Dile que fue un placer hablar con ella y que sueñe hermoso..." logré escuchar la voz de Paul.
—¿Qué sucedió? 
—Ha caído en la alfombra y ahora está roncando... — reímos —Susy, debo llevarlo a su habitación, no puede amanecer aquí.
—Bien.
—Tú también te escuchas mal...
—Tomé unas copitas, pero sólo unas... unas — conté con los dedos —¿Dos? — reí —Realmente no recuerdo. ¿Qué hora es?
—Las 3:10a.m.
—¿Tan temprano y tengo sueño? — volví a bostezar.
—Será mejor que duermas.
asentí sin que él pudiera darse cuenta que lo hacía... ¿tan ebria estaba? —... Cuídate y recuerda amar a tu prójimo.
rió —Lo tomaré en cuenta Susy, adiós...
—Adiós.

Colgué, cerré los ojos y me dejé caer en el sofá.








...




¡Holaaaa! 

Después de tanto tiempo, por fin estoy libre (sólo por dos semanas) y bueno, como ya tenía el capítulo escrito, sólo quedaba subirlo. Los otros dos fueron borrados de mi computadora por un accidente que implicó formateo inesperado :( pero veré qué sucede después de la Susanne ebria.

En fin, quería agradecerles por leer y comentar y escribir cuánto les agrada la historia de la Gretchen y sus escritos. Como las que leen por aquí son las mismas bellas chiks que leen la otra fic, debo darles las gracias por tanto apoyo y cariño, son re groovys.

Por otra parte, espero que estén de lo mejor y que espero leerlas pronto dejando atrás toda la asfixia del reclusorio. Las adoroooo ooo o.

Cuídense mucho,

<3


martes, 3 de marzo de 2015

7. I Don't Want to Spoil the Party

1966




—Gracias por ser tan amable.
—No hay de qué — dijo mientras colocaba una maleta en el sofá —Ufff — suspiró —¿Es la última?
—... Danny, sólo fue ésa.
—¿De verdad existe una mujer con poco equipaje? Wow... sí... y es... Susanne... vaya.
—Fue lo único que traje de Nueva York.
—Apuesto a que ahí... — señaló mi maleta —... se encuentran más LPs que ropa.
—Eh... algo así.
—¿Y es rock n' roll?

Mordí mi labio inferior.

—Susanne, tú no cambias.
—No es rock n' roll... son los LPs de la abuelita. Ya sabes, Holiday, Fitzgerald... hasta Beethoven, un poco de Mozart.
—Déjate de cuentos. Sabes que te conozco lo suficiente... ¿o no, Belle?
—Claro que sí, Emilio.
—... Ya no juego, llegas a los extremos.

Daniel Emilio Henderson es tan sólo dos años mayor que yo. Originario de aquí: Londres. Es hijo de una italiana y de un londinense que se conocieron gracias al arte; una bella historia de amor. Y claro, como un 87% de las personas -incluyéndome-, odia su segundo nombre.

Por lo que suele contarme, se parece más a su madre... y es que si llegaras a conocerlo una sola noche sin que te platicara su vida, sabrías que es más italiano que londinense. Cuenta con esas facciones definidas... no olvidemos el tono de voz con el acento marcado, ese humor no tan humorístico, y el coqueteo empalagoso.

Aunque trabaje de editor en una revista que habla acerca de los artistas del momento, es fotógrafo. Además, dice saber mucho de música y por eso, según él, no le gustan The Beatles ni un poquito. Suele referirse a ellos como: "los que pasarán más temprano que tarde".

Lo mejor es que, ama la fotografía y a los Stones tanto como yo.


***

Finales de noviembre, 1965.






Al ver esas fotografías, mi cariño por esta ciudad comenzaba a crecer. Sabía que debía contemplarla un buen rato... y así fue. Todo se tornaba de un color maravilloso.

—The Rolling Stones, ah — dijo alguien al lado mío que había llegado hace unos... tres segundos. No le había puesto atención hasta que habló.
—Son muy buenos.
—Muy buenos sigue siendo poco — suspiró —Por cierto... bonita rollei, me agrada.
volteé y noté que él también llevaba una cámara idéntica —Lo mismo digo — sonreímos.
—... ¿Estás sola o...?
¿sería bueno decirle a alguien que apenas conoces que estás sola? —Eh... sí. Caminaba por Piccadilly y me percaté de este bar con fotografías de los Rolling colgadas en el pasillo, entonces... tuve que detenerme y, entrar.
—Y qué dices, ¿te agradan?
—¿Que si me agradan? Son... — miré la fotografía que más me había llamado la atención de las cuatro que se encontraban ahí —... fantásticas.
—Bueno, gracias — sonrió —Yo las tomé.
—¡¿Qué?! Es-estás bromeando, ¿no?
—Creo que no.
traté de ocultar mi cara de tonta impresionada —Tal vez no sea algo taaaan impresionante, seguro se ven a cada momento, digo... es Londres.
—Lo mismo dicen de esos Beatles, pero desafortunadamente se encuentran más a ellos que a los Rolling. Y claro, dan más conciertos.
—¿De verdad?
asintió —Lamentable — hizo una pausa mientras me miraba de pies a cabeza —Uhm, te gustan los Stones y tienes una cámara en la mano. Déjame invitarte un trago o algo, sé que valdrá la pena.
—Uhmm...
—Vamos...
—Está bien — sonreí.

Caminamos hacia la barra.

—Por cierto, soy Daniel Henderson, pero dime Danny... suena mucho mejor.
—Susanne Gretchen, pero todos me dicen Sue.


***


—¿Sabes cocinar?
—Un poco, aunque no soy fanática de la carne... ya sabes.
—Joder Sue, pensé que me iba a safar de los restaurantes baratos de una vez.
—Pues... lo siento.
—Bueno, a todo esto... supongo que bajaré de peso.

El teléfono comenzó a sonar. Como se encontraba al lado de Danny, lo tomó al instante.

—¿Ciao?... ¿a dónde?... mierda, es esta noche... sí, claro que iré, además es sábado y no hay planes... groovy, entonces nos vemos allá... — colgó.
—¿Quién era?
—Arréglate Susanne, salimos en una hora.
—¿A dónde?
—A una tocada que dará The Who, ¿vienes?
—¡Claro! — tomé mi maleta y comencé a caminar emocionada hacia el pasillo —Espera... — paré —¿Dónde me quedaré?
—Ah cierto. Puedes... hmm... toma la habitación que quieras, hay dos disponibles, de preferencia la que está lejos de mi cuarto.
—¿La del papel tapiz bonito?
—Eh... sí esa. Tiene baño y todo lo que una chica necesita... así no me molestarás.
—Perfecto, ¡gracias, gracias, gracias! — lo abracé.
—Sí sí sí, de nada. Ahora apresúrate y no tardes milenios como acostumbras.

...

—The Who, ¿vienes?
—Prefiero escuchar a Billie Holiday o algo más tenue.
—No seas nena, ni siquiera Ringo me dijo que no.
—Nah, es que... su música no me agrada tanto.
—¿Sabes la cantidad de mujeres que habrán?
—Sí, y todas locas y gritonas.
—Por supuesto, así como nuestras queridas y hermosas beatlemaniacas... Vamos Paulie, no te hagas del rogar.
—Debo ir a Liverpool.
—¿Ahora? — encarnó una ceja.
—Sí, Jim necesita niñera y... bueno, me ofrecí como buen hijo.
—¿Ahora? — repitió, con la misma expresión.
—¡Que sí!
—¿Y dónde crees que tomarás el tren?
—Me iré manejando idiota.
—¿Ahora?
suspiré —Sí... ahora.
—Buena suerte entonces.
—Gracias. Igual les deseo suerte, no sabes dónde se meten.
—Ya cállate, agua fiestas.

...



—¿Cómo dices que se llama?
—Keith Moon.
—¿Y lo conoces?
—No por ahora... sólo he cruzado unas palabras con el cantante, Roger Daltrey.
—Él es lindo.
—¿Lindo? — rió —Ajá. Dime, ¿cuántas fotografías sacaste?
—Pues, algunas... pero no creo que todas estén bien enfocadas... ¿por qué preguntas?
—Quizá sirvan para la revista.
—¿Y me darás créditos?
—Claro que no niña... — lo miré con cara de asesina —... digo, claro que sí linda — apretó mi mejilla.

De inmediato, sacándonos de nuestras muestras de cariño, un hombre alto de cabello rubio se paró frente a nosotros.

—¡Danny, qué bueno que viniste!
—Hey, Bri... — su compañero y él chocaron puños — Mira, te presento a Susanne — tomó mi hombro.
—Hola, mucho gusto — sonreí y ofrecí mi mano.
—Mucho gusto — la estrechó —Vaya Danny, jamás dijiste que tu novia era muy linda.

Me sonrojé un poco y con mi codo, golpeé un poco el hombro de Danny.

—¿Novia? — rió escandalosamente —Somos amigos... los mejores... algo... íntimos — susurró.
volví a golpear su hombro, ahora menos disimulado —Amigos — confirmé.
—Ya veo... — miró a Danny —¿Conseguirás la exclusiva?
—Trataré.
—En cuanto la tengas, háblame... porque verás...

Sabía que eso no me importaba, así que dejé de poner atención a su plática y enfoqué mi mirada atrás del tal Brian.

Miraba a cada persona... ni una sola se había pasado sin que la viera. A un lado... al otro... y en cada esquina. Al ver a detalle, me percaté de un par algo conocido. "¿Será que son ellos...?" pensé, aunque... no, no creo. Lo único que creo es que estoy comenzando a alucinar.

—¿Y los otros?
—¿Estás loco? Jamás haré una exclusiva con ellos... ese es el trabajo de las revistas pop comerciales.
—Vamos Danny, tienes que abrirte a todo.
—Puede ser, pero no hablemos de eso... Me duele decir que mi querida Susanne tiene una fijación por ellos, ¿verdad Susanne?
sacudí un poco la cabeza al escuchar mi nombre —Disculpa, ¿qué dices?
—Que amas a The Beatles.
—Eh... pues... no es que los ame, sólo pienso que son buenos, y creo que... hasta interesantes.
—Estás en lo cierto Susanne.
sonreí —¿Los conoces?
—¿Qué? — bufó —Ya quisiera tener tanta suerte.
—Sí claro, se necesita muchísima suerte... — dijo sarcástico —En fin, como te seguía diciendo...

Y Danny siguió hablando. Entonces seguí navegando la mirada por todas partes, exactamente donde creí haberlos visto... pero no, no había absolutamente nada ni nadie que hubiera conocido.

... O ya no se encontraban ahí.

—Bien, nos vemos Bri.
—Nos vemos... y hasta pronto Susanne, fue un gusto.
—Hasta pronto, e igualmente — sonreí y vi como Brian se marchaba.
—Hey tú, ¿a dónde viajas tanto si ni siquiera te drogas?
—¿Cómo?
—Estás más ida de lo normal — golpeó dos veces mi cabeza con sus nudillos.
—Auch, déjame. Me aburren tus compañías.
—Que no te den celos primor, es un compañero de trabajo.
—Sabes que soy muy celosa... — dije sarcástica.
—¿Y bueno?
—Danny... no te rías de mí pero... me pareció ver a John y a Ringo.
—¿John Entwistle?
—No tonto, John Lennon y Ringo Starr.
—Ah... puede ser. Ellos iban a estar aquí, son invitados de The Who, me parece.
—¡¿Qué?! — asintió —¡¿Y por qué no me dijiste?!
—Uy disculpa, no pensé que te importara taaaaanto.
—No, y no me importa. Mejor... hay que irnos, ¿quieres?
—¿Y no te importa? — rió y sacó un cigarrillo —Tranquilízate, ¿o quieres uno para la tensión?
—No gracias.
—¿Quieres las llaves de la casa? Por cierto, recuerda sacar una copia.
bufé —Está bien, me quedaré contigo.
—Pero pensarán que eres mi novia...
—¿Crees que es agradable para mí?
—Disculpa pero, soy muy solicitado.
—Sólo porque te pareces a Tony Hicks.
—Como digas... Shrimpton.
reí —¿Qué dijiste?
—Nada... Jean — musitó.
lo miré con los ojos entrecerrados y le quité el cigarrillo de la boca —Mejor sí, necesito tranquilizarme un poco.

...


—Hey, ¿ella no es...? Espera, ¿conoces a Susy?
—¿Susy?
—Susana... Susan... ¡Susanne!
—¿Susanne Gretchen?
—Sí sí, esa famosa chica.
abrió los ojos algo sorprendido —¿Es famosa?
—No... me refiero a la chica de la que hablaban George y Paul, ¿recuerdas?
—¡Ah sí sí sí!... ¿Tú la conoces?
—Cruzamos unas cuantas palabras.
—Es agradable ¿no crees?
—Sí, lo es... y no está nada mal. ¿Será su novio el tipo con el que está? — señalé con mi bebida para que Ringo pudiera ver.
—No creo.
—Habrá que confirmarlo. Vamos, acompáñame.
—Mejor no John, quizá lo es.
—Pues... hay que confirmarlo — repetí —Además esa chica me debe una cita, no podemos dejar que pase la oportunidad.

Comencé a caminar hacia ella.


...


—¿Y no irás a Nueva York?
—No tengo ganas, por eso me quedé contigo.
—Yo te recomiendo que vayas... y no es porque no quiera que estés conmigo, sino que... Habla con tus padres y diles que ya te cansaste de tu universidad.
—Ya se los he dicho pero... ¿Qué tanto ves?

Volteé, siguiendo la mirada de Danny.

—No, por favor — susurró Danny antes de que aquel chico terminara por acercarse a nosotros.
—Hola qué tal... me llamo John, pero tú puedes llamarme "esta noche".
reí —Hola John... — me puse al lado de Danny para no darle la espalda —Te presento a Danny.
—¿Amigos? ¿Novios?

Danny abrió la boca en plan de decir algo que por suerte, logré interrumpir:

—Amigos.
—Ya veo. ¿Qué tal, Danny?
—Qué tal — se notaba su desinterés a kilómetros —Susanne, voy a saludar a más gente... ¿nos vemos después?
—Ehm...
—Sí, sí... ella te ve después.
—Okay... nos vemos entonces.
—Adiós muchachito.

Y vimos como Danny nos dejó.

—Oye, yo podía contestar sola.
—Te estabas tardando — sonrió —Pero hablando de muchachitos... ¿Y Ringo?
—Aquí estoy... Hola Susanne — apareció, con una simpática sonrisa.
—Hola Ringo — sonreí —¿Qué hacen por acá? — pregunté, aunque ya sabía la respuesta.
—Nos invitaron a la tocada y bueno... no había nada mejor que hacer. ¿Tú qué haces por acá? ¿Te gustan "los Jú"?
—A Danny también lo invitaron, y me invitó. Y claro, pero no demasiado, son muy... — chasqueé los dedos —... muy mod.
—Por supuesto, tal como tú.
bufé —No.
—Pareces.
—Cállate, claro que no. ¿Por qué lo dices?
—Por tu falda negra... y tu chaqueta negra... y...
—No no — interrumpió John —Parece que la sacaron del elenco de una película de Presley... la de...
—¿Jailhouse Rock? — pregunté.
—¡Esa!... das miedo, chica mala. Debes andarte con cuidado.
reí —Bien, ¿sólo querías hacerme burla o...?
—No realmente, quería recordarte mi cita... ¿o ya se te olvidó?
—A nadie se le olvidaría una cita con un Beatle.
—Mejor dicho: con dos — afirmó Ringo.
—No mi querido naricitas, ¿quién rayos te invitó a ti?
—Yo — interrumpí —Vamos Ringo, si quiere seguirnos John... podemos hacer un lugar — tomé su brazo.
—... Joder — susurró John por último.


...


Abril.

"Beber en un pub con John Lennon y Ringo Starr es algo del otro mundo... bueno, mejor dicho... del otro lado del mundo: Londres.

Entre risas, bromas y todo eso, debo confesar que me he quedado con ganas de preguntar más acerca de George y Paul. Sólo hicieron unos cuantos comentarios, esos comentarios que te dejan con un nudo en la garganta...

"Paul aseguró que fumar contigo es... muy interesante" 
"George suele ser callado, pero hablaba mucho de ti"

Entonces sólo pude sonreír y ocultar lo mucho que me interesa el tema de aquel par que faltaba esa noche"










...






¡Hola, hola! Después de un milenio prácticamente, ando subiendo por aquí.

Ya que sólo le queda el final y la despedida a la otra fic, pues necesito avanzar en esta historia que tenía escrita hasta el capítulo 12 y, como no me agradaba cómo iba quedando... este es el capítulo más reciente; espero que les agrade.

Chicas, sólo puedo ponerles: ¿quién les dijo que Paul va a ser el enamorado de la Susanne? descontemos el amor por el McCartney que se me nota a kilómetros, pero no se me adelanten, puede que Paul se haya quedado con el diario de su amiga, ni yo sé.

Bueno, por mi parte: espero que estén de lo mejor con eso de que algunas ya vieron al Ringo y se emocionaron muchísimo que me pasaron la emoción. 

Y también muchísimas gracias por leer y comentar y opinar y así.

Cuídense. Las quiero muchísimo,

<3




miércoles, 28 de enero de 2015

6. From Me to You

1966



Llegué, sabía que iba retrasado... pero el punto era llegar. Después de saludar a cada persona que se me cruzara, entré al estudio y miré a Paul abrazando de su bajo violín.

—Pensé que no llegarías — dijo sin alzar la mirada.
—Pues pensaste mal... — sonreí.

Me acerqué a él y coloqué el sobre de Susanne en la mesa donde se encontraban las notas de Paul que estaba leyendo.

—¿Y esto? — lo tomó.
—Ábrelo.
—¿Qué es?
—Ábrelo — repetí.
—¿Quién lo ha mandado?
pensé dos veces antes de decirle —... Alguien.
—¿Qué te traes, eh?

Me miró extrañado, luego miró el sobre y comenzó a abrirlo. Observó su contenido y metió la mano para sacar las fotografías lentamente.

—Vaya...

Miraba cada una de las fotografías, exactamente unos cinco segundos mientras se formaba una pequeña sonrisa en su rostro.

—Soy muy fotogénico.
reí —O ella te hizo ver así.
—Tal vez... — me miró —¿Cómo es que diste con esto?
—Pues, ella me lo dio.
—¿Cuándo?
—Ayer.
—¿Cómo?
—Uh, ataque de preguntas.

Encarnó una ceja.

—... Verás... me encontré con ella por casualidad, iba caminando y yo manejaba hacia Surrey.
—¿Te dijo algo?
—Dijo que había ido a la oficina de Brian, buscaba que Freda te diera el sobre, pero al final no resultó. Así que bueno, yo me ofrecí y listo.
—¿Qué más?
—¿Quieres que te escriba la conversación?
volvió a mirar el sobre a fondo —Dejó una nota.
—Oh... — esperaba que la sacara —¿La vas a leer o...?
—No hay prisa.

Sacó el pedazo de papel y comenzó a leerlo en silencio.

—Ninguna dirección, ningún teléfono... — volteó la nota.
—No tiene domicilio.
—¿A qué te refieres?
—Bueno... no sé cómo explicarlo. Ella va a la universidad.
—Eso ya lo sé.
—Ajá, pero no sabías que duerme en los cuartos de allí... aparte, me ofrecí a llevarla.
—¿Y dónde estudia?
—No recuerdo el nombre, sólo sé que está algo apartado de la ciudad y que... parece cárcel.
—¿Tampoco tienes ningún dato suyo?
—Sólo eso, ah... y su nombre.
—Qué gracioso. Su apellido también, ¿no?
—Sí, por suerte — seguí con el humor Lennon —Paul, ¿por qué cuando la viste, no le pediste cualquier dato existente?
—Porque... vamos, apenas la había conocido.
—¿Y eso qué? Hay chicas que apenas conoces y te acuestas con ellas.
—Es distinto.
—¿Te importa mucho?
—¿Quién?
—Susanne.
—No, no me importa como tú crees. Me gusta su fotografía, y me gustaría que estuviera cerca de nosotros... nosotros cuatro.
—... Ya aparecerá.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Pasa que siempre la encuentro.
—Claro, ¿siempre significan 3 veces en tu idioma?
—Exacto... a veces va a la tienda de discos.
—Pero la cierran en una semana, ¿recuerdas?
—Ah... cierto.
—George, tienes que llevarme a su universidad.
—¿Estás loco? En ese lugar hay más adolescentes que en un concierto de nosotros, sabes que los rumores comenzarán. Además, no creo que te dejen entrar sólo porque eres Paul McCartney.
—Tiene que haber otra forma entonces.
—¿Te urge tanto?
—No, pero... — hundió los hombros —... no sé.
—Cielos McCartney... — hundí mis labios.
—¿Qué?
—Que...
—Chicos, ¿ya terminamos? — dijeron desde la cabina de sonido interrumpiendo nuestra conversación.
—... Un momento, voy al baño — dijo.

Se levantó y salió del cuarto de grabación.

Después de ver salir a McCartney, vi la nota. La curiosidad me mataba, sabía que no podía ser nada grave... así que me acerqué y la leí como si nadie me estuviera viendo:


"Lamento la demora, pero aquí tienes.

Un pequeño regalo,
espero que te agraden tanto como a mí.

Con cariño:
Susanne Gretchen.

P.D. Cuentas con un gran perfil."


—Hey, ¿qué haces?
bajé la nota —¿Tan rápido regresaste del baño?
—Sí — miró mis manos, que aún sostenían el pedazo de papel. Esperaba una respuesta.
—... Sólo puedo decirte dónde estudia.
—Eso es suficiente — sonrió.

... días después...


—¡Me encanta esa canción! — subí un poco volumen del tocadiscos de maleta que se encontraba en mi cama.

Sonaba "Hit the Road Jack" por el gran Ray Charles.

—Susanne...

Movía la cabeza al ritmo de la música, con los ojos cerrados.

—¡Susanne! — bajó el volumen —¿Ya planeaste tus vacaciones?
—Algo así... ¿Hablamos después? — sin abrir los ojos, toqué el botón de volumen del tocadiscos, pero Audrey quitó mi mano de ahí, provocando que me reincorporara.
—Sue, comienzan la semana entrante.
suspiré —Me quedaré en Londres.
—¿No irás a Nueva York para ver a tus padres?
reí —¿Y que salgan con el sermón de siempre? No gracias. Conseguiré un trabajo temporal y, veré cómo me las arreglo.
—Aquí vamos de nuevo...
—¿No crees que lo haga?
—Pues...
—Audrey, no sé porqué eres tan pesimista conmigo.
—No soy pesimista Sue, es sólo que estás en un país donde no conoces a nadie más que no sea Danny y tus amigos de la universidad... ah, y para terminar, quieres quedarte aquí. Dime, ¿dónde crees que la pasarás? ¿En el cuarto de la universidad? — puso un gesto de disgusto.
—Claro que no. Además, ¿tú qué sabes? Mis amigos podrían ser los mismos Beatles y no lo sabrías porque no sabes qué es lo que hago.
—Claro Sue... The Beatles tus amigos, y yo tomé un café con Marilyn Monroe.
—Ajá, y yo fumé con Paul McCartney.
—Basta de bromas.  Sabes que mis tíos me preguntarán por ti.
—Diles la verdad. Diles que su hija rebelde como ellos dicen, ha decidido ser londinense por una temporada.
—Susanne, ¿será que no entiendes? ¡Harán que te regreses a Nueva York!
—Con mayor razón, debo quedarme aquí y aprovechar las tierras británicas mientras pueda.

El sonido de la puerta interrumpió la plática. Me levanté, caminé a la puerta y hablé por detrás de ella antes de abrir.

—¿Quién es?
—¿Señorita Gretchen?
—Sí, soy yo.
—Correspondencia.
—¿Correspondencia? — miré a Audrey, extrañada.
—Abra por favor.

Abrí la mitad de la puerta.

—Aquí tiene.
—Gracias Miss... — tomé la carta tratando de recordar cómo se apellidaba.
—Nos vemos, que tenga buena tarde.
—... Eh, disculpe... ¿sabe quién la mandó?
—No, señorita. Hoy es día de correspondencia, me entregan el paquete y lo reparto en el plantel.
—¿Día de correspondencia?
—Ya pasó un mes desde el último día de correspondencia.
—Espere, espere — interrumpí —Entonces, ¿esto podría tener un año y apenas me lo entregan hoy?
—Veo que no ha entendido, señorita Gretchen. Esta es la correspondencia que le llegó cualquier día de marzo, el próximo reparto es el mes que viene.
—Pero tendremos vacaciones.
—Algunas personas se quedan aquí.

Escuché la risita burlona de Audrey.

—¿Y qué pasa si es muy urgente?
—En todo caso, podrían llamar a la universidad o podría venir la persona que necesita informar ese algo muy urgente.
—Qué carajo... — tapé mi boca —Oh, disculpe Miss.
—Hasta luego señorita Gretchen — dijo en un tono irritante.
—Hasta luego, y gracias — cerré la puerta después de que se fuera.

¿Quién sería?... recuerdo que mis padres no habían enviado una carta desde hace... hace... muchos días. Ni siquiera sabía que podía recibir cartas. Universidad de Londres, un punto a favor.

"Para: Susanne Gretchen" estaba escrito en una letra enredosa, pero legible.

—¿Quién la manda?
—... Hablando de los cretinos de mis padres... — mentí para cortar el tema.

Tiré la carta a mi cama sin darle importancia mientras Audrey no se iba... pues sabía que preguntaría hasta enterarse por completo y hacer que la abriera frente a ella.

Mientras Audrey hablaba sin callarse, seguía pensando en la carta...

Por alguna razón de fuente, supe que claramente lo había escrito un hombre, probablemente un doctor. No era la letra de Danny, ni de Thomas, ni nadie que conozca dentro de lo que sé.

Londres era muy grande, y conociéndome, no podría haber hecho más amigos en tan poco tiempo...

... o tal vez sí.

...

Marzo.

"Sigo sin creer que me haya respondido. Nada hace que deje de leer esa carta, y cada vez que la leo, pienso en lo dulce que fue de su parte.

Ojalá el ser tan descuidada no provoque que la pierda. Espero que se me ocurra algo para poder conservarla por siempre (si es que se puede).

Estoy emocionada, no sé realmente qué escribir... tal vez vuelva a leerla hasta quedar dormida. Aunque no estoy muy segura de que sea así. 

La pregunta es: ¿podré dormir esta noche?"

2013

Al final si se le había ocurrido algo, pero el pegamento se había secado debido al tiempo, entonces la carta estaba suelta entre las páginas de ese diario.

Recuerdo que Susanne quería que estuviese en ahí para poder leerla por siempre.

Era la primera carta que le había escrito, y claro que no había olvidado de qué se trataba, pero tenía que recordarlo, sólo por nostalgia.

...


"Susanne:

Me encantó tu regalo. Sin duda, te has convertido en mi fotógrafa preferida. Nos gustaría verte de nuevo... John no olvida esa salida que le debes.

Por cierto, creo que fuera de el gran perfil, es más belleza natural.

Con cariño:
Paul McCartney."





...





¡Hola, hola!

Extrañaba subir por acá {después de unos tres siglos} ¡el primer capítulo del 2015!

 Debo aceptar que me está agradando, y la verdad es que tengo pocas ideas para la otra fic... pero espero que les guste como va todo por aquí.

Siento si llega a ser algo enredosa la historia, si tienen alguna pregunta o algo (???) sólo díganme.

Saben que les agradezco mucho que lean, comenten y así.

Las adoro mucho.

Besos y abrazos,

<3