jueves, 5 de junio de 2014

1. I Remember You

Los días pasaban y la cabaña iba quedando mejor. Aún faltaban muchas cajas... incluyendo la de los diarios encontrados.

Decidí sacar provecho y así, después de un largo baño, descansé y me atreví a repasar la nostalgia.

«Susanne Gretchen: (1965)»

Al abrir aquel cuaderno, me encontré con hojas rasgadas y maltratadas por el paso el tiempo, aparte de las letras completamente borradas en las primeras páginas.
Buscando... encontré donde por fin iniciaría todo.

Diciembre.

"Adiós 1965... 
... Hola 1966"

1965.

—Te noto rara, diferente.
—Lo estoy.
—¿Quieres decirme por qué?
—Thomas... Thomas — repetí decidida —Tú y yo... verás, ya no podemos frecuentarnos.
—¿Qué?
—Lo que dije. Lo siento — tomé mi bolso y me retiré de la mesa.

Al caminar por las húmedas calles de Londres, Thomas no perdió el tiempo en acompañarme.

—¡¿Qué dijiste?!
—Dije que...
—¡¿Por qué carajo?!
—Porque ya fue suficiente.
—Dame una explicación clara.
—Porque no te amo y nunca lo hice, sólo fue... — chasquee los dedos -... ¿comodidad? Quizá, ¿tu dinero?

Me miraba con un gesto algo conocido; era el "¿por qué te robaste los puros de tu padre?"

—Lástima.
—Eres una interesada.
—¿De verdad crees eso? — reí —Adivina qué, yo igual.

...

Después de alejarme por completo de tal idiota, seguí caminando.

Al meter las manos a mis bolsillos, sentí el único cigarro que había sobrado. Lo saqué, algo estropeado por lo guardado que se encontraba.

—Por lo visto, ya no tienes compañía.

Miré alrededor, aún con el cigarro sostenido por mis labios. Un rollo de algún encendedor se escuchó e iluminó el rostro de quién había dicho eso.

—¿Necesitas...?
—Por favor.

Escuche sus pasos que se acercaban a mí.

—Te lo agradezco — di la primera calada a mi cigarro —¿Quieres uno?
—En cuanto sea 1966.

Sin lentes y con tal oscuridad me era difícil ver a detalle para saber qué hombre decidió acercarse a mí.

Un hombre con un acento británico muy sutil.

—Me tengo que ir.
—¿Por qué tan pronto?
reí irónicamente —Quizá porque ni siquiera te conozco.
—Pero lo harás... Prometo no ser como el fracasado de hace rato.
—Con que, ¿eres entrometido, ah?
—Sí, algo. Debo reconocer que eres una chica con actitud.
—Bueno... exactamente no soy así.

Reí y volví a meter mis manos a los bolsillos para seguir caminando por ese largo callejón oscuro.

—¿Puedo ir contigo?
—... Está bien... Me gusta escuchar tu acento británico.
—Inglés.
—¿Perdón?
—Es inglés... Soy inglés.
—Disculpa, sigo sin poder diferenciar eso. Pero mejor aún, un inglés... ¿De qué parte?
—Uhm, Liverpool. ¿De dónde eres tú?
—Estados Unidos.
—¿Ciudad?
—Nueva York.
—Entonces eres Neoyorquina.
—No, soy mexicana — dije sarcástica.
—Bien, bien... Neoyorquina — rió.
—Así es... Y, ¿qué te trae por estos callejones?
—Estaba con unos amigos... pero me aburrí del bar y decidí salir a disfrutar la ciudad en sus últimos ratos de este año. Hacía tiempo que no la visitaba a detalle.
—Hiciste lo correcto, aunque deberías disfrutar más aparte de estar con una chica desubicada sin nada que hacer.
—Hasta ahora lo único divertido que he encontrado es estar contigo...
—Eres muy dulce pero me temo que estás equivocado. He llegado hace tres semanas me parece, y conozco buenos lugares... ¿Qué te parece comenzar bien otra mitad de los 60s?
—Creo que ya es algo tarde.
—¿Tan pronto te vas?

Paramos de caminar.

—Sí...
—Qué mal... Comenzabas a sonar interesante.
—Me gustaría seguir platicando contigo, pero no había notado la hora hasta que pasamos por el negocio anterior pronto será otro día y es que, tengo tiempo límite.
—Tus amigos son algo especiales.
—Sólo mi mánager.
—¿Mánager?, ¿de qué hablas?
—Oh vaya, siento no decirte mi nombre pero temí que fueras una fanática.
—¿Eres un Rolling Stone?
rió —Claro, el sexto Stone.
—Ah... — reí nerviosamente —Sin bromas por favor, no quiero que salgas de aquí sin ninguna prenda.
volvió a reír —¿Querrás decirme tu nombre?
—¿Me dirás el tuyo?
—Seguro.
—Soy Susanne Gretchen, mucho gusto.
—Me agrada tu nombre
—Gracias — sonreí un poco, aunque él no lo notara.
—Mucho gusto. Ahora supongo que voy yo.
—En eso quedamos.
—... ¿Me dejarás correr?
—No me jodas con que sí eres un Stone.
—Bien, creo que no eres una fanática... o bueno, no una de nosotros.
—Vamos, tu mánager te regañará.
rió —Sigamos caminando.

Pisadas en el húmedo callejón se escucharon seguir, así que comencé a caminar siguiendo su ritmo.

—¿A dónde vamos?
—Adonde podamos vernos.

Caminábamos hacia el final del callejón... donde por fin había luz.

—... Eres... eres... — me encontraba sorprendida.
—Tú eres... vaya, sabía que serías muy linda.
sonreí —Entonces... ¿ya tienes que marcharte?

El reloj había sonado, tres timbres para ser exactos. Los cohetes no tardaron en aparecer al igual que los gritos que provenían de algún bar.

asintió —Feliz año nuevo, Susanne.
—Feliz año nuevo... George...
—Harrison.












...



¡Bienvenidas hermosas y nuevas lectoras! 

Bien, con este capítulo comienzo por aquí.

Les agradezco muchísimo por leer, unirse y esperar demasiado tiempo sólo para ésto.

Besos y abrazos.

<3