lunes, 28 de noviembre de 2016

17. You Won't See Me

1966

—Nos vemos más tarde.
—Espero que llegues Susanne.
—Sí mamá, lo prometo.
—No estoy bromeando.
—Yo sí.
—¡Susanne!
—¿Qué?
—Llega al departamento, ¿está bien?
—Sí, está bien.
—En la noche.
—Sí, en la noche.
—Sue... — comenzaba a irritar al chico.
—¡Ya te dije que sí!

Abrí la puerta, y al momento de salir, sentí la mano de Danny tomar mi brazo provocando que volviera a tomar asiento.

—No caigas en su juego, él tiene fama de ser un mujeriego.
—Yo pensé que tenía fama por ser un beatle.
—Susanne, hablo en serio.
—¿Qué importa? Sólo... platicaremos...
—Conozco chicas que siempre se acuestan con él.
—Seguro se han acostado contigo también... — susurré.
—¿Qué dices?
—Nada.
—Sue, por favor...
—Danny — interrumpí, ahora yo comenzaba a irritarme —Es como... no quiero decir que es una cita pero ya sabes cómo es: plática... cigarros... bebidas... — suspiré —¿Ya puedo irme?

Asintió con una sonrisa algo desanimada.

—¿No me desearás buena suerte?
—Suerte.
—Te faltó "buena".
—Suerte — repitió.

Sonreí y le envié un beso después de cerrar la puerta del automóvil. Comencé a caminar y a respirar profundamente, debía tranquilizar la maldita ansiedad que comenzaba a hacerse presente.

"Vamos Susanne, es un chico... has salido con chicos, y él es otro más" pensaba. Igual pensaba que era inútil auto-consolarme, pues Paul es un beatle, por lo tanto, no es como los otros chicos.


...


Recargado en la rejilla de un local cerrado cerca de donde quedamos, miraba a todos lados, esperando que Susanne apareciera por ahí...

... y apareció después de unos cinco minutos. Por suerte pude reconocerla, así que caminé hacia ella tratando de ser lo más sigiloso posible.


...


—Bonita noche ¿no cree? — preguntó un joven con un sombrero y un abrigo negro hasta las rodillas. Típico inglés.
—Sí... — suspiré.
—¿Espera a alguien?
reí —¿Se nota?
—Sí, y parece que la ha dejado plantada.
—Espero que no, solo tardé unos cuantos minutos. Apenas sé que aquí tienen fama de ser puntuales...
—Igual se nota que eres de Nueva York — rió.

Me quedé atónita en cuanto dijo eso, ¿cómo era que...? ¡Oh, por favor! ¿Cómo es que no pude reconocerlo?

reí —Aunque no lo creas, el sombrero logró engañarme.
—Pensé que bromeabas.
—No, y qué extraño... yo no hablo con desconocidos, y tampoco los ingleses.
—¿Entonces cómo hablas conmigo?
—Porque eres un desconocido que veo siempre en televisión, revistas... o que escucho en la radio, así que creo que te conozco.
sonrió —... Pensé que no llegarías.
—Yo... verás... — sonreí apenada —Disculpa el retraso.
—No te preocupes.
—... ¿Entramos? — señalé la puerta del pub.
—Sé que te dije que debíamos vernos aquí pero, conozco un lugar aún mejor, y es uno de mis favoritos.
—¿Un escondite?
asintió —Algo reservado.
—¿Y qué esperamos?


...


La noche seguía pasando. No podía creer que caminaba con Paul McCartney por las calles de Londres, y de noche. Igual no podía creer que la gente no lo reconociera, aunque acepto que ese sombrero es un poco engañoso.

—Aquí es.

Miré el callejón oscuro y húmedo frente a nosotros. Sólo se encontraban unos cuantos hombres por ahí, fumando sin más.

—¿De verdad?
—Sí — rió —Es por aquí...

Comenzó a caminar, ahora dentro del callejón... y lo seguí. Tenía cierto temor de que nos sucediera algo, comenzaba a creer que estaba bromeando... pero no, al final de ese sombrío lugar había una puerta negra común y corriente, con una persona fuera de ella.

—Hey... Paul McCartney, ¿o me equivoco?
—Tengo un cierto parecido a él — se quitó el sombrero y rió.
el joven rió igual —Siempre eres bienvenido — abrió la puerta al lado de él.
antes de entrar, comenzó a quitarse el abrigo —¿Te gusta? — le preguntó.
—¿El abrigo?
—Sí claro, no me refería a otra cosa... verás, la chica viene conmigo — rieron, entonces solté una risita algo nerviosa... joder, no entendía del todo el humor inglés —Toma, te lo regalo — le ofreció el abrigo.
—Gracias señor McCartney.
—No hay de qué. Vamos... — me susurró.

Caminos por un largo pasillo que guardaba otra puerta al final, yo caminaba detrás de él. Comenzaba a escucharse la música junto con diferentes voces, además el olor del cigarro era más fuerte. En el momento en el que por fin entramos... no pude estar más sorprendida. ¿Cómo es que una puerta tan pequeña guarda lugares como el que ahora veía?

Era un pub oscuro, pero no como los típicos que uno se encuentra, éste era mucho mejor. Habían luces estilo psicodélico por doquier, sofás con estampados llamativos donde se encontraban famosos, igual había gente normal... pero ¿diferente? Eran aquellos que tenían clase, pero necesitan divertirse fuera de las aburridas fiestas de té.

—¿Por qué le has regalado tu abrigo?
—Hace calor aquí dentro.
—¿Sólo por eso? — hablábamos gritando gracias al ruido, igual seguíamos caminando.
—Por acá... — cambió de dirección —Eh... no, bueno... no lo necesitaba más, y no es que se lo donara en sí, lo aceptó porque sabe que puede sacar algo de dinero por esa prenda con el hecho de que diga que yo se la di.

Había más pisos, y mientras Paul caminaba, lo saludaban muchas personas, así hasta que llegamos a la segunda planta. Más famosos, entre ellos: músicos, cantantes, modelos... vaya, era como ingresar a la alfombra roja.

Y, terminamos tomando asiento en un sofá con vista al balcón, donde se veía todo ese lugar en su máximo estilo "Swinging London".

—¿Qué te parece?
—Es muy... misterioso.
—Pero dime, ¿en verdad pensaste que te iba a llevar a un callejón oscuro?
—Pasó por mi mente, e igual pensé que los señores de fuera iban a terminar matándonos.
rió —Ellos vigilan. No quiero sonar presumido pero, lamentablemente en estos lugares siempre hay división... me refiero a que, no cualquiera entra.
—Eso veo. Y no es que seas presumido, sólo que alguien como tú no puede entrar a cualquier lugar si no quiere salir asfixiado.
—No tan trágico... sólo despertaría en un hospital.
—¿No tan trágico? — reímos.


...




Después de pedir algo para acompañar, encendí un cigarrillo.

—¿Te apetece uno? — ofrecí mi cajetilla de cigarros.
—Claro — sacó un cigarro y me acerqué a ella para encenderlo —Gracias.

Sonaba "Tell Her No" de The Zombies, algo que ambientaba más el lugar.

—Amo esa canción.
—¿En serio?
—Sí, bueno, son The Zombies.
—Amas a todos menos a The Beatles.
rió —Sus integrantes son unas... buenas personas.
—¿Qué me dices del bajista? Dicen que es muy guapo.
volvió a reír y hundió los hombros —Eso dicen.

Su respuesta me causó una sonrisa. Miraba cómo acomodaba algunas cosas en su bolso y cómo guardaba su cámara.

—Hey, no la guardes...
—¿Por? — me miró.
—Pues... no sé... sólo no la guardes.
—Ok, ok. ¿Serás mi modelo de nuevo?
—Puede ser... — sonreí —Me gustaron las fotografías que mandaste.
—Me alegra saber eso, me preocupaba que te dieran igual.
—¿Bromeas? Todo fue muy preciso, además de que, tenías un buen modelo.
sonrió —Pues muchas gracias.

Pasó un mechón de cabello atrás de su oreja mientras calaba lentamente el cigarro y movía su cabeza al ritmo de la música. Su mirada se iba hacia la planta baja, y yo me quedé mirándola por alguna razón...

Pero qué idiota, seguro sentía mi mirada y comenzaba a incomodarla... por eso es que no dijo nada más. En ese momento, llegaron las bebidas.

—Gracias — dijo al mesero.
—... Susanne... — enfocó su mirada en mí —Ya entraste de nuevo a la universidad, ¿no es así?
—Hace unas semanas, ¿unas semanas?... — rió —Casi un mes — hundió los hombros —Disculpa, no le presto mucha atención.
—¿Por qué?, ¿no te agrada?
—He aceptado ir con ustedes a su gira en semanas de exámenes, no creo que me agrade tanto.
—Ohhh, eso está mal.
—¿Qué? ¿No ir a clases?
—No no, yo era igual — rió —No puedo juzgar eso, sino que... está mal que estudies algo que no te guste.
—Pensé que le tomaría cariño, pero es imposible.
—¿Y no viajaste a Nueva York en tu descanso?
—Preferí no hacerlo, mis padres me iban a llenar la cabeza de ideas sofocándome más. Quise quedarme y no sé... salir un poco, ya sabes... conocer nuevos lugares, nuevas personas...
—Me agrada tu idea.
—Gracias por no contradecirme — suspiró —¿Sabes? Decidí cambiar un poco mi vida, eso de que sea monótona me frustra.
—Sé cómo se siente.
—¿Y no te aburres?
—¿De qué? ¿De la rutina? — asintió —Algo así. Igual quiero conocer nuevos lugares, nuevas personas... y lo hago.
sonrió —Supongo que algo estamos haciendo algo bien.
—Supongo — recordé mi diente partido —Oh carajo... — susurré, cubriéndome un poco los labios con mi mano.
—¿Qué sucede?
—Todo este tiempo sonreía tan normal, y no había recordado mi diente partido.
rió —Yo tampoco... — tomó su cámara —¿Quieres mostrarle ese diente partido a la cámara?
—No gracias — me quité mis lentes y los coloqué en la lente de su cámara.
—Si te preocupa tu apariencia, déjame decirte que no se ve nada mal.
—¿Ah no?
—No... ahora sonríe, ¿síiii?
—En cuanto lo arregle puedo sonreír cuantas veces quieras.
—Qué vanidoso ah. Vamos, sonríe, así... — sonrió —¿Ves?

Reí un poco y traté de colocarme lo más serio posible a propósito. Entonces, tomó otra fotografía.

—¿Cómo es que tienes un diente partido?
suspiré —Nunca vayas a gran velocidad en una motocicleta... y menos de noche.
—De cualquier manera no soy fanática de las motocicletas.
—¿De verdad?
—Ajá, así como The Beatles — reímos y tomó rápidamente otra fotografía —Muy bien.
—¡Heeey!
—¿Cuánto me darán por estas fotografías? — guardó su cámara —Espero que me paguen un viaje a París — rió.

Y reí con ella, mientras la veía de nuevo. Noté que bajó la mirada, entonces me di cuenta que era extrañamente tímida, y que sus mejillas lucían bien con ese color carmín.

—Oye, ¿dónde está el baño?

Señalé un par de puertas en la planta baja que podían verse desde nuestro lugar.

—Perfecto, ahora vuelvo.
—Claro.


...


1er punto: quería conocer más el lugar y observar con quién podía encontrarme, con suerte podía ver a un stone.
2do punto: al caminar lejos de nuestro lugar, suspiré tocando mis mejillas... maldita sea, sí... me había sonrojado.
3er punto: sentía la necesidad de retocar el maquillaje, puesto que sentía la mirada de Paul todo el tiempo.

Al guardar el labial color vino en mi bolso, acomodé un poco mi cabello ante el espejo. Después me dispuse a salir... topándome con alguien que cubría mi paso, y no era accidentalmente.

—¿Me darías permiso?
—Pero mira a quién tenemos aquí.
—Disculpa, ¿te conozco? — la miré unos segundos tratando de recordarla pues su rostro se me hacía algo familiar... ¡pero claro!
—Y te haces la importante, lo peor.
—Ehm, ¿Cate?
—Caroline.
chasqueé los dedos —Sí eso... estaba cerca. Eh... Caroline, ¿puedo pasar? — intenté hacerlo pero al instante bloqueó el paso.
—¿Y qué tal todo Susanne? ¿Qué tal la pasas andando de aquí para allá con cualquier chico que se te interponga?
—¿De qué hablas?
—Thomas... Miles... ¿Quién más?
—Oh por favor — reí —Te daría explicaciones pero ni a mi madre se las doy, ahora... quítate.
—¿O si no qué?
—No me estarás provocando para que te golpeé, dame permiso.
—¿Me golpearías? — rió —Sí claro.
reviré los ojos —Vengo de Manhattan, toma nota y piénsalo de nuevo, abre paso ahora mismo.
—Pasa como puedas cariño.
—Si tú lo dices...

Entonces la empujé, sí... me rebajé de nivel otra vez, como en los viejos tiempos.

—¡Eres una...! — se abalanzó sobre mí, hasta que un chico la tomó de los brazos, deteniéndola en el intento —¡Suéltame!

Para eso, la gente se había amontonado a nuestro alrededor, manteniendo la atención solamente en nosotras... hasta pude percibir un flash de alguna cámara entre la gente.

—Si te soltaran en este momento mi querida "Cate", ni siquiera podrías tocarme...
—¡Eres una cualquiera!

Caminé hacia ella levantando mi mano derecha, así es... le pegaría una bofetada... hasta que sentí la mano de alguien detenerme con fuerza. Me jaló hacia él y me abrazó por detrás.

—Deja que hable... — me susurró al oído, pude reconocer su voz.
—¿Ahora con ese chico? Pobre Miles...

Sentí cómo tomó mi mano y me guió hacia la salida, todo el camino se mantuvo cabizbajo hasta que por fin salimos del lugar. Comenzamos a caminar por las oscuras calles sin decir nada hasta llegar a lo que parecía era su auto.

—¿Qué fue eso?
—Ni yo lo sé. No tengo la menor idea de por qué ahora cuento con muchos enemigos... sobre todo ella y otra chica de su estúpido círculo social en la universidad.
—Envidia mi querida Gretchen.
—¿Envidia de qué? Soy tan normal, soy tan indiferente... no entiendo.
—No eres normal ni mucho menos indiferente... sucede que, tú no eres como ellas.
bajé la mirada —Lamento que pasaras por esto, fue muy ridículo.
—No te preocupes, no te culpo... además, vienes de Nueva York.
—¿Y eso qué tiene que ver?
—¿Nunca viste West Side Story?
reí —No soy así, lo juro.
—Y te creo... vi todo desde arriba, entonces pude aproximarme a tiempo.

Me abrió la puerta del auto.

—Toma — me dio mi bolso y lo tomé —Sube.
—Gracias pero... ya has hecho mucho por mí hoy.
—¿Sabes qué hora es?
—Las... — miré mi reloj de mano y luego palmeé mi frente —¡Son las 2:30am! Pensé que era más temprano.
—Pues no Susanne, y no dejaré que camines sola... en la oscuridad.
—Correré.
—¿Con esos tacones? Cómo crees, lucen tan bien... los vas a estropear.
—No son la gran cosa.
rió —Vamos, te llevaré.

...

Mientras él manejaba, yo miraba hacia la ventanilla. Sentía tanta vergüenza y enojo al mismo tiempo...

—¿Qué piensas?
—Que la había pasado tan bien hoy, hasta que ella apareció.
—Mi pregunta es: ¿y cómo es que ella estaba ahí? Es un lugar algo exclusivo.
—La chica se baña en dinero, dudaría si no estuviese ahí.
—De cualquier manera, es diferente...
—Quizá sale con un famoso.
—Quizá es una groupie de los Stones.
—Ni de broma lo digas... — reímos.
—Gretchen, hagamos de cuenta que nada de esto sucedió. Acabamos de salir de aquel pub porque bailamos tanto que tropezamos con la mesa y quebramos un par de copas las cuales no quisimos pagar... entonces salimos corriendo, riendo por la situación.
—Igual hubiera sido vergonzoso.
—Pero divertido.
—Eso sí — sonreí y lo miré —Gracias por detenerme, si no hubieras llegado seguro estuviera pasando la noche en prisión.
—No agradezcas, sé que tener un diente partido no es groovy.
—Créeme cuando te digo que no me hubiera tocado ni un sólo cabello.
—No lo dudo, pequeña neoyorquina que escucha a los stones.
reí —No pienses eso, realmente no soy ruda... pero... — suspiré —... olvídalo.
—Es broma, sigo creyendo que eres una chica dulce que escucha a los beach boys en secreto.
volví a reír —Estoy aprendiendo a comportarme como una señorita inglesa.
—¿Te refieres a odiosa, bien portada y demás? No no, está bien así... y por el amor de Little Richard, ni de broma te conviertas en una "señorita inglesa".
—Ni aunque me esforzara, pero igual pienso que fue horrible. Todos nos miraban, llegué a sentir un flash en algún momento.
—Paparazzis encubiertos.
—Pero no soy famosa.
—Lo serás si se publica mañana en el periódico, seguro pensaron que era una típica pelea que un alguien de la farándula provocó... y recuerda que los ingleses no estamos acostumbrados a ese tipo de escenas, es por eso que se emocionaron.
suspiré —Como sea, no fue nada agradable.
—Para ellos sí te lo aseguro... además de ser emocionante. Pero en fin... igual la hubiera golpeado si no fuera porque tú lo ibas a hacer primero.
—¿En serio?
—No — rió —Jamás golpearía a una mujer, pero me dio cierto no se qué escucharla gritarte.
—Sólo ignórala.
—Lo mismo digo... veo que te dejó pensando... — tocó mi barbilla y me observó unos segundos.
—Un poco, y es que si hay algo que sigo sin comprender es: ¿en qué le afecta a la gente lo que los demás hagan?
—Siempre me lo he preguntado, y como beatle es un dilema que soportamos todos los días.
—Te admiro por ello.
—Gracias...
—Gracias a ti.
—¿De qué?
—¿Cómo que de qué? De salvarme de un gran lío.
—No fue nada, sólo rompimos un par de copas.

Me miró y reímos al instante... pensé en ese momento que no la habíamos pasado tan mal.





...




¡Hola, después de muchísimo!

Sé que todavía hay alguien que lee ésto, así que nada... quiero agradecerles con todo mi pequeño corazón infestado de beatlemanía desde hace 4 añotes. 

Y bueno, ¿acaso se no se ve que mi inspiración fueron esas fotografías que le sacaron a McCartney en 1966? Bueno, si hablamos de la historia... pues Susanne. Además de ver "Eight Days A Week", entonces encontré mayor inspiración (y mucho más amor por los cuatro chicos)... además de tener vacaciones, por fin.

Lu y Karen, no se preocupen por comentar tarde, que yo subo siglos después. Pero, ¿cómo están? Extraño leerlas, pero gracias por comentar qué les parece la historia y demás.

En fin, las quiero, y espero que estén de lo mejor.

Besos.

<3