viernes, 31 de octubre de 2014

4. I Remember You

1966.

—Hey, qué tal.
—Oye... yo ya te vi antes, ¿no?
—Claro, estaba aquí hace tres horas y media, más o menos.
—Cieeeerto, con ese chico que tenía pinta de Tony Hicks.
Reí —¿Lo has visto?
—¿A quién?
—A ese chico, su nombre es Danny.
—¿Fanny?
—¡Danny! — grité en su oído, el chico estaba algo muy drogado.
—Ah sí... Salió hace 20 minutos, al lado de una chica... lo siento mucho.
—¿Por qué lo sientes?
—Seguro se dejó llevar por el ambiente y por eso quedó con otra chica.
—¿Qué? — volví a reír —No no, el clon de Tony Hicks y yo somos buenos amigos, sólo eso.
—Entonces me alegro.
—Yo también... — suspiré —Gracias de todas maneras, nos vemos.
—Cuídate, vive feliz.
—Igual tú — sonreí irónicamente mientras veía su cigarro de hierba.

Daniel Henderson, tenía que suponerlo. Sólo había venido por chicas drogadas, y claro, drogas gratis. Ni qué hacer, tendría que regresar sola.

—¿De verdad ya tienes que irte?

Una sonrisa apareció en mi rostro al escuchar de nuevo esa voz. Di media vuelta y lo miré.

—Me he quedado solo — rió.
—No eres el único.
—Suena bien.
sonreí —Pero sí, tengo que irme.
—¿Quieres que te acompañe?
—No, no te molestes — tomé mi bolso.
—¿Por qué me molestaría? Así como me acompañaste a fumar un cigarrillo a la terraza... pues, déjame devolverte el favor — sonrió —Vamos.
—¿Seguro?
—Seguro.
—Está bien.

Comenzamos a caminar hasta la salida.

—¡McCartney! — gritaron
volteó de inmediato —Joder... — lo escuché susurrar —Susanne, ¿podrías esperar un momento?

Tomó mi brazo y al sentirlo, asentí rápidamente.

—Esto será largo... — susurró de nuevo —Te recomendaría que fueras algo... paciente.

Volteamos y mi sorpresa no tardó en llegar.

—McCart... — me miró —Es linda... — dijo en voz leve y golpeó el hombro de Paul mientras él reviraba los ojos —¿Has quedado con Paul? — me miró.
—Está drogado — volvió a susurrar a mi oído —¿Que no tenías con quién pasar la noche?
—Me ha dejado por unas palabras, según ella "de mal gusto", y es que no gusta que en media acción te digan Brigitte Bardot cuando tu nombre es... mierda, ¿cuál era su nombre?

Paul encarnó una ceja.

—No recuerdo, pero dime... ¿tú qué opinas?, ¿te gustaría? — enfocó su mirada en mí.
—Ni aunque me confundieran con Brigitte Bardot.
—Pero, fue algo bueno ¿no?
—Yo creo que... no.
—Como decimos: una mujer habla por todas, y he ahí la respuesta. Ya entonces, le confundí y... y... bueno. Después, salí a fumar un poco.
—Hoy no fue tu noche.
—En lo absoluto. Pero dime... ¿qué tal la tuya, Paulie?
—Interesante.
—¿Ah sí? — me guiñó un ojo y lo miré con una sonrisa que se fue borrando, sabía a qué se refería —Dime, ¿cómo te llamas?
—Susanne.
—Susanne, ¿apenas van a...?
—Iba a acompañar a Susanne a tomar un taxi — interrumpió.
—¿Es cierto eso, Susanne?

Asentí.

—Antes de que la fiesta comenzara en sí, él había mencionado que necesitaba damas de compañía. No eres una de ellas, pero si te has topado con Paul caliente urgido McCartney, él piensa que todo está bien.
—Dios... cállate.
suspiró —Bien, lo siento. Noto que no tienes nada que ver con Paul; en todo caso, ¿quieres salir conmigo?
sentí la mirada de Paul en mí —... Claro.
—Vamos a...
—Pero otro día, ya tiene que irse — Paul lo volvió a interrumpir.
—Vaya, Susanne... ¿tienes abogado?

Reí, no sabía qué decir aún. Malditos nervios.

—¿Dónde puedo localizarte? Digo, para que quedemos otro día más a gusto.
—Yo te lo hago saber — dijo Paul —Ahora dejemos a Susanne tranquila ¿si?, mejor entra a la casa y duerme en el cuarto de huéspedes.
—Seguro está ocupado por un par de calientes como tú comprenderás. Acompañemos a Susanne a tomar su taxi, ¿no te molesta?
—Sigue mi consejo, no querrás terminar con jaqueca un día de grabación — aconsejó.
—No tengo nada que hacer ya, todos están en un cuarto o volando a la dimensión desconocida. Susy... espera... ¿te puedo decir Susy?
—Seguro — sonreí.
—Susy... yo tenía una novia que se llamaba así, bueno, era más como una de esas niñas que las molestas jalando su cabello o algo por el estilo y nunca te hacen caso... Seguro cada vez que enciende su televisión y estoy ahí, se ha de arrepentir.

Paul tenía una sonrisa que demostraba vergüenza, un gesto que hacía lo mismo y no dudo que en su interior estuviera apenado igual.

—Vamos entonces — Paul comenzó a caminar —Se hace tarde.

...

—¿Universidad? Entonces seguro y no pasas los 23.
asentí —Cumpliré 20.
—¿Si?
—Sí.
—Groovy.

Nos encontrábamos los tres en tal soledad con el faro de la calle apuntando a nosotros, ya eran casi las 3:00 a.m.

—¿Y por qué estás aquí? Sin ser grosero, pero me parece que yo no te invité.
—Eso sonó demasiado grosero — dijo Paul.
—No Susanne, lo pregunto de buena manera. Sólo quiero saber, simple curiosidad... no te había visto antes, sino claro que te hubiera invitado.
—Bueno... fue George, George y Ringo.
—¿Los conoces?
—Poco, he hablado dos veces con George y una a Ringo.
—George — miró a Paul —¿Serás invitada pasajera entonces?
—¿A qué te refieres?
—A que si... no sé — me miró —¿Eres amiga de él?
—No creo que en dos charlas se pueda ganar una amistad tan fácil.
—Y nosotros que hemos platicado una sola vez... creo que, ¿no soy tu amigo? — dijo Paul.
—Bueno, ¿tú me consideras una amiga?
—Claro.
—Entonces somos amigos — sonreí.
—En todo caso no serás pasajera si el señorito McCartney te considera una "amiga" — guiñó un ojo.
—... Mira Susanne, un taxi — dijo Paul, para romper esa tensión.

Le hizo la parada y éste respondió parándose exactamente frente a los tres. Abrió la puerta trasera y entré para que después la cerrara.

bajé la ventanilla rápidamente —Espero que te vaya muy bien — sonrió.
—Gracias, igual a ti.
—Y pasa a ver a Brian, digo...
—... ¿Qué tal si no hay lugar?
—Sería una lástima. El caso es volver a vernos, le debes una cita a John — señaló con los ojos.
—Cómo olvidarlo.
—De todas maneras, me gustaría ver alguna fotografía de la secuencia que me tomaste... serían muy valiosas para mí.
—Claro, un día de estos.
—Perfecto.
sonreí —Gracias por los cigarrillos también... y la plática interesante.
—De nada — se separó del auto —Cuando quieras.

Nos miramos con una sonrisa.

—Susanne Susanne, ¿querrás decirme tu nombre completo? — preguntó John.
—Susanne Gretchen es — Paul contestó por mí.
—¿Es verdad?
—Sí John, es verdad... ahora deja que se vaya.
—Ya, hasta pronto Susy Gretchen.
—Hasta pronto...

El taxi arrancó dejando al par por detrás.

—Pero qué suerte.
—¿Qué dice?
—Eso, qué suerte. No a cualquiera le toca que Paul McCartney y John Lennon suban a una señorita a un taxi, y menos si es el mío.
—... Es verdad... qué suerte.

Mi mirada se enfocó en el paisaje que pasaba por la ventanilla.

No lo había pensando del todo. Había conocido a dos Beatles más... ¿Cuánta suerte se puede tener?













...


Antes que nada: ¡feliz halloween!

Sé que aquí donde vivo no se celebra, pero acepto que es una de los fechas favoritas... después de navidad claro.

Y bueno, necesitaba subir exactamente antes de que octubre terminara. Además de que me han pedido capítulo nuevo, y nada me costaba subirlo (porque ya están escritos).

Gracias por leer y comentar lo mucho que les está agradando tanto como a mí, les agradezco muchísimo.

Prometo subir pronto en cuanto termine mi otra fic, porque las pocas ideas buenas las estoy dejando para acá.

En fin, las adoro demasiado.

Besos y abrazos.

<3




viernes, 3 de octubre de 2014

3. I Remember You

Febrero.

"¿Quién sigue ahora? 

...

¿Paul McCartney?"

1966.

—¿Estás mal de la cabeza o qué te sucede?
—¿Qué? — reí —No, ¿por qué?
—¿Cómo carajo?, oh Sue... tu sueño son The Rolling Stones, no esos tipos.
—Pero no son cualquier tipo de persona. Además, no son mi sueño.
—Digamos que... son tu meta.
—Una vez dijiste que lo mío es lo artístico, y te digo que The Beatles son artísticos, ¿qué hay de malo en eso?
—¿Quién te ha picado?
suspiré y tomé mi vestido —¿Puedo cambiarme aquí? — abrí la puerta de su armario.

Hizo una seña con su mano indicando un "adelante".

—Gracias — entré y cerré —Bueno, contestando a tu pregunta con sentido; tal vez fueron dos Beatles.
—A ver, supongamos que están frente a ti... ¿cómo piensas hacerlo?
—Ese es el problema — contesté detrás de la puerta.
—¿Sabes cuándo conseguirás tomarles fotografías?, ¿tienes una idea?
—Pues... son muy agradables.
rió —¿Y?
—Supongo que será fácil.
—Será un poco incómodo. Veamos... — aclaró la garganta —Hola Gorgy — imitó mi voz.
reí —¡Es George!
—Hola como sea... ¿puedo tomarte una fotografía? Ah que, ¿es más fácil acostarme contigo? Bueno, si tú lo dices...
suspiré después de colocarme el vestido —Danny, deseo salir de la universidad, y por eso pensé en todo; necesito buen contenido fotográfico... y ellos son una buena jugada.
—Repito, estás mal de la cabeza.
—Reprobé biología, así que eso creo. Pero es un hecho que no llegaré a ningún lado si sigo ahí... Quiero pensar que juntar unas cuantas palabras con dos de los famosos Beatles me servirá de algo.

Volvió a reír con un poco de volumen, más que sólo un poco.

—Guarda esa risa — salí de ahí —Escucha: no me interesa por lo que tenga que pasar, pero cueste lo que cueste, tendré fotografías de ellos — sonreí y lo señalé —Y... tú me ayudarás.
borró la sonrisa burlona de su rostro —Oh no, no no no y no.
—¡Sí, vamos! Quédate conmigo, no sólo estarán The Beatles... — comencé a morder mis uñas mientras pensaba —¡Pero claro! Puedo tener contacto con los Stones si... ¡si tengo relación con The Beatles!
—Sí Susanne, sí — dijo con sarcasmo.
—Entonces ¿qué dices?, ¿me acompañas?
—... No.

...

—¡Feliz cumpleaños mi querido hermoso y adorado hermanito!
—Gracias.
sonrió —¿Qué opinas de la fiesta?
—Pensé que sería algo más secreto... ya sabes, donde alguien puede llegar a drogarse o algo así. Invitaste a medio Londres.
—Pero son personas de confiar, ya verás.
—Eso espero... Por cierto, ¿sabes dónde está Ringo?
—No, pero bueno, tiene una esposa y un hijo.
—Como tú.
—Sabes que mi caso es diferente.
suspiré —¿Tampoco sabes dónde está el "otro"?
—Eh... no.

Miré por detrás de él.

—Hablando del rey de Roma...
—Rey de Londres, por favor — rió y me miró —Pero qué tenemos aquí... un George Harrison de 23 años. Joder, voy a llorar.
—No me asusta si es sarcasmo.
—Invitaste a... tu sabes...
—No, no invitamos a "señoritas de compañía".
—¿Ni una sola?
—No cambias ¿verdad, querido?
—¿Qué te digo? Uno llega a aburrirse de la rutina.
—¿Y para qué son las tabletas?
—Esas cosas son buenas... demasiado diría yo. Pero vamos, nos dejará idiotas... aunque bueno, contigo se han adelantado — golpeó su hombro y rió un poco.
—Cállate.
bufó —Hablo en serio, ¿de verdad a nadie?
—Ya habrán mujeres que caigan a tus pies.
—Y a tu cama — agregué.
—Tienen razón... Nos vemos entonces, iré a perderme — guiñó un ojo.

...

—Hay demasiada gente.
—¿Será la fiesta correcta?
—Quiero suponer.
—Sue... — dijo en un tono irritante.
—Me parece haber visto una famosa cara conocida.
—¿Y no le tomarás una fotografía?
—No es un Beatle ¿o si? — entramos a la gran casa después de ser registrados mil veces.
—¿No los buscarás?
—No creo encontrarlos.
—Pero por eso estamos aquí...
—No sólo por eso, ¿que no te aburres de ir a tomar un café a Piccadilly todos los viernes?
—¿Y tú no te aburres de ver vestidos en Carnaby Street?
—Ah... — lo miré —... cállate.
rió —Vamos a tomar asiento mientras alguno de ellos se aparece.


...

Ya habían pasado más de 2 horas y media, y claro... seguíamos sentados en el mismo lugar.

Danny se había encontrado con dos amigos y teníamos compañía, pero aún así, el ambiente no dejaba de ser aburrido... Casi todos se encontraban en un largo viaje.

—¿No quieres nada más de beber?
—No gracias — saqué un cigarro de mi abrigo y lo encendí.

Lo calé lentamente hasta recostarme en el regazo de Danny. Estaba muy agotada... no servía para este tipo de fiestas.

Al mirar a todos lados, cierta persona logró detenerme... Era él, el mismo. Comencé a verlo intensamente, quería "descubrirlo a fondo". Estaba tan concentrada que no sentí la sonrisa que tenía en mi rostro.

No paraba de ver sus gestos... sus expresiones...

El chico era mucho más atractivo en persona que en esas revistas de fanáticas que salían cada semana, y eso que no llamaba mi atención.

—¿Segura? Esto me está quitando la aburrición.

Negué sin decir nada.

—¿Qué tanto ves? — imitó la ruta de mi mirada —Oh...
—Pintoresco, ¿no crees?
—Más vale que el aroma de la hierba no te esté pegando.
reí —Eso espero.

Y por fin, nuestras miradas se encontraron.

Él tenía un gesto cálido. Sus ojos tristes me miraban profundamente mientras jugaba con su mano en la barbilla... Estaba a punto de colocar una sonrisa sobre su rostro, podía verlo. En cambio yo... yo estaba más perdida que nunca, tanto que ni siquiera había notado que estaba sosteniendo su mirada, después lo noté y bajé la cabeza. Maldije mi inseguridad al instante.

Ya hecho mi acto cobarde, seguía sintiendo su mirada algo intimidante pero de mi gusto. Mis mejillas se sonrojaron y quité la sonrisa de tonta que llevaba para reír un poco en silencio. Susanne... ¿estás coqueteando?

Decidí verlo de nuevo. Para mi sorpresa seguía mirándome queriendo ser discreto. Volteó a su mesa y me miró de nuevo, jugando un poco... Después de esa vez, sus ojos permanecieron en la gente que lo acompañaba.

—... Danny — me reincorporé —Ahora te veo.
—¿A dónde vas?
—Tienes razón... iré a tomar un poco de aire.

Caminé hacia cualquier lugar donde pasaría a propósito por la mesa que ocupaba el Beatle, aunque no tuviera intenciones de hablarle. Vi que palmeó el hombro de una persona y se encaminó a mi ruta, después... lo perdí de vista por toda la gente que se encontraba ahí.

—Hey...

Tomó mis hombros después de chocar.

nos miramos —Hola... — dijimos al mismo tiempo.
formó una curva con sus labios —¿Cómo te va?
—Muy bien... ¿cómo te va a ti?
—Muy bien también.

El juego de palabras provocó una pequeña risa entre nosotros.

Lo miraba directamente a los ojos y me sorprendía que lo hiciera... Mis mejillas ardían, y no dudaba que mis pupilas estaban completamente dilatadas como las suyas, en sus ojos color avellana.

—Soy Paul McCartney.
reí —Lo sé...

Observaba cómo miraba mis labios y lentamente fue repasando mi rostro sin decir nada hasta después de unos segundos...

—Cierto — sonrió —Hay demasiada gente ¿no crees?
—Sí — suspiré profundamente, tratando de calmar mis nervios.
—Iba a salir a fumar un cigarrillo...
—... Yo... yo también — mentí.
—¿Quieres hacerme compañía?
—Claro, vamos.

Al caminar hacia la salida, prácticamente seguíamos nuestra plática a gritos gracias al ruido.

—¿Quién eres exactamente?
—Eh... una invitada de...
—No no — rió —¿Cómo te llamas?
enrojecí un poco —Susanne.
—Susanne. ¿Eres de aquí?
—No... vengo de Nueva York.
—¿De verdad?

Asentí.

—Interesante...

Salimos e inmediatamente, me ofreció un cigarrillo.

—Gracias — lo tomé, se acercó a mí junto con su encendedor y comencé a calar hasta que por fin encendió.
—¿Qué te trae por Londres? — hizo lo mismo con su tabaco.
—La fotografía.
—¿Eres fotógrafa?
—Eh... eso intento.
—Hmm, una fotógrafa de Nueva York — silbó un poco, aclamando lo que dije —¿Por qué intentas?, ¿qué te lo impide?
—Mi universidad.
—¿No estudias fotografía?
negué —Estudio medicina pero no es lo mío. Quiero tener buenas fotografías para lograr dedicarme a lo que amo... entonces, estaba pensando en ustedes.
—Me agrada tu elección, deberías dejar tus fotografías con Brian Epstein.
—¿Brian Epstein?
—¿Sabes quién es?
—Creo que... no.
rió —Él es nuestro mánager, y las fotografías imprevistas de los paparazzis no son siempre de nuestro agrado, así que serías algo como... ¿fotógrafa personal?
—¿Y sólo así?
—Claro, siempre y cuando haya lugar. ¿Qué tipo es tu fotografía?
—Sólo capto lo que me encantaría ver una tras otra vez.
—¿Te encantaría ver este bello rostro una y otra vez? — rodeó su rostro con su índice.
volví a sonreír, aunque la sonrisa que tenía desde el comienzo no se había ido —¿Por qué no?

Rió.

—... Hace unos días me encontré con George y Ringo, entonces me invitaron.
—¿Y has venido a tomarnos fotografías tipo paparazzi? — debilitó sus gestos.
—No no. Fue coincidencia, pura coincidencia de encontrarme con George hasta dos veces... quizá suerte.
—O destino... — me miró fijamente —¿Crees en el destino?
—Pocas veces, ¿tú crees en él?
—Claro — soltó el humo de su última calada —Situaciones así provocan que crea en él.

Sonreí a su respuesta.

—Linda sonrisa.
—Gracias.
—Lamento no ofrecerte una desde hace un buen rato, pero creo que ya viste el aspecto de mi dentadura.
—Un diente frontal partido.
hizo un gesto de desagrado —Lo detesto.
—Creo que es interesante. Jamás había visto a una persona así.
—Yo creo que no es agradable ser el primero en esa categoría — rió.

...

Encendió un cigarrillo, uno de los miles que llevábamos alrededor de toda la plática. Tomé mi cámara y la coloqué al lado de mí.

—Tu cámara es algo antigua, ¿no?
—Sí, la compré hace unos cinco años — se la ofrecí y la tomó.
—Ya veo... es muy bella. ¿Funciona bien? — comenzó a mirarla, dándole vueltas.
—Siempre y cuando tengas una buena imagen.

Sonrió y me miró.

—Ten... — la regresó a mis piernas —Muéstrame un poco.
—Bien. Veo que tienes luz a tu lado derecho... y tu perfil es... — nos miramos y puse la cámara en mi rostro para cubrir mis mejillas ruborizadas por milésima vez —... muy... sutil.
—Gracias — sonrió —Dime, ¿qué hago?
—Sé tu mismo.

Comenzó a calar mientras miraba los árboles que tenía atrás de mí.

—Buena idea la de George mudarse algo retirado de Londres.
—¿Por qué lo dices?
—En Londres todo es igual... calles, casas, edificios... A veces hace falta salir a respirar.
—Es verdad. Nueva York es la ciudad con más movimiento que he visto, y... sin embargo, Arizona es mi lugar preferido... campo, árboles, naturaleza...

Volteó y me miró.

—Deberías ver los campos de aquí. Escocia es mi lugar preferido, todo es en tonos naranjas y amarillos, diferente al típico gris londinense.
—Me imagino... Todo ha de ser fotogénico.
—Demasiado — bajé mi cámara y me miró —... ¿Has terminado?
—Ni siquiera he comenzado.
rió —¿Ah no?

Hundí mis hombros y bostecé levemente, cubriéndome con mis manos. Levanté el brazo izquierdo para ver el supuesto reloj que debía encontrarse ahí, y no estaba.

—Las 2:00a.m. — dijo después de ver su reloj —¿Estás aburrida?
—No, nada de eso, pero... ¿no crees que es algo tarde?
—Ni he sentido el tiempo, y para los otros, el tiempo se ha pasado volando... por suerte, sólo hemos salido a fumar un cigarrillo.

Sonreímos.













...



¡Mis queridas y bellas lectoras!

Antes que nada, me quiero auto-dedicar ese hermoso gif de los hermosos ojos del hermoso de Paul McCartney. 

~ Feliz cumpleaños a mí ~ 

Quise subir sí o sí, y claro que sería aquí ya que las he dejado tanto tiempo.

A mí me agrada mucho esta fanfiction, y espero que a ustedes igual, a ver qué es lo que sucede después ya que por fin apareció *ashjkalsjs* McCartney.

Bueno, espero que estén de lo mejor.

Las adoro muchísimo.

Besos y abrazos.

<3