jueves, 18 de diciembre de 2014

5. From Me to You

Marzo.

"Apuesto... interesante... inglés...

¿Qué más? Uhm... tal vez... apuesto... interesante... y también inglés. Sí, supongo que eso lo dice todo.

Paul McCartney, nada más que escribir."

...

1966

—Gracias Danny, te debo una.
—Nada de eso jovencita, tendrás que venir desinfectar el cuarto oscuro.
reí —Claro, mañana a primera hora — contesté con sarcasmo.
—... Sólo porque eres Susanne Gretchen, y espero que con esto vayas directo al camino para ser libre de aquella nefasta universidad.
—De nuevo, gracias — sonreí —¿Deseas ver las fotografías?
—No no, así estoy muy bien.
—Tú te lo pierdes.
—Oh no querida, no me pierdo de nada.

Lo miré tratando de hacer el gesto más tierno que podía.

suspiró —... Vamos, enséñame.
—¡Si tú lo dices!

Saqué la secuencia fotográfica rápido pero con cuidado, las tomó y comenzó a mirarlas con detalle.

—¿Qué dices?
—Joder Sue... lo embelleciste.
negué lentamente mientras veía la fotografía —El chico es muy fotogénico... digo, con ese rostro — hubo una pausa mientras colocaba una mano en mi barbilla ocultando una sonrisa —Hablando de su rostro, debo decir que es muy cautivador, sus facciones... sus...
—¿Eh? — interrumpió —Para ya, o devolveré la comida.
—¿Qué dije?
me miró con el ceño fruncido —Nada. Creo que ya te ibas ¿no?
—Ah, sí sí... — me dio las fotografías mientras me miraba y las tomé —Luego te veo — terminé por guardarlas.
—Cuídate... y trata de no enamorarte.

...

Salí de los estudios Abbey Road y fui hasta mi vehículo. Arranqué con dificultad gracias a las fanáticas que ocupaban opacar la salida y al final, pude conducir tranquilamente por la ciudad.

Comenzaba a anochecer. Era lluvioso como casi todos los días, así que decidí bajar la velocidad para ver con cuidado.

Recordé entonces que nadie más quería quedar como el pobre de McCartney y ese bonito diente partido.

...

Lluvias de primavera: no mis favoritas pero llego a soportarlas de vez en cuando... aunque pensándolo bien, aquí en Londres no se nota la diferencia entre estaciones.

Tenía que dejar de divagar y dedicarme a caminar más rápido ya que comenzaba a empaparme, aunque... vamos... mojarse un poco no hará daño ¿o si?

Sí, definitivo. Y no mojarse sólo por agua "de la naturaleza", sino por un auto que ha pasado al lado de ti y termina dándote un baño.

... Groovy.

—Maldita sea... — suspiré después de ver mis calcetas empapadas, zapatos y la parte baja de mi falda.

El auto que pasó, dio reversa por alguna extraña razón. Tal vez, sólo tal vez... pudo leer mis pensamientos.

—No puede ser — sonreí mientras observaba al conductor.
barrió mi cuerpo con su mirada y rió un poco —Oh, creo que lo siento... pero no tanto eh...
—Al menos regresaste para disculparte.
—Sí, pasa que soy una buena persona.
—Eso veo — reí.
—Qué sorpresa Susanne.
—Sí... qué sorpresa — apreté mi falda para quitarle el exceso de agua.
—Mírate, estás empapada.
—¿Tú crees?
rió —Ya dije que lo siento. Pero bien, ¿adónde ibas?
—A mi universidad.
—¿Ese es tu uniforme? — señaló con su dedo índice.
—¿Crees que saldría con el uniforme?
volvió a reír —Déjame llevarte — abrió la puerta de su derecha.
—No no... de verdad, me queda cerca.
—Mientes. Vamos, sube... debo disculparme de alguna otra manera.
—... Está bien.

...

—Susanne, quisiera saber si fuiste el viernes pasado.
—Claro, ahí estuve.
—¿Y por qué no te vi?
—Quizá porque había medio Londres en tu casa.
—Ah ya. ¿Y cómo es que Paul te vio?
un sentimiento de nerviosismo se apoderó de mí —Cómo... ¿cómo sabes?
—Salió el tema un par de días después. Dime, ¿qué tal McCartney?, buen chico ¿no?
—Sí... es muy agradable... simpático y tiene un porte elegante.
—Oh vaya, si que te agradó.
—Ajá, no parece ser el soberbio de ustedes sólo por ser una cara bonita, y el escritor... McLennon, ya sabes.

Rió y suspiró.

—... Y tú no pareces ser el serio.
—Eso dicen. Estoy pensando seriamente demandar a cada periodista que me describe de tal manera.
—Pues deberías, sólo causan mala impresión de ti... o mejor dicho, de ustedes.
—Me alegra saber que ya no estás tan cegada, así alguien más sabrá quiénes somos en realidad.
—Igual me alegra, aunque bueno... esos fanáticos son los plásticos, los que se dejan llevar por la moda o por su físico.
—¿Y tú no eres uno de esos?
—George... ni siquiera soy su fan.
—Dulce y cruel realidad — bajó el volumen de la radio —Y dime: ¿qué hacías antes de que por causalidad nos volviéramos a encontrar?
—Caminaba.
—¿Y antes?
—Estaba perdida, pero seguía caminando.
—¿Y antes de perderte?
—Ehh... fui a la tienda de discos donde nos vimos aquella vez.
—¿Sólo para matar el tiempo?
—Algo así — sonreí y bajé la mirada. Comencé a sacudir algunas gotas de agua del sobre de las fotos.
volteó un poco, sin quitar la vista de la pista —¿Qué llevas ahí?
—Son unas fotografías.
—¿Puedo verlas?
—Sí, pero ahora no... estás manejando. No querrás darle un baño a alguien más ¿o sí?
—Bueno, sería divertido ver con quién me encuentro esta vez — sonrió —Espera un momento.

Y en ese mismo instante, buscó una parada y se estacionó. Me miró pidiendo el sobre, entonces se lo di.

—Vaya... — dijo mientras sacaba poco a poco cada fotografía —Yo conozco a este hombre... creo que le dicen Paul McCartney.

Reí un poco, era la típica risita nerviosa.

—¿Se las ibas a dar?
—Ese es el dilema. No sé cómo encontrarlo... por eso es que fui a la tienda de discos, para ver si podía hablar con ¿Freda? — asintió —... Y darle las fotografías para que por favor, se las diera a Paul.
—Si quieres... Mira, lo veré mañana entonces... creo que puedo dárselas.
—¿De verdad?
—Claro.
—Maravilloso.
—Bien... — seguía mirándolas —Me agradan.
—¿En serio?
asintió —Y sé que le agradarán igual.

Sonreí.

—Me han dado ganas de tener las mías.
—¿De que yo te tome fotografías?
—Cómo crees, me refiero a tener una secuencia fotográfica de Paul. Es que... se ve tan bien...
reí —Pues... si quieres.
—Nah, olvídalo — interrumpió —Veo su lindo rostro todos los días. Fuera de eso, digo que, sería un placer ser tu modelo... un día... no muy lejano.
—Sería un placer para mí.
—Uy, ¿lo ves? Estamos al par.

...

El viaje había durado alrededor de una hora. Se había hecho de noche y yo, sinceramente, no quería bajarme del auto.

—¿Aquí es? — miró el lugar con un gesto de disgusto.
—Sí.
—Y según Susanne Gretchen quedaba cerca.
reí —Creo que me equivoqué.
—Creo que sí.
—Parece un reclusorio, ¿no?
—... Ah que... ¿no es un reclusorio?
—Pues... sí, lo es.
—Ya veo. Te deseo mucha suerte entonces.
—Gracias... y gracias por el viaje.
—De nada.
sonreí —Saluda a los chicos de mi parte.
—Claro. Sé que también John Lennon tuvo el placer de conocerte.
—Oh...
—¿Cómo es que se comportó?
—Bien, bien. Digamos que es muy... muy... ¿divertido?
—Fuera de las drogas y el whisky... digamos que, bueno... claro que tiene lo suyo.
—Y no lo dudo — bajé del auto.
—¿Me dejaste las fotografías?
—Cierto — las coloqué el sobre en el asiento delantero —Gracias por esto también.
—No hay de qué. ¿Le digo que son de tu parte?
—Sí... bueno... — necesitaba no sonar muy emocionada —... como quieras.
suspiró —Está bien.
—Entonces... creo que, nos vemos.
—Hasta pronto, Susanne.

Por último, cerré la puerta de su auto.














...





¡Hola, hola!

Qué bonito se siente subir por acá, y es que necesitaba hacerlo. 

Sucede que, tengo miles de ideas para esta fic que tengo ganas de subir muy seguido, pero necesito enfocarme más en la otra fic {que queda poco} así que... bueno.

El caso es que, después de unas cuantas décadas, por fin subí aquí.

Espero que les agrade como es que va la historia y todo eso.

¡Gracias por leer! Las adoro muchote.

Besos y abrazos.

<3




viernes, 31 de octubre de 2014

4. I Remember You

1966.

—Hey, qué tal.
—Oye... yo ya te vi antes, ¿no?
—Claro, estaba aquí hace tres horas y media, más o menos.
—Cieeeerto, con ese chico que tenía pinta de Tony Hicks.
Reí —¿Lo has visto?
—¿A quién?
—A ese chico, su nombre es Danny.
—¿Fanny?
—¡Danny! — grité en su oído, el chico estaba algo muy drogado.
—Ah sí... Salió hace 20 minutos, al lado de una chica... lo siento mucho.
—¿Por qué lo sientes?
—Seguro se dejó llevar por el ambiente y por eso quedó con otra chica.
—¿Qué? — volví a reír —No no, el clon de Tony Hicks y yo somos buenos amigos, sólo eso.
—Entonces me alegro.
—Yo también... — suspiré —Gracias de todas maneras, nos vemos.
—Cuídate, vive feliz.
—Igual tú — sonreí irónicamente mientras veía su cigarro de hierba.

Daniel Henderson, tenía que suponerlo. Sólo había venido por chicas drogadas, y claro, drogas gratis. Ni qué hacer, tendría que regresar sola.

—¿De verdad ya tienes que irte?

Una sonrisa apareció en mi rostro al escuchar de nuevo esa voz. Di media vuelta y lo miré.

—Me he quedado solo — rió.
—No eres el único.
—Suena bien.
sonreí —Pero sí, tengo que irme.
—¿Quieres que te acompañe?
—No, no te molestes — tomé mi bolso.
—¿Por qué me molestaría? Así como me acompañaste a fumar un cigarrillo a la terraza... pues, déjame devolverte el favor — sonrió —Vamos.
—¿Seguro?
—Seguro.
—Está bien.

Comenzamos a caminar hasta la salida.

—¡McCartney! — gritaron
volteó de inmediato —Joder... — lo escuché susurrar —Susanne, ¿podrías esperar un momento?

Tomó mi brazo y al sentirlo, asentí rápidamente.

—Esto será largo... — susurró de nuevo —Te recomendaría que fueras algo... paciente.

Volteamos y mi sorpresa no tardó en llegar.

—McCart... — me miró —Es linda... — dijo en voz leve y golpeó el hombro de Paul mientras él reviraba los ojos —¿Has quedado con Paul? — me miró.
—Está drogado — volvió a susurrar a mi oído —¿Que no tenías con quién pasar la noche?
—Me ha dejado por unas palabras, según ella "de mal gusto", y es que no gusta que en media acción te digan Brigitte Bardot cuando tu nombre es... mierda, ¿cuál era su nombre?

Paul encarnó una ceja.

—No recuerdo, pero dime... ¿tú qué opinas?, ¿te gustaría? — enfocó su mirada en mí.
—Ni aunque me confundieran con Brigitte Bardot.
—Pero, fue algo bueno ¿no?
—Yo creo que... no.
—Como decimos: una mujer habla por todas, y he ahí la respuesta. Ya entonces, le confundí y... y... bueno. Después, salí a fumar un poco.
—Hoy no fue tu noche.
—En lo absoluto. Pero dime... ¿qué tal la tuya, Paulie?
—Interesante.
—¿Ah sí? — me guiñó un ojo y lo miré con una sonrisa que se fue borrando, sabía a qué se refería —Dime, ¿cómo te llamas?
—Susanne.
—Susanne, ¿apenas van a...?
—Iba a acompañar a Susanne a tomar un taxi — interrumpió.
—¿Es cierto eso, Susanne?

Asentí.

—Antes de que la fiesta comenzara en sí, él había mencionado que necesitaba damas de compañía. No eres una de ellas, pero si te has topado con Paul caliente urgido McCartney, él piensa que todo está bien.
—Dios... cállate.
suspiró —Bien, lo siento. Noto que no tienes nada que ver con Paul; en todo caso, ¿quieres salir conmigo?
sentí la mirada de Paul en mí —... Claro.
—Vamos a...
—Pero otro día, ya tiene que irse — Paul lo volvió a interrumpir.
—Vaya, Susanne... ¿tienes abogado?

Reí, no sabía qué decir aún. Malditos nervios.

—¿Dónde puedo localizarte? Digo, para que quedemos otro día más a gusto.
—Yo te lo hago saber — dijo Paul —Ahora dejemos a Susanne tranquila ¿si?, mejor entra a la casa y duerme en el cuarto de huéspedes.
—Seguro está ocupado por un par de calientes como tú comprenderás. Acompañemos a Susanne a tomar su taxi, ¿no te molesta?
—Sigue mi consejo, no querrás terminar con jaqueca un día de grabación — aconsejó.
—No tengo nada que hacer ya, todos están en un cuarto o volando a la dimensión desconocida. Susy... espera... ¿te puedo decir Susy?
—Seguro — sonreí.
—Susy... yo tenía una novia que se llamaba así, bueno, era más como una de esas niñas que las molestas jalando su cabello o algo por el estilo y nunca te hacen caso... Seguro cada vez que enciende su televisión y estoy ahí, se ha de arrepentir.

Paul tenía una sonrisa que demostraba vergüenza, un gesto que hacía lo mismo y no dudo que en su interior estuviera apenado igual.

—Vamos entonces — Paul comenzó a caminar —Se hace tarde.

...

—¿Universidad? Entonces seguro y no pasas los 23.
asentí —Cumpliré 20.
—¿Si?
—Sí.
—Groovy.

Nos encontrábamos los tres en tal soledad con el faro de la calle apuntando a nosotros, ya eran casi las 3:00 a.m.

—¿Y por qué estás aquí? Sin ser grosero, pero me parece que yo no te invité.
—Eso sonó demasiado grosero — dijo Paul.
—No Susanne, lo pregunto de buena manera. Sólo quiero saber, simple curiosidad... no te había visto antes, sino claro que te hubiera invitado.
—Bueno... fue George, George y Ringo.
—¿Los conoces?
—Poco, he hablado dos veces con George y una a Ringo.
—George — miró a Paul —¿Serás invitada pasajera entonces?
—¿A qué te refieres?
—A que si... no sé — me miró —¿Eres amiga de él?
—No creo que en dos charlas se pueda ganar una amistad tan fácil.
—Y nosotros que hemos platicado una sola vez... creo que, ¿no soy tu amigo? — dijo Paul.
—Bueno, ¿tú me consideras una amiga?
—Claro.
—Entonces somos amigos — sonreí.
—En todo caso no serás pasajera si el señorito McCartney te considera una "amiga" — guiñó un ojo.
—... Mira Susanne, un taxi — dijo Paul, para romper esa tensión.

Le hizo la parada y éste respondió parándose exactamente frente a los tres. Abrió la puerta trasera y entré para que después la cerrara.

bajé la ventanilla rápidamente —Espero que te vaya muy bien — sonrió.
—Gracias, igual a ti.
—Y pasa a ver a Brian, digo...
—... ¿Qué tal si no hay lugar?
—Sería una lástima. El caso es volver a vernos, le debes una cita a John — señaló con los ojos.
—Cómo olvidarlo.
—De todas maneras, me gustaría ver alguna fotografía de la secuencia que me tomaste... serían muy valiosas para mí.
—Claro, un día de estos.
—Perfecto.
sonreí —Gracias por los cigarrillos también... y la plática interesante.
—De nada — se separó del auto —Cuando quieras.

Nos miramos con una sonrisa.

—Susanne Susanne, ¿querrás decirme tu nombre completo? — preguntó John.
—Susanne Gretchen es — Paul contestó por mí.
—¿Es verdad?
—Sí John, es verdad... ahora deja que se vaya.
—Ya, hasta pronto Susy Gretchen.
—Hasta pronto...

El taxi arrancó dejando al par por detrás.

—Pero qué suerte.
—¿Qué dice?
—Eso, qué suerte. No a cualquiera le toca que Paul McCartney y John Lennon suban a una señorita a un taxi, y menos si es el mío.
—... Es verdad... qué suerte.

Mi mirada se enfocó en el paisaje que pasaba por la ventanilla.

No lo había pensando del todo. Había conocido a dos Beatles más... ¿Cuánta suerte se puede tener?













...


Antes que nada: ¡feliz halloween!

Sé que aquí donde vivo no se celebra, pero acepto que es una de los fechas favoritas... después de navidad claro.

Y bueno, necesitaba subir exactamente antes de que octubre terminara. Además de que me han pedido capítulo nuevo, y nada me costaba subirlo (porque ya están escritos).

Gracias por leer y comentar lo mucho que les está agradando tanto como a mí, les agradezco muchísimo.

Prometo subir pronto en cuanto termine mi otra fic, porque las pocas ideas buenas las estoy dejando para acá.

En fin, las adoro demasiado.

Besos y abrazos.

<3




viernes, 3 de octubre de 2014

3. I Remember You

Febrero.

"¿Quién sigue ahora? 

...

¿Paul McCartney?"

1966.

—¿Estás mal de la cabeza o qué te sucede?
—¿Qué? — reí —No, ¿por qué?
—¿Cómo carajo?, oh Sue... tu sueño son The Rolling Stones, no esos tipos.
—Pero no son cualquier tipo de persona. Además, no son mi sueño.
—Digamos que... son tu meta.
—Una vez dijiste que lo mío es lo artístico, y te digo que The Beatles son artísticos, ¿qué hay de malo en eso?
—¿Quién te ha picado?
suspiré y tomé mi vestido —¿Puedo cambiarme aquí? — abrí la puerta de su armario.

Hizo una seña con su mano indicando un "adelante".

—Gracias — entré y cerré —Bueno, contestando a tu pregunta con sentido; tal vez fueron dos Beatles.
—A ver, supongamos que están frente a ti... ¿cómo piensas hacerlo?
—Ese es el problema — contesté detrás de la puerta.
—¿Sabes cuándo conseguirás tomarles fotografías?, ¿tienes una idea?
—Pues... son muy agradables.
rió —¿Y?
—Supongo que será fácil.
—Será un poco incómodo. Veamos... — aclaró la garganta —Hola Gorgy — imitó mi voz.
reí —¡Es George!
—Hola como sea... ¿puedo tomarte una fotografía? Ah que, ¿es más fácil acostarme contigo? Bueno, si tú lo dices...
suspiré después de colocarme el vestido —Danny, deseo salir de la universidad, y por eso pensé en todo; necesito buen contenido fotográfico... y ellos son una buena jugada.
—Repito, estás mal de la cabeza.
—Reprobé biología, así que eso creo. Pero es un hecho que no llegaré a ningún lado si sigo ahí... Quiero pensar que juntar unas cuantas palabras con dos de los famosos Beatles me servirá de algo.

Volvió a reír con un poco de volumen, más que sólo un poco.

—Guarda esa risa — salí de ahí —Escucha: no me interesa por lo que tenga que pasar, pero cueste lo que cueste, tendré fotografías de ellos — sonreí y lo señalé —Y... tú me ayudarás.
borró la sonrisa burlona de su rostro —Oh no, no no no y no.
—¡Sí, vamos! Quédate conmigo, no sólo estarán The Beatles... — comencé a morder mis uñas mientras pensaba —¡Pero claro! Puedo tener contacto con los Stones si... ¡si tengo relación con The Beatles!
—Sí Susanne, sí — dijo con sarcasmo.
—Entonces ¿qué dices?, ¿me acompañas?
—... No.

...

—¡Feliz cumpleaños mi querido hermoso y adorado hermanito!
—Gracias.
sonrió —¿Qué opinas de la fiesta?
—Pensé que sería algo más secreto... ya sabes, donde alguien puede llegar a drogarse o algo así. Invitaste a medio Londres.
—Pero son personas de confiar, ya verás.
—Eso espero... Por cierto, ¿sabes dónde está Ringo?
—No, pero bueno, tiene una esposa y un hijo.
—Como tú.
—Sabes que mi caso es diferente.
suspiré —¿Tampoco sabes dónde está el "otro"?
—Eh... no.

Miré por detrás de él.

—Hablando del rey de Roma...
—Rey de Londres, por favor — rió y me miró —Pero qué tenemos aquí... un George Harrison de 23 años. Joder, voy a llorar.
—No me asusta si es sarcasmo.
—Invitaste a... tu sabes...
—No, no invitamos a "señoritas de compañía".
—¿Ni una sola?
—No cambias ¿verdad, querido?
—¿Qué te digo? Uno llega a aburrirse de la rutina.
—¿Y para qué son las tabletas?
—Esas cosas son buenas... demasiado diría yo. Pero vamos, nos dejará idiotas... aunque bueno, contigo se han adelantado — golpeó su hombro y rió un poco.
—Cállate.
bufó —Hablo en serio, ¿de verdad a nadie?
—Ya habrán mujeres que caigan a tus pies.
—Y a tu cama — agregué.
—Tienen razón... Nos vemos entonces, iré a perderme — guiñó un ojo.

...

—Hay demasiada gente.
—¿Será la fiesta correcta?
—Quiero suponer.
—Sue... — dijo en un tono irritante.
—Me parece haber visto una famosa cara conocida.
—¿Y no le tomarás una fotografía?
—No es un Beatle ¿o si? — entramos a la gran casa después de ser registrados mil veces.
—¿No los buscarás?
—No creo encontrarlos.
—Pero por eso estamos aquí...
—No sólo por eso, ¿que no te aburres de ir a tomar un café a Piccadilly todos los viernes?
—¿Y tú no te aburres de ver vestidos en Carnaby Street?
—Ah... — lo miré —... cállate.
rió —Vamos a tomar asiento mientras alguno de ellos se aparece.


...

Ya habían pasado más de 2 horas y media, y claro... seguíamos sentados en el mismo lugar.

Danny se había encontrado con dos amigos y teníamos compañía, pero aún así, el ambiente no dejaba de ser aburrido... Casi todos se encontraban en un largo viaje.

—¿No quieres nada más de beber?
—No gracias — saqué un cigarro de mi abrigo y lo encendí.

Lo calé lentamente hasta recostarme en el regazo de Danny. Estaba muy agotada... no servía para este tipo de fiestas.

Al mirar a todos lados, cierta persona logró detenerme... Era él, el mismo. Comencé a verlo intensamente, quería "descubrirlo a fondo". Estaba tan concentrada que no sentí la sonrisa que tenía en mi rostro.

No paraba de ver sus gestos... sus expresiones...

El chico era mucho más atractivo en persona que en esas revistas de fanáticas que salían cada semana, y eso que no llamaba mi atención.

—¿Segura? Esto me está quitando la aburrición.

Negué sin decir nada.

—¿Qué tanto ves? — imitó la ruta de mi mirada —Oh...
—Pintoresco, ¿no crees?
—Más vale que el aroma de la hierba no te esté pegando.
reí —Eso espero.

Y por fin, nuestras miradas se encontraron.

Él tenía un gesto cálido. Sus ojos tristes me miraban profundamente mientras jugaba con su mano en la barbilla... Estaba a punto de colocar una sonrisa sobre su rostro, podía verlo. En cambio yo... yo estaba más perdida que nunca, tanto que ni siquiera había notado que estaba sosteniendo su mirada, después lo noté y bajé la cabeza. Maldije mi inseguridad al instante.

Ya hecho mi acto cobarde, seguía sintiendo su mirada algo intimidante pero de mi gusto. Mis mejillas se sonrojaron y quité la sonrisa de tonta que llevaba para reír un poco en silencio. Susanne... ¿estás coqueteando?

Decidí verlo de nuevo. Para mi sorpresa seguía mirándome queriendo ser discreto. Volteó a su mesa y me miró de nuevo, jugando un poco... Después de esa vez, sus ojos permanecieron en la gente que lo acompañaba.

—... Danny — me reincorporé —Ahora te veo.
—¿A dónde vas?
—Tienes razón... iré a tomar un poco de aire.

Caminé hacia cualquier lugar donde pasaría a propósito por la mesa que ocupaba el Beatle, aunque no tuviera intenciones de hablarle. Vi que palmeó el hombro de una persona y se encaminó a mi ruta, después... lo perdí de vista por toda la gente que se encontraba ahí.

—Hey...

Tomó mis hombros después de chocar.

nos miramos —Hola... — dijimos al mismo tiempo.
formó una curva con sus labios —¿Cómo te va?
—Muy bien... ¿cómo te va a ti?
—Muy bien también.

El juego de palabras provocó una pequeña risa entre nosotros.

Lo miraba directamente a los ojos y me sorprendía que lo hiciera... Mis mejillas ardían, y no dudaba que mis pupilas estaban completamente dilatadas como las suyas, en sus ojos color avellana.

—Soy Paul McCartney.
reí —Lo sé...

Observaba cómo miraba mis labios y lentamente fue repasando mi rostro sin decir nada hasta después de unos segundos...

—Cierto — sonrió —Hay demasiada gente ¿no crees?
—Sí — suspiré profundamente, tratando de calmar mis nervios.
—Iba a salir a fumar un cigarrillo...
—... Yo... yo también — mentí.
—¿Quieres hacerme compañía?
—Claro, vamos.

Al caminar hacia la salida, prácticamente seguíamos nuestra plática a gritos gracias al ruido.

—¿Quién eres exactamente?
—Eh... una invitada de...
—No no — rió —¿Cómo te llamas?
enrojecí un poco —Susanne.
—Susanne. ¿Eres de aquí?
—No... vengo de Nueva York.
—¿De verdad?

Asentí.

—Interesante...

Salimos e inmediatamente, me ofreció un cigarrillo.

—Gracias — lo tomé, se acercó a mí junto con su encendedor y comencé a calar hasta que por fin encendió.
—¿Qué te trae por Londres? — hizo lo mismo con su tabaco.
—La fotografía.
—¿Eres fotógrafa?
—Eh... eso intento.
—Hmm, una fotógrafa de Nueva York — silbó un poco, aclamando lo que dije —¿Por qué intentas?, ¿qué te lo impide?
—Mi universidad.
—¿No estudias fotografía?
negué —Estudio medicina pero no es lo mío. Quiero tener buenas fotografías para lograr dedicarme a lo que amo... entonces, estaba pensando en ustedes.
—Me agrada tu elección, deberías dejar tus fotografías con Brian Epstein.
—¿Brian Epstein?
—¿Sabes quién es?
—Creo que... no.
rió —Él es nuestro mánager, y las fotografías imprevistas de los paparazzis no son siempre de nuestro agrado, así que serías algo como... ¿fotógrafa personal?
—¿Y sólo así?
—Claro, siempre y cuando haya lugar. ¿Qué tipo es tu fotografía?
—Sólo capto lo que me encantaría ver una tras otra vez.
—¿Te encantaría ver este bello rostro una y otra vez? — rodeó su rostro con su índice.
volví a sonreír, aunque la sonrisa que tenía desde el comienzo no se había ido —¿Por qué no?

Rió.

—... Hace unos días me encontré con George y Ringo, entonces me invitaron.
—¿Y has venido a tomarnos fotografías tipo paparazzi? — debilitó sus gestos.
—No no. Fue coincidencia, pura coincidencia de encontrarme con George hasta dos veces... quizá suerte.
—O destino... — me miró fijamente —¿Crees en el destino?
—Pocas veces, ¿tú crees en él?
—Claro — soltó el humo de su última calada —Situaciones así provocan que crea en él.

Sonreí a su respuesta.

—Linda sonrisa.
—Gracias.
—Lamento no ofrecerte una desde hace un buen rato, pero creo que ya viste el aspecto de mi dentadura.
—Un diente frontal partido.
hizo un gesto de desagrado —Lo detesto.
—Creo que es interesante. Jamás había visto a una persona así.
—Yo creo que no es agradable ser el primero en esa categoría — rió.

...

Encendió un cigarrillo, uno de los miles que llevábamos alrededor de toda la plática. Tomé mi cámara y la coloqué al lado de mí.

—Tu cámara es algo antigua, ¿no?
—Sí, la compré hace unos cinco años — se la ofrecí y la tomó.
—Ya veo... es muy bella. ¿Funciona bien? — comenzó a mirarla, dándole vueltas.
—Siempre y cuando tengas una buena imagen.

Sonrió y me miró.

—Ten... — la regresó a mis piernas —Muéstrame un poco.
—Bien. Veo que tienes luz a tu lado derecho... y tu perfil es... — nos miramos y puse la cámara en mi rostro para cubrir mis mejillas ruborizadas por milésima vez —... muy... sutil.
—Gracias — sonrió —Dime, ¿qué hago?
—Sé tu mismo.

Comenzó a calar mientras miraba los árboles que tenía atrás de mí.

—Buena idea la de George mudarse algo retirado de Londres.
—¿Por qué lo dices?
—En Londres todo es igual... calles, casas, edificios... A veces hace falta salir a respirar.
—Es verdad. Nueva York es la ciudad con más movimiento que he visto, y... sin embargo, Arizona es mi lugar preferido... campo, árboles, naturaleza...

Volteó y me miró.

—Deberías ver los campos de aquí. Escocia es mi lugar preferido, todo es en tonos naranjas y amarillos, diferente al típico gris londinense.
—Me imagino... Todo ha de ser fotogénico.
—Demasiado — bajé mi cámara y me miró —... ¿Has terminado?
—Ni siquiera he comenzado.
rió —¿Ah no?

Hundí mis hombros y bostecé levemente, cubriéndome con mis manos. Levanté el brazo izquierdo para ver el supuesto reloj que debía encontrarse ahí, y no estaba.

—Las 2:00a.m. — dijo después de ver su reloj —¿Estás aburrida?
—No, nada de eso, pero... ¿no crees que es algo tarde?
—Ni he sentido el tiempo, y para los otros, el tiempo se ha pasado volando... por suerte, sólo hemos salido a fumar un cigarrillo.

Sonreímos.













...



¡Mis queridas y bellas lectoras!

Antes que nada, me quiero auto-dedicar ese hermoso gif de los hermosos ojos del hermoso de Paul McCartney. 

~ Feliz cumpleaños a mí ~ 

Quise subir sí o sí, y claro que sería aquí ya que las he dejado tanto tiempo.

A mí me agrada mucho esta fanfiction, y espero que a ustedes igual, a ver qué es lo que sucede después ya que por fin apareció *ashjkalsjs* McCartney.

Bueno, espero que estén de lo mejor.

Las adoro muchísimo.

Besos y abrazos.

<3


lunes, 4 de agosto de 2014

2. I Remember You

Febrero:

"¿Cómo puedo comenzar? ... ¿Con un típico "querido diario"? Hmm, no. Hola de nuevo querido amigo, o tal vez amiga, sigo sin decidir qué es lo que realmente eres.

Todo volvió a comenzar... Fue consejo de la psicóloga algo tardado. Me ha recomendado seguir con mi rutina de cada año. Por cierto, ahora es 1966.

Pero comencemos con lo interesante, con lo que verdaderamente me importa, algo que tengo que anotar para recordar siempre:

En el Shea, como ya sabes en el diario anterior; sucedió algo que tal vez hasta el siglo XXI las personas recuerden... El caso es que en aquellos momentos, por los gritos de las mujeres, nunca imaginé que me llegara a emocionar conocer a uno de los cuatro chicos más deseados. Y no, aún no lo sabe Audrey.

Después de que todo comenzara gracias a que el joven caballeroso me ofreciera fuego, platicamos un poco. 

Al final no preguntó si contaba con algún número, ni siquiera mi dirección, o en este caso, mi universidad... no, nada... nada para volver a charlar una noche aburrida.

Dijo: te veré pronto.
Y contesté: ¿cómo estás tan seguro?
Respondió: sé que así será.

George Harrison, qué persona."

1966.

—¿Qué era?

Me dio sus apuntes.

—¿Y dónde era?
—¡Ahí dice!
—... Es algo tarde Audrey, ¿por qué no me acompañas?
—Tengo pereza.
—Audrey por fa...
—Te recuerdo que me debes un favor — interrumpió.
—¿Segura que quieres desperdiciarlo ahora?
—Sí. Ve antes de que se haga más tarde y no se encuentre abierto.

...

Bajé el papel después de leer de nuevo la dirección. Era el lugar apropiado, una botica. Antes de entrar, me pregunté varias veces: ¿por qué carajo elegí estudiar éso?

"Lunes a viernes:
08:00a.m. - 22:00p.m."

Perfecto, me quedaban unos minutos todavía, así podía pasar a esa llamativa tienda de discos en el edificio de al lado que por sorpresa, seguía abierta.

Entré rápidamente y recorrí los pasillos hasta ver a mis cinco chicos favoritos. Miré "Out of Our Heads" unos cuantos segundos hasta que recordé que tenía dinero en los bolsillos. Lo tomé y fui hasta la caja.

—¿Hola? — golpeé levemente el timbre de ahí —¿Hay alguien?

Nadie contestaba.

—¡Tengo prisa y necesito llevarme el disco!
—¿Quién más está afuera? — dijeron del otro lado de una puerta.
—Sólo yo... ya es tarde.
—¿Qué es lo que llevas?
—Unas papas fritas, y más porque aquí sólo venden discos.
rió sarcásticamente —Muy graciosa.
—... ¿Podrías cobrarme? Tengo que ir a otro lugar.
—¿De quién es el disco?
—Sal y entérate.
—¿Cómo sé que estás sola?
—Confía en mí.
—... Que sea rápido.

Salió de la puerta y lo observé... ¿Me están jodiendo?

—¿Cuánto?
—Son 7 euros.
—Vale — busqué el dinero en mis bolsillos.
—Date prisa.
—¿Quién te busca?, ¿la policía?
—¿Por qué tomas el trabajo del ayudante de Freda? — la voz provenía detrás de mí.
—Porque no hay nadie, y los gritos de esta mujer me estaban aturdiendo.
—Aquí tienes — sonreí tiernamente y puse los 7 euros en el mostrador —Mi disco — extendí la mano.
—Ten — lo arrastró por el mostrador y lo tomé.

Al dar media vuelta, no podía creer quién estaba ahí.

—Oh vaya. Tenía razón, sabía que nos volveríamos a encontrar.
sonreí —George... ¿Qué tal?
—¿Qué tal? — repitió igual con una sonrisa —Ven Rich, ella es de confiar.
—Ya veo. No tiene ningún efecto Beatle.
—Así es — me miró —¿Puedo ver qué llevas ahí?

Coloqué el vinilo en toda mi cara.

—Hmmm, es bueno.
lo bajé —¿Sólo bueno?, ¿estás bromeando?
—Un poco — su amigo terminó por acercarse —¿Ya conoces a mi camarada?
—Creo haberlo visto en el Shea, el año pasado.
—¿Ah sí?

Asentí.

—¿Fuiste a vernos al Shea?

Volví a asentir.

—¿Por qué no me dijiste? — preguntó George con media sonrisa, mostrando esos llamativos colmillos.
—No es muuuuuy importante.
—¿Tienes algo nuevo para contar?
—No, nada. Sólo que me he encontrado contigo de nuevo.
—Ya ves lo pequeño que puede ser el mundo.
—Sí, ya veo.
miró a su amigo —¿No llegó el otro par?
—No.
—Cenaremos solos esta vez.
—Eso parece.
—A menos que... ¿Ya cenaste Susanne?
me sorprendió el hecho de que recordara mi nombre —Aún no.
—¿Y a dónde irás ahora?
—A la botica.
—No estarás enferma ¿o sí?
negué —Es por mi... universidad...
—¿Universidad?
—Sí.
—No bastó lo poco que hablamos hace un año... ¿Qué te parece si vamos a cenar los tres?
—Claro — sonreí mientras los miraba.
—¿No te enoja? — miró a su compañero.
—En lo absoluto.

...

Eran ya las 23:40pm. El frío comenzaba a apropiarse de Londres más que de costumbre, pero no le tomaba importancia, no mientras estuviera con ellos dos.

—Susanne, no creo que sepas que se acerca el cumpleaños de George.
—Creo que sí — suspiré.
—Me alegra — rió George —Qué dices, ¿la invito?
—¿Invitarme?
me miró —Tarde o temprano la invitación llegaría a tus oídos...
—Resulta que Lennon lleva invitando a casi todo Londres.
—Oh... — dije aún desorientada —¿Y bien?
—16, Claremont drive.
—En Surrey.
—Este viernes.
—Esperamos que puedas ir.
—Es... una... ¿fiesta?
—Con pastel, gorritos y serpentinas — George guiñó el ojo.
—Tú sólo ve.
—Está bien. Este viernes, Claremont Drive.
—16.
—Surrey.
—Okay.

Seguimos caminando mirando nuestra ruta.

—¿Sabes qué George?
—¿Qué sucede?
—Susanne dice no ser nuestra fan, pero debe aceptar que en realidad lo es.
—¿Por qué lo dices? — reí
—Hace unas horas, la escuché decir mi nombre.
bufé —Vamos, ¿cómo no saber que eres Ringo Starr?
—Dijiste Richard.
—Ringo, Richard... Bueno, es casi lo mismo.

George rió.








...


¡Mis bellas lectoras! 

Me pone muy feliz que les esté gustando la fic. Saben que les agradezco muchísimo.

Aquí tienen otro capítulo, (no me equivoqué esta vez) ... después de casi un milenio.

De verdad lo siento... pero es que he estado más concentrada en I love you, that's all I want to say.

En fin, espero que les guste... ¡Las adoro!

Besos y abrazos.

<3



jueves, 5 de junio de 2014

1. I Remember You

Los días pasaban y la cabaña iba quedando mejor. Aún faltaban muchas cajas... incluyendo la de los diarios encontrados.

Decidí sacar provecho y así, después de un largo baño, descansé y me atreví a repasar la nostalgia.

«Susanne Gretchen: (1965)»

Al abrir aquel cuaderno, me encontré con hojas rasgadas y maltratadas por el paso el tiempo, aparte de las letras completamente borradas en las primeras páginas.
Buscando... encontré donde por fin iniciaría todo.

Diciembre.

"Adiós 1965... 
... Hola 1966"

1965.

—Te noto rara, diferente.
—Lo estoy.
—¿Quieres decirme por qué?
—Thomas... Thomas — repetí decidida —Tú y yo... verás, ya no podemos frecuentarnos.
—¿Qué?
—Lo que dije. Lo siento — tomé mi bolso y me retiré de la mesa.

Al caminar por las húmedas calles de Londres, Thomas no perdió el tiempo en acompañarme.

—¡¿Qué dijiste?!
—Dije que...
—¡¿Por qué carajo?!
—Porque ya fue suficiente.
—Dame una explicación clara.
—Porque no te amo y nunca lo hice, sólo fue... — chasquee los dedos -... ¿comodidad? Quizá, ¿tu dinero?

Me miraba con un gesto algo conocido; era el "¿por qué te robaste los puros de tu padre?"

—Lástima.
—Eres una interesada.
—¿De verdad crees eso? — reí —Adivina qué, yo igual.

...

Después de alejarme por completo de tal idiota, seguí caminando.

Al meter las manos a mis bolsillos, sentí el único cigarro que había sobrado. Lo saqué, algo estropeado por lo guardado que se encontraba.

—Por lo visto, ya no tienes compañía.

Miré alrededor, aún con el cigarro sostenido por mis labios. Un rollo de algún encendedor se escuchó e iluminó el rostro de quién había dicho eso.

—¿Necesitas...?
—Por favor.

Escuche sus pasos que se acercaban a mí.

—Te lo agradezco — di la primera calada a mi cigarro —¿Quieres uno?
—En cuanto sea 1966.

Sin lentes y con tal oscuridad me era difícil ver a detalle para saber qué hombre decidió acercarse a mí.

Un hombre con un acento británico muy sutil.

—Me tengo que ir.
—¿Por qué tan pronto?
reí irónicamente —Quizá porque ni siquiera te conozco.
—Pero lo harás... Prometo no ser como el fracasado de hace rato.
—Con que, ¿eres entrometido, ah?
—Sí, algo. Debo reconocer que eres una chica con actitud.
—Bueno... exactamente no soy así.

Reí y volví a meter mis manos a los bolsillos para seguir caminando por ese largo callejón oscuro.

—¿Puedo ir contigo?
—... Está bien... Me gusta escuchar tu acento británico.
—Inglés.
—¿Perdón?
—Es inglés... Soy inglés.
—Disculpa, sigo sin poder diferenciar eso. Pero mejor aún, un inglés... ¿De qué parte?
—Uhm, Liverpool. ¿De dónde eres tú?
—Estados Unidos.
—¿Ciudad?
—Nueva York.
—Entonces eres Neoyorquina.
—No, soy mexicana — dije sarcástica.
—Bien, bien... Neoyorquina — rió.
—Así es... Y, ¿qué te trae por estos callejones?
—Estaba con unos amigos... pero me aburrí del bar y decidí salir a disfrutar la ciudad en sus últimos ratos de este año. Hacía tiempo que no la visitaba a detalle.
—Hiciste lo correcto, aunque deberías disfrutar más aparte de estar con una chica desubicada sin nada que hacer.
—Hasta ahora lo único divertido que he encontrado es estar contigo...
—Eres muy dulce pero me temo que estás equivocado. He llegado hace tres semanas me parece, y conozco buenos lugares... ¿Qué te parece comenzar bien otra mitad de los 60s?
—Creo que ya es algo tarde.
—¿Tan pronto te vas?

Paramos de caminar.

—Sí...
—Qué mal... Comenzabas a sonar interesante.
—Me gustaría seguir platicando contigo, pero no había notado la hora hasta que pasamos por el negocio anterior pronto será otro día y es que, tengo tiempo límite.
—Tus amigos son algo especiales.
—Sólo mi mánager.
—¿Mánager?, ¿de qué hablas?
—Oh vaya, siento no decirte mi nombre pero temí que fueras una fanática.
—¿Eres un Rolling Stone?
rió —Claro, el sexto Stone.
—Ah... — reí nerviosamente —Sin bromas por favor, no quiero que salgas de aquí sin ninguna prenda.
volvió a reír —¿Querrás decirme tu nombre?
—¿Me dirás el tuyo?
—Seguro.
—Soy Susanne Gretchen, mucho gusto.
—Me agrada tu nombre
—Gracias — sonreí un poco, aunque él no lo notara.
—Mucho gusto. Ahora supongo que voy yo.
—En eso quedamos.
—... ¿Me dejarás correr?
—No me jodas con que sí eres un Stone.
—Bien, creo que no eres una fanática... o bueno, no una de nosotros.
—Vamos, tu mánager te regañará.
rió —Sigamos caminando.

Pisadas en el húmedo callejón se escucharon seguir, así que comencé a caminar siguiendo su ritmo.

—¿A dónde vamos?
—Adonde podamos vernos.

Caminábamos hacia el final del callejón... donde por fin había luz.

—... Eres... eres... — me encontraba sorprendida.
—Tú eres... vaya, sabía que serías muy linda.
sonreí —Entonces... ¿ya tienes que marcharte?

El reloj había sonado, tres timbres para ser exactos. Los cohetes no tardaron en aparecer al igual que los gritos que provenían de algún bar.

asintió —Feliz año nuevo, Susanne.
—Feliz año nuevo... George...
—Harrison.












...



¡Bienvenidas hermosas y nuevas lectoras! 

Bien, con este capítulo comienzo por aquí.

Les agradezco muchísimo por leer, unirse y esperar demasiado tiempo sólo para ésto.

Besos y abrazos.

<3




sábado, 26 de abril de 2014

Comienzo.

2013.



—¡Hey, James!
—¿Dime?
—Podrías dejar esas cajas... ¿apartadas de las demás?
—Claro.

Después de observar el atardecer, tomé un sorbo de la bebida que me acompañaba y decidí sentarme ahí mismo, en el verde césped.

—Papá, ¿qué sucede? — frotó mi espalda.
—Oh, no es nada...
—¿De verdad?

Asentí delicadamente y la miré.

—¿Seguro que quieres hacer esto?
—Sí Mary, ya no hay vuelta atrás.
—Deberías pensarlo, estar lejos de Londres no es fácil... Es un cambio muy radical.
—Comprendo pero, necesitaba vacaciones... Ya sabes. Tengo que despejar mis ideas y acomodarlas en canciones.
sonrió —Por eso y más me siento muy orgullosa de ser tu hija — tomó asiento al lado de mí —¿Qué dijo Nancy?
—Todo bien... Está tan ocupada con sus negocios viajando de un lugar a otro que supuso que lo mejor era que hiciera lo mismo, ya que no he planeado una nueva gira.
—Entiendo. Debo aceptar que igual me agradó la decisión que tomaste. ¿Qué sientes al regresar de nuevo a la naturaleza?
sonreí —Me siento relajado... feliz... aliviado.
—¡Listo! — interrumpió James mientras sacudía sus manos.
—... Papá, ¿seguro que estarás bien?
—No puedo estar más seguro Mary, agradezco que se preocupen por mí. Pero estaré bien.

Sonrieron no muy seguros.

—Niños, desde antes que nacieran... He pasado días de solitario y creo que me asientan mejor de lo que creo.
rieron —Bueno. No olvides llamar, cualquier cosa...
—No lo olvidaré, saluden a Stella de mi parte.

Asintieron aún no muy decididos.

-Estaré bien, ¡lo prometo!

Mary se acercó a mí y beso mi mejilla al igual que James.

—Te amamos.
—Y yo a ustedes — sonreí.

...

Me encontraba sacando, limpiando y acomodando las cosas que viajaban en las cajas. Cansado, tomé asiento en el suelo y observé la cabaña de re-ojo.

Paredes, madera vieja, la chimenea y... unas cajas pegadas con cinta y rasgadas al final, color en tono amarillento, quizá algo viejo. No recordaba tenerlas, así que por la curiosidad me acerqué en rodillas, quité la cinta y una pequeña ola de polvo salió haciéndome toser.

"¿Qué es esto?" pensé, puesto que no recuerdo tener la costumbre de empacar algo que tuviera aspecto viejo y polvoso.

Con mi mano derecha sacudí lo que se guardaba ahí...

No podía... no podía creerlo, ¿Cómo pude olvidarme de esto? Hacía días, meses, años... Quizá más de una década que no abría ésta caja.

Apresurado, voltee el pesado objeto y cayeron alrededor de unas veinte o más libretas de pasta gruesa provocando un leve crujido en la madera del suelo.

Rápido recordé la tienda de antigüedades a la que acudía frecuentemente, un típico olor a guardado o claro, antiguo.

Tomé una libreta al azar y soplé:

«Susanne Gretchen: (1968)»

Abracé el tesoro fuertemente, mi respiración tomó aceleración y una gran nostalgia se apropió de mí. Recordaba muy bien qué eran aquellos cuadernos.

Reaccioné inmediatamente al recordar los años... Seguro y todo tenía un orden específico así que volví a buscar entre los diarios y claramente tenía razón, sostuve la libreta más antigua entre todas, pude notarlo por su aspecto y acabado.

«Susanne Gretchen: (1965)»