viernes, 25 de marzo de 2016

13. I Saw Her Standing There

1966

Desperté por el frío que entraba por la pequeña ventana de al lado, miré el reloj que marcaba exactamente las 10:00am. Salté rezando para no encontrar a los padres de Ruth en casa, pues ya era tarde.

.... Hablando de eso, todo había quedado aclarado. Ayer en la larga charla, Paul me explicó que Ruth era algo así como su hermanastra; Jim se había juntado con Angie hace pocos años, adoptando así a la pequeña. De cualquier manera, se querían como la familia que eran.

En fin, después de lavar mi rostro, dientes y acomodar mi cabello, salí al pasillo.

—¿Paul? — toqué dos veces la puerta de la habitación donde él se había quedado, al momento se entreabrió la puerta.

El cuarto estaba vacío, y la cama estaba tendida... no pensé nada más hasta que fui al living y miré un pedazo de papel reposando en la mesa de centro, junto a las dos tazas de té vacías. Caminando a la cocina con ellas para lavarlas, leí el recado:


"Susanne:
lamento irme sin avisar pero no quería despertarte... 
Brian llamó muy temprano y bueno, cosas de beatles. 
Espero que hayas dormido bien, gracias por cuidar de Ruth.
Nos vemos pronto.

PD: ah, y gracias por el té junto con una interesante charla también"


Sonreí sin más, de pronto escuché un automóvil estacionarse... habían llegado.


...


—¡Daniel, estoy en casa! — grité cerrando la puerta —Bueno... en el departamento.

Dejé mi bolso en el sofá para caminar hacia su habitación esperando que no estuviera con una chica ya que sería algo incómodo... por suerte, se encontraba solamente abrazado de sus almohadas.

—Danny... — musité —¡Daniel!
—¿Eh? — volteó rápido hacia mí.
—Despierta cariño.
—Ya desperté, gracias por gritarme al oído. ¡Hasta que te veo mujer! — frotó sus ojos y se sentó —¿Dónde te habías metido?
—En Liverpool.
—¿Y por qué no avisaste?
—Se me pasó... — mentí —Aparte no recordaba el número telefónico de aquí.
—Ajá sí — de pronto cambió su expresión como si algo lo hubiera pinchado —Espera espera espera... ¿te acostaste con McCartney?
—¿Qué dices?, ¡claro que no!
—¿Segura?
—Sí, estoy segura de lo que hago... solamente platicamos y dormí en una habitación fría, extrañando mi cama.
—¿Dormiste con él?
—¡No Danny!
—Te quiero sí, y confío en ti pero...
—Es en serio. Llegó siglos después y no pude regresar ya que no había tren tan tarde, así que me quedé... no tuve opción.
—Me hubieras hablado y hubiera ido por ti.
reí —Por favor.
—De verdad, hubiera preferido eso a que a mi linda Sue la violaran.
volví a reír —Punto número uno: no me acosté con nadie, y menos con él... te lo juro por Mick Jagger. Punto número dos: estabas en un pub, ¿o me equivoco?
—No, no te equivocas.
—¿Lo ves?
—Bien, te creo... pero, ¿ni siquiera un beso?
—Ni siquiera un roce de manos por accidente.
—Me siento orgulloso ah, no has caído en la tentación del chico aquel.
—Igual me siento orgullosa, créeme. Pensé que caería... — reí tratando de olvidar lo último que dije.
—¿Qué acabas de decir?
—¿Qué de qué? — encarnó una ceja —Prepararé té, ¿si?
—Sí, claro — me seguía mirando algo extraño.

Entonces salí de la habitación, suspirando de alivio.


...





—¿Nada de nada?
—Nada de nada.
bufó —Qué mal.
—¿Qué tiene de malo? — pregunté sin verlo, y cubrió mis notas para así llamar mi atención.
—Despierta McCartney, pudiste haberlo hecho.
—Pude, pero no — sonreí —Verás... platicar con ella me fue entretenido.
—Pudiste, pudiste — negó cabizbajo y chasqueó la lengua.
—John, por favor. Es linda, tiene lo suyo... pero me di cuenta que es diferente a muchas otras chicas... no pensé en otra cosa que no fuera platicar.
—¿Estás seguro?
—Bueno... tiene lindos labios, y es difícil no quedarte segundos mirándola fijamente... el caso es que no es de esas que te dejan fácil el camino.
—Pero eres Paul McCartney.
—Te repito: ella es diferente.
—¿Tú sigues con el pensamiento de que es pequeña para ti?
—Es menor sí, pero me di cuenta que es muy madura.
—Eso quiere decir...
—Eso quiere decir que somos amigos — interrumpí —Y listo. Ahora, ¿podemos comenzar a grabar?


... al siguiente día...


No hay nada peor que regresar a la universidad, al menos para Susanne que pensaba una y otra vez sentada en la cama.

Navegaba los ojos por la habitación, ¿qué haría ahora? Discos esparcidos por el living, su ropa doblada en cajones, y claro que extrañaría el sol que entraba por el gran ventanal que adornaba esa pared con tapiz floreado.

—Toc, toc... ¿se puede?
—Claro — respondió sin voltear.
—¿Lo sigues pensando?
asintió —Y sigo indecisa.
—Qué novedad — bromeó, riendo un poco pero al ver que la chica solo sonrió sin ánimo, se calló por completo —Oh vamos... — suspiró tomando asiento a su lado —... no es tan difícil.
—Danny, siento que necesitas tu espacio.
—Mi espacio es muy grande y puede ser compartido — Susanne enfocó su mirada en él —Necesito que estés conmigo Sue, porque... ¿sabes?, extrañaré que me regañes por no recoger la ropa del pasillo... por no dejarte agua caliente en las mañanas, y por muchas cosas más.
sonrió —A ver repite eso.
—¿Qué?
—Lo que dijiste al principio.
—¿Que extrañaré que me regañes...?
—No no, lo que dijiste antes.
—¿Qué dije?
—Que necesitas que esté contigo.
rió —¿Para qué quieres que lo repita?, salió tan repentinamente.
—Repítelo, vamos.
—No.
—Anda... ¿si?
—No — golpeó su hombro —Ya Sue, quiero que te quedes. Estamos solos en Londres, tus padres están en Manhattan y los míos en Florencia... así nos hacemos compañía, sabes que eres una pequeña hermana para mí.
—Ay, qué tierno... sólo por eso, tienes puntos a tu favor.
—Qué tonta eres — rieron.
—Te quiero, y lo pensaré... ahora debo ir a la universidad, me temo que ha llegado Audrey.
—Uy, mi chica favorita.
—¿Perdón?
—Que... tú eres más que una chica favorita — sonrió —Invítala, ¿quieres?
—Le comentaré, pero no te hagas muchas ilusiones.


...


Llegué a la universidad temprano, se sentía un poco más habitada que la última vez; claro, las clases comenzaban mañana, de hecho yo debería estar en el pasillo con mi equipaje, preparada justo para el regreso a la rutina...

... Por suerte no era así, al menos pensaba varias veces lo que me había propuesto Daniel... sí, era quedarme en su departamento quizá por... ¿siempre?

—¡Audrey! — grité mientras tocaba la puerta, sintiendo así la mirada de unas chicas detrás de mí... provocando que volteara —¿Se les perdió algo? — pregunté, y desviaron la mirada.
—¡Sue! — gritó igual, abriendo por completo la puerta para abrazarme después.
—Hola cariño, ¿acabas de llegar?
—Sí, hace como dos horas y media.

Pasamos a la amplia habitación.

—¿Y tus cosas?
—Eh... eh... ¿cómo comienzo? — musitó.
—¿Cómo comienzas qué?
—¿Eso lo pensé o lo dije?
—Susanne, no te hagas la loca... bueno, estás loca pero...
—Bien bien, te explicaré — interrumpió —Daniel... ¿te acuerdas de Daniel?
—Ajá sí, ¿por qué?... ¿son novios?
—Sí pues, espera... ¡¿QUÉ?!
—¡Joder Sue!
—No no no, jamás... — pasé saliva guardando el asco —Mira, cállate un rato y presta mucha atención.
bufó —Te escucho.
—Bien — aclaré la voz, acomodando las palabras —Daniel es mi amigo ¿no?, bien... pues, todas estas semanas he estado con él en su departamento, tengo un cuarto independiente y sólo somos amigos... — abrió la boca, pero antes de que dijera algo la interrumpí —No... no nos hemos acostado y nunca nos acostaremos porque nos tenemos asco mutuo, bla bla blá... además siente atracción hacia ti.
—¿Qué?
—¡Sorpresa!
—Oh... — sonrió —Te diré que no está nada mal, eh.
—Ew... — sacudí la cabeza —En fin, ¡déjame seguir!
—Sí, tú sigue.
—Ok, entonces me ha ofrecido quedarme todo el tiempo que quiera.
—¿Seguro que no le gustas?
—Ay mujer, estoy segura. Resulta que sabe que odio la universidad, además que él vive solo y bueno, nos llevamos muy bien... le he tomado cariño de hermano y pues... de cualquiera manera no me quedaría por mucho tiempo.
—¿Por qué?
—Porque... te lo diré pero necesito que guardes compostura.
—Dios mío Sue, ¡termina de una vez!
cerré los ojos, apretándolos un poco —Tengo un nuevo trabajo.
—¿En serio?, ¿de qué o qué?
—Fotógrafa.
—Groovy...
—Sí... y... es con... — abrí primero un ojo, preparándome para su reacción —... con The Beatles.
—¡¿QUÉ?! — gritó levantándose de un salto —Espera, no te creo.
—Créeme. Iré a Tokio con ellos, y seré algo así como su fotógrafa de gira.
—No bromees con ellos, por favor.
—Te lo juro por mis discos de los stones.
—¿Y cómo?
—Es una larga historia — tomé asiento en la cama, calmándome un poco.
—¿Quieres ir por un café?
—Pensé que no lo dirías.


...


Audrey tenía un café americano frente a ella, y yo opté al final por un té un tanto amargo... vaya, no quería que lo inglés se me pegara pero vamos, un té no le hará daño a nadie.

—¿Y bien?
—¿Desde el principio?
—Tengo todo el tiempo del mundo.
—Ok — aclaré la voz —Pues era principio de año y salí con Thomas... ¿recuerdas que te dije que lo cortaría?
—Sí, pobre tipo.
—Bien, y así fue... hasta ahí te conté, pero no lo que pasó después. Por azares del destino me encontré con el mismísimo George Harrison, y bueno, después de eso jamás pensé verlo de nuevo.
—¿Cómo carajo te encuentras con alguien tan importante de la nada?
—Ni siquiera yo lo supe. ¿Por qué yo?, ¿en aquel lugar?, ¿con George Harrison?... ahora que lo pienso... Thomas era un chico que no sufría nada por dinero, y ese día fuimos a uno de los callejones más lujosos, pudo ser por eso — comencé a jugar con la cucharita del azúcar.
—Iré más seguido por allá, ¿dónde dices que fue?
—Por... ¡ay no sé!, tenía poco tiempo de haber llegado aquí.
—Vaya prima, qué servible eres.
—Ya pues, el día que me mandaste por las medicinas de tu tarea a la botica, resulta que al lado había una tienda de discos que era de nadie más y nada menos que del mismo mánager de ellos, y pasé claro... encontrándome con Ringo, y George después — miré su gesto de sorpresa —Como el pequeño George me reconocía, me invitó a salir junto con Ringo esa misma noche.
—Sí, recuerdo que te esperé hasta la madrugada.
—Ah sí, y perdiste la primera clase al día siguiente por no despertar.
—Ajá, así es.
—Fue karma, lo siento.
—¿Puedes proseguir?
—Sí, pero lo que sigue... prométeme que no me guardarás rencor: mira, esa noche me invitó a la fiesta que haría en su casa por su cumpleaños.
—¡Maldita, y no me invitaste!
—Shhh, guarda silencio mujer. No te invité porque solamente fui yo, era muy exclusiva — mentí, sintiéndome algo mal... pero no tanto.
—¿Y después?
—En la fiesta me encontré con McCartney.
—Dios mío...
—No no, con Paul McCartney.
—¡Ya sé tonta, es una expresión!
reí —Pues eso. Platicamos, fumamos, la pasamos bien.
—¿Se acostaron?
—No, ¿tú piensas que me acuesto con cualquiera?
—Es Paul McCartney, no es cualquiera.
—Para mí sí, no es un Mick Jagger.
—Ew, por suerte no es un Mick Jagger.
—¡¿Vas a empezar?!
—No no, tranqui... sigue tu historia mejor.
recargué la barbilla en mi mano —Ese mismo día conocí a John.
—Tu beatle favorito.
—A ver, yo jamás dije que fuera mi beatle favorito, sino que si tuviera que elegir a un beatle, claramente sería él.
—¿Y bien?
—Fue divertido. Después de aquella noche, coincidimos en la tocada de The Who y le pasé el número del departamento de Danny... nos comunicamos, y le informaron a Brian Epstein, su mánager...
—Sé quién es su mánager.
—¿Ah si?
—Todos lo saben.
—Yo no lo sabía.
suspiró —Sigue.
—¡Ah! Para eso, cuando conocí a Paul, le había dicho que era algo así como fotógrafa, hasta le tomé una secuencia, días después me encontré con George dándole esas fotos para que se las diera a Paul.
—Me estoy confundiendo. ¿A quién le diste tu número?
—A John, y él se lo dio a Brian Epstein que después se comunicó conmigo.
—¿Y por qué me dijiste lo anterior?
—Porque le tomé fotos a Paul McCartney, y sólo quería decirlo... — reí y observé su expresión —Bien, iré al grano.
—Por favor.
—Soy niñera de la hermanastra de Paul.
—¿Ah si?
—Sí, Brian se comunicó conmigo preguntando acerca de mi trabajo y me citó, entonces ese día Paul y George estaban con él... pues, platicaban algo de que hacía falta una niñera en casa del padre de Paul y, me ofrecí... aparte, tengo trabajo con ellos para el próximo mes.
—¡Vaya!
—Así es...
—Me alegro la verdad... pero sigo sin creerte.

Me di una pequeña palmada en la frente.

—Odio que me pese que no me creas, pero el viernes después de la universidad te vas conmigo.
—¿Y si salgo con mi novio?
—¿Tienes novio?
rió —No, pero hay chicos de nuevo ingreso muy guapos.
—Puedes tener novio, pero después del viernes.


...


Salimos de la cafetería y al instante me despedí de Audrey que tomó ruta hacia mi antigua habitación. Al final de aquella larga y confusa charla, le dediqué unos minutos a explicarle que estaba decidida a dejar mi carrera, pero que mientras tomaría clases normales... simulando que tenía pensado qué hacer con mi vida por los últimos meses.

Al caminar hasta la salida, me encontré con alguien ya conocido.

—No se te ha "caído" ninguna moneda pero, quiero saludarte.
—Miles, hola — sonreímos.
—Hola Susanne, qué gusto verte. ¿Cómo has estado?
—Todo tranquilo hasta hoy... ¿qué tal tú?
—Pues me sigo acostumbrando al campus. Cierto, mañana entran las otras dos áreas.
suspiré —Sí.
—¿Te hospedas aquí?
—Me hospedaba... ahora tengo un pequeño cuarto por la ciudad.
—Oh... qué groovy — sonrió —Igual vivo en la ciudad por suerte, me es más fácil. ¿Ibas de salida de nuevo?
—Me temo que sí.
—Pues yo ya no debo tomar otra clase, ¿puedo acompañarte?
—Claro, vamos... — comenzamos a caminar.
—¿Vienes en auto?
—No, he tomado un bus.
—Si quieres... te puedo acercar a la ciudad.
—Eh...
—No es molestía, si eso estás pensando.
—Pues... claro, ¿por qué no? — sonreímos.



...




Tantos siglos... lo siento muchísimo.

Tantas cosas en las que tengo la cabeza, que se me pasan los días y bueno. 
Pues nada en sí, ¿qué tal todo?... espero que se encuentren muy bien, y que estén disfrutando sus vacaciones.

Las adoro muchísimo, y mil gracias por el apoyo.

Besos.

<3 <3

PD: bienvenida ma. eugenia :-)